Historia

Historia del Perú: desde los primeros pobladores hasta la actualidad


La historia del Perú comprende todo lo sucedido desde que los seres humanos llegaron a su territorio hasta la actualidad. La teoría más extendida sostiene que los primeros humanos llegaron a tierras peruana desde el continente asiático, sobre el 13 000 a. C., aunque existen importantes divergencias en esa fecha.

Estos primeros humanos eran nómadas y sobrevivían gracias a la caza y la recolección. Se considera que la primera civilización en el Perú fue la Caral, ubicada en la costa central del país. Tras ella aparecieron otra serie de civilizaciones hasta que los incas formaron un importante imperio que controló todo el territorio.

El dominio inca terminó cuando los conquistadores españoles llegaron a sus tierras. La conquista desembocó en varios siglos de dominación española en el denominado vierreinato del Perú. En 1821, tras varios años de guerra, el país declaró su independencia, aunque esta no se consolidó hasta unos años más tarde.

Las siguientes décadas fueron muy convulsas, con varias guerras civiles y con otros países latinoamericanos. La situación a finales del siglo XIX y principios del XX continuó sin ser estable, con diferentes mandatarios, muchos de ellos dictatoriales. Los militares también tomaron el poder en varias ocasiones y el terrorismo estuvo presente hasta casi el siglo XXI.

Índice del artículo

División tradicional

La división tradicional de la historia del Perú es la siguiente:

– Época precolombina o Antiguo Perú: desde la llegada de los primeros habitantes hasta la conquista española. Está dividida entre la época preincaica y la incaíca.

– Descubrimiento y conquista: desde la llegada de los españoles a Perú hasta la conquista definitiva del territorio.

– Virreinato: a partir de la creación del virreinato del Perú, en 1542, hasta la batalla de Ayacucho, en 1824. Dentro de esta se distingue la época de la emancipación e independencia, toda la lucha contra los españoles.

– Época republicana: desde la creación de la República peruana hasta la actualidad.

Época precolombina

Según los restos arqueológicos encontrados, el ser humano llegó a tierras peruanas hace unos 13000 años, durante el Pleistoceno.

Estos primeros habitantes estaban organizados en clase y bandas. Su supervivencia dependía de lo que cazaban y recolectaban, además de pescar y recoger mariscos en la costa. En esos momentos, sus herramientas eran elaboradas con piedra tallada.

Este tipo de modo de vida, nómada y cazadora-recolectora, se mantuvo durante miles de años. El cambio llegó durante el llamado Protoneolítico, a partir del 5000 a. C., cuando los seres humanos empezaron a usar la agricultura. Esta actividad, unida a la mejora del clima, también propició que comenzara la evolución hacia el sedentarismo.

Época preincaica

La etapa preincaica engloba a todas las culturas que surgieron en Perú antes de que los incas crearan su poderoso imperio. Estas civilizaciones aparecieron en todo el territorio y, en muchas ocasiones, mantuvieron cierto contacto entre sí. La evolución de estas culturas fue determinante en el proceso que llevó a la formación del estado incaico.

La primera de las grandes civilizaciones peruanas en la etapa anterior a los incas fue la de Caral. Esta apareció alrededor del 3200 a. C. y mantuvo su influencia hasta el 1800 a. C. Cuando esta cultura desapareció su puesto fue ocupado por otros nuevos centros culturales, también en la costa.

Una de las culturas más importantes fue la Chavín, que se convirtió en el centro principal de las sociedades agrícolas hasta el 200 a. C.

Tras Chavín se desarrollaron los estados de Nazca y Moche, en el sur y en el norte respectivamente. Mientras, en el Altiplano se estaba produciendo el ascenso de la cultura Tiahuanaco.

Las culturas Nazca y Tiahuanaco influyeron de manera muy notable en la aparición del Imperio Huari, el primero existente en el Perú. Su territorio llegó a abarcar desde los Andes hasta Cajamarca.

Alrededor del año 1000, los huaris comenzaron a perder el control del territorio que habían conquistado. En su lugar se desarrollaron varios estados diferentes, como Chimú y Chincha.

Etapa incaica

Los incas iniciaron su proceso para crear un gran imperio tras derrotar a los chancas en 1438, aunque el origen de este pueblo es bastante anterior. A partir de ese momento extendieron su dominio hasta convertirse en el estado más grade de todo el continente americano.

Este Imperio era también conocido como Tahuantinsuyu, palabra que, en quechua, significa “cuatro regiones”. El origen proviene de la división administrativa del imperio, que fue dividido en esas cuatro regiones con la capital, Cuzco, en el centro.

Los incas fueron grandes conquistadores y, en su momento de mayor esplendor, controlaron un territorio que iba desde el norte de Chile al sur de Colombia. Su población alcanzó los 12 millones de habitantes.

Con el Sapa Inca al frente, la sociedad inca se encontraba fuertemente jerarquizada, aunque eso no implicaba que no se concediera una gran importancia al colectivo. Así, el estado se encargaba de distribuir los recursos obtenidos por los diferentes trabajos, especialmente por la agricultura.

Después de vivir una etapa de crecimiento, el Imperio inca entró en crisis por el fallecimiento del Sapa Inca Huayna Cápac. Sus dos posibles herederos, Huáscar y Atahualpa, se enfrentaron en una guerra civil que debilitó sus fuerzas y favoreció la conquista española. A esto hay que unir el estallido de varias epidemias y de una gran crisis económica.

Descubrimiento y conquista

Después de que Cristóbal Colón llegara a tierras americanas en 1492, los españoles comenzaron un proceso de conquista y colonización. Uno de los lugares que primero dominaron fue Panamá. Las noticias de la existencia de un fabuloso y rico imperio llegaron a ese lugar y pronto se organizaron expediciones para conquistarlo.

Francisco Pizarro fue quien más empeño mostró en comandar esas expediciones. Junto con sus socios Diego de Almagro y el sacerdote Hernando de Luque creó una compañía para llevar a cabo la conquista.

Primeros viajes de Pizarro

Los tres socios consiguieron que el gobernador de Castilla de Oro, Pedrarias Dávila, diera el visto bueno a la expedición. El 13 de septiembre de 1524, Pizarro partió de Panamá rumbo al sur.

Esta primera expedición estuvo repleta de problemas para Pizarro. Las provisiones comenzaron a escasear y los conquistadores debieron permanecer 47 días en las costas colombianas esperando que Almagro llegara con más alimentos. Treinta tripulantes fallecieron y el lugar fue bautizado como Pueblo del Hambre.

Después de varias semanas de viajes, Pizarro logró alcanzar Perú, pero sin poder desembarcar ante el ataque de un grupo de indígenas. Finalmente, la expedición decidió regresar a Panamá.

El segundo intento de conquista se produjo en 1526. La dureza del trayecto provocó que uno de los expedicionarios que regresaban a Panamá presentara una queja al gobernador para que obligara a Pizarro a detener el viaje.

Mientras, Pizarro debió enfrentarse a una tripulación cada vez más desesperada. En la isla del Gallo, el conquistador trazó una línea en la arena y pidió a los que quisieran continuar con él que la cruzaran y se pusieran a su lado. Solo trece los hicieron.

Con esos hombres, Pizarro a la isla de Gorgona, donde recibió nuevos refuerzos. Con más fuerzas, llegaron a un asentamiento llamado Tumbes, en el noroeste del Perú. Fue la primera ciudad inca que vieron los españoles, que quedaron convencidos de las riquezas del Imperio. Pizarro dio orden de regresar a Panamá para buscar más recursos.

Captura de Atahualpa

Antes de emprender un nuevo viaje, Pizarro viajó a España para negociar con el rey las condiciones de la conquista. El resultado fue la firma de la Capitulación de Toledo, que nombraba a Pizarro gobernador de Perú cuando lograra conquistar el territorio.

El acuerdo también concedía a los socios de Pizarro riquezas y cargos, pero en menor medida que el conquistador extremeño. Esto provocaría muchas disputas e incluso enfrentamientos armados entre ellos.

El tercer viaje comenzó a principios de 1531. El 15 de agosto de 1532, Pizarro fundó la primera ciudad española del Perú: San Miguel de Piura. Más adelante, el conquistador recibió noticias de la presencia de Atahualpa en Cajamarca y decidió dirigirse a esa localidad. Cuando llegó, solicitó reunirse con el gobernante inca.

El 16 de noviembre de 1532, los españoles exigieron a Atahualpa que se convirtiera al cristianismo y que pagara tributo al rey de Castilla. El Sapa Inca se negó y los españoles, que ya estaban preparados, atacaron a la comitiva inca, que había acudido prácticamente desarmada.

Tras la matanza que se produjo, Pizarro capturó a Atahualpa. Este estuvo preso durante unos meses, hasta que fue juzgado acusado de múltiples cargos, entre ellos el de traición, herejía o preparar una sublevación. Atahualpa fue ejecutado el 26 de julio de 1533.

Conquista del resto del Perú

Mientras Pizarro estaba en Cajamarca, Diego de Almagro había partido desde Panamá con tres barcos y había llegado al actual Ecuador. Pizarro recibió las noticias sobre su llegada en enero de 1533.

Otros tres barcos, procedentes de Nicaragua, también alcanzaron las costas peruanas. Con esos nuevos refuerzos, los españoles empezaron una nueva etapa de conquista. Esta, tras la muerte de Atahualpa, consistió sobre todo en consolidar su triunfo y en repartirse el botín.

En esos momentos, todo el norte de Perú estaba en manos españolas, con la excepción de pequeños focos de resistencia. Para acabar con estos focos, Pizarro partió hacia Cuzco.

Durante el camino, los españoles recibieron algunos ataques por parte de grupos incas, pero sin éxito. Antes de llegar a Cuzco, Pizarro se reunió con Manco Inca, hermano de Huáscar y, por lo tanto, familiar de Atahualpa.

El objetivo del español era lograr su ayuda para entrar en Cuzco sin tener que luchar. La ayuda de Manco Inca fue recompensada con su nombramiento como Sapa Inca, aunque vasallo del rey de Castilla.

Guerra civil entre los conquistadores

La toma de Cuzco, en 1534, está considerada como el final de la conquista española. Sin embargo, esto no significó la pacificación de la zona, ya que pronto comenzó una guerra entre los dos conquistadores: Francisco Pizarro y Diego de Almagro.

Fue el primero el que, en un primer momento, se hizo con la victoria. Almagro fue ejecutado en 1538, pero eso no detuvo la guerra.

Diego de Almagro, el Mozo, ocupó el puesto de su padre. Sus hombres asesinaron a Francisco Pizarro en 1541 y él se autoproclamó gobernador del Perú. Además, lideró una rebelión contra las autoridades que el rey de España había nombrado.

Finalmente, la rebelión fue derrotada en la batalla de Chupas y Diego de Almagro “el Mozo” fue ejecutado.

Este conflicto, que se alargó aún más en el tiempo, fue una de las razones que llevaron al rey a crear el virreinato del Perú.

Virreinato del Perú

El Virreinato del Perú fue creado el 20 de noviembre de 1542 mediante las Nuevas Leyes de Indias promulgadas por el rey Carlos V. Con esto, el monarca buscaba terminar con los enfrentamientos que se desarrollaban en el territorio y afianzar el poder de la Corona.

Este virreinato comprendía una gran extensión de territorio. En su momento de mayor tamaño, abarcaba, además del actual Perú, a Ecuador, Bolivia, Colombia y partes de Argentina y Chile. Sin embargo, las reformas borbónicas provocaron que perdiera parte de este territorio.

Leyes Nuevas

Las Leyes Nuevas no solo tenían el propósito de consolidar la autoridad del rey de España en los territorios americanos, sino que también intentaba que cesaran los abusos contra los indígenas.

Con estas leyes, la Corona creó la Real Audiencia, un organismo destinado a administrar justicia penal y civil. Además, se prohibían los trabajos forzados de los indígenas y se abolieron las encomiendas hereditarias.

Poco después de promulgar estas leyes, el rey abolió las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León, que fueron sustituidas por el gobierno del virreinato. La capital se estableció en Lima, entonces llamada Ciudad de los Reyes.

Primeros virreyes

El primer virrey del Perú fue Blasco Núñez Vela, cuyo nombramiento se produjo el 1 de marzo de 1543. Sin embargo, apenas tuvo autoridad real en el territorio, ya que los partidarios de los fallecidos Pizarro y Almagro continuaban luchando por el poder.

Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, asesinó a Nuñez Vela, lo que causó la respuesta inmediata de la Corona española. El rey envió al virreinato a Pedro de la Gasca, al que concedió el título de Pacificador, para que terminara con el conflicto. Su primer éxito fue convencer a los capitanes de Gonzalo Pizarro para que lo abandonaran y apoyaran a la Corona.

En 1548, en una batalla cerca de Cuzco, Gonzalo Pizarro fue derrotado y capturado. Poco después, fue ejecutado por alta traición.

Además de esta misión, Pedro de la Gasca también había recibido el encargo de restablecer el orden. Entre sus medidas para lograrlo destacó la recuperación de las encomiendas y su distribución mediante el denominado Reparto de Guaynamarina.

Este reparto incluía el nombramiento de un funcionario gubernamental que se encargara de asignar los trabajadores a cada explotación. Aunque se suponía que esto iba a acabar con el abuso hacia los indígenas, en la práctica esto no sucedió.

En 1551 fue nombrado un nuevo virrey, Antonio de Mendoza y Pacheco, quien había ocupado el mismo cargo en Nueva España.

Álvarez de Toledo

La inestabilidad en el Virreinato del Perú continuó hasta el nombramiento de Francisco Álvarez de Toledo como nuevo virrey. Su mandato se prolongó entre 1569 y 1581 y está considerado como el más eficiente en la historia del territorio.

Álvarez de Toledo estudió en profundidad la historia reciente del virreinato antes incluso de llegar a América. Con la información recabada, comenzó a corregir los errores.

El nuevo virrey recorrió las distintas zonas del virreinato y elaboró un registro de los recursos materiales y humanos disponibles. Cuando obtuvo el número de posibles tributarios, ordenó crear las reducciones, pueblos indígenas en los que vivían 500 familias. Gracias a esto pudo calcular los impuestos que debían pagar.

De igual forma, dio un impulso a la mita para que el trabajo de los indígenas estuviera mejor distribuido. Envió trabajadores a las minas de Potosí y a las de Huancavelica, lo que aumentó su producción.

Reformas borbónicas

El cambio de familia reinante en España provocó una serie de transformaciones en las colonias americanos. La nueva dinastía, la Casa Borbón, promulgó varias leyes en el siglo XVIII que buscaban limitar el poder de las autoridades locales del virreinato y reforzar el de la Corona.

Estas nuevas leyes, conocidas como Reformas borbónicas, incluían aspectos como la creación del sistema de intendencias y la eliminación de la figura del corregidor y del alcalde mayor. Igualmente, la hacienda pública quedó reforzada y se impulsaron algunos cambios en el comercio que beneficiaban a la metrópolis.

Reducción del Virreinato

También en el siglo XVIII y relacionado con las reformas implantadas, el Virreinato del Perú vio reducido su tamaño. La Corona española decidió separar algunos territorios y organizarlos en dos nuevos virreinatos: el de Nueva Granada (1717) y el del Río de la Plata (1776).

Esta reducción de tamaño, además de otros factores comerciales, provocaron que el Virreinato del Perú perdiera su condición de centro económico del Imperio español.

Emancipación

La influencia de las ideas de la Ilustración, la Revolución francesa y la Independencia de los Estados Unidos fueron tres de los factores externos que impulsaron la lucha por la independencia en toda Latinoamericana.

En el plano interior, a estos movimientos emancipadores contribuyeron el descontento de los criollos, la desigualdad social y la situación tras la invasión napoleónica de España.

A partir de principios del siglo XIX, estos movimientos independentistas comenzaron a extenderse por el Virreinato del Perú, a pesar del intento del virrey José de Abascal de convertir su territorio en el centro de la resistencia realista.

Las tropas del virreinato lograron contener algunos de los primeros esfuerzos bélicos de los independentistas, como el avance de la revolución argentina. Además, recuperaron el control de Chila y sofocaron levantamientos en Quito y Cuzco.

A pesar de la resistencia española, Guayaquil se declaró independiente en 1820, cuando contó con la ayuda que Simón Bolívar llevó desde la Gran Colombia.

Fin del Virreinato

La segunda década del siglo XIX fue definitiva en la lucha por la independencia. El Ejército de los Andes consiguió derrotar a los realistas y Chile se declaró independiente en 1818. Esto permitió a los chilenos aliarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata y organizar un ejército encabezado por José de San Martín.

Estas tropas conquistaron el puerto de Pisco, en el sur de Lima, el 8 de septiembre de 1820. A partir de ese momento, gran parte de las provincias del virreinato declararon su propia independencia. Finalmente, San Martín tomó Lima en 1821 y declaró la independencia del Perú el 28 de julio de ese mismo año.

Los españoles trataron de resistir en Cuzco y de mantener el control de los territorios no independizados. La victoria del ejército de Sucre frente a los realistas en la batalla de Ayacucho, en 1824, significó el final del Virreinato del Perú.

La primera consecuencia fue la independencia del Alto Perú, que se convirtió en la República de Bolivia. Los últimos focos de resistencia española, ubicada en el Callao y en Chiloé, cayeron en enero de 1826.

Época republicana

Una vez finalizada la guerra de por la independencia, Simón Bolívar continuó en el poder en el Perú. El Libertador delegó sus funciones ejecutivas en un Consejo de Gobierno, en el que se encontraban Hipólito Unanue y Andrés de Santa Cruz.

La intención de Bolívar era establecer la Federación de los Andes, que debía englobar a todas las naciones que él había liberado bajo su mando vitalicio.

Bolívar regresó a Colombia en septiembre de 1826, no sin antes haber dejado todo organizado para que se aprobara la Constitución Vitalicia en Perú, algo que ya había hecho en Bolívia. Sin embargo, los elementos más nacionalistas y liberales peruanos se rebelaron en Lima a finales de enero de 1827. Esta insurrección logró hacer caer al gobierno bolivariano.

Después de un tiempo de transición, la presidencia quedó en manos del mariscal José de la Mar. Perú invadió Bolivia y puso fin al régimen bolivariano de ese país y al mandato de Sucre.

Primer militarismo

Las primeras décadas del Perú independiente estuvieron marcadas por la presencia de los militares en el poder. Aunque existen diferencias entre los historiadores, la mayoría divide esta etapa en tres periodos: el Caudillismo Militar 1827 – 1844; la Anarquía Militar 1842 – 1844; y la Prosperidad Falaz: 1845 – 1872.

En 1828, Perú entró en guerra con la Gran Colombia presidida por Simón Bolívar, quien reclamaba algunas zonas peruanas para unirlas a su proyecto. Tras algunas batallas, los dos bandos firmaron un tratado de paz en septiembre de 1829 y acordaron mantener las fronteras anteriores a la guerra.

Los primeros gobernantes del Primer Militarismo fueron José de la Mar, Agustín Gamarra y Luis José de Orbegoso. Durante esta etapa, que se prolongó hasta 1836, conservadores y liberales mantuvieron frecuentes conflictos, además de los provocados por cuestiones territoriales.

El país se vio envuelto en una guerra civil entre los partidarios de Orbegozo y los de Gamarra. El primero debió solicitar ayuda al gobierno de Santa Cruz en Bolivia y este aprovechó para enviar un ejército y crear la Confederación Peruano-Boliviana, en junio de 1837.

El nuevo gobierno obtuvo buenos resultados económicos y logró estabilizar la situación política del país. La creciente fuerza de la Confederación causó preocupación en Chile, que organizó un ejército para invadir Perú. El denominado Ejército Restaurador derrotó a los partidarios de la Confederación y, en enero de 1839, Perú volvió a convertirse en una república unitaria.

Prosperidad falaz

Ramón Castilla se convirtió en presidente del Perú en 1845 y fue el primero en terminar su mandaro de seis años. Su gobierno obtuvo buenos resultados económicos, especialmente debido a la extracción de guano. Para organizar esta industria se usó un sistema de consignaciones que acabaría provocando serios problemas de corrupción.

Tras Castilla, la presidencia fue ocupada por el general Echenique, quien continuó con las mismas políticas que su antecesor. Un gran caso de corrupción provocó que estallara una revolución liderada por Castilla y por los liberales.

Incluso antes de derrotar a Echenique, los partidarios de Castilla abolieron la esclavitud y el impuesto a los indígenas.

El segundo gobierno de Castilla comenzó en 1855 y se prolongó hasta 1962. Además del impulso a las infraestructuras públicas, este mandato tuvo que afrontar una nueva guerra, esta vez contra Ecuador.

No fue el único conflicto armado que estalló durante estos años. La Constitución de carácter liberal promulgada por Castilla hizo que los conservadores se levantaran en armas. La guerra civil duró hasta 1858 y causó la muerte de 40 000 peruanos.

Castilla, vencedor en el conflicto, decidió separarse de los liberales. En 1860, aprobó una nueva Constitución, la más duradera de la historia peruana.

Guerra contra España

En 1865, España invadió las islas Chincha, muy ricas en Guano. Una coalición de varios países sudamericanos, en la que participaba Perú, se enfrentó a los españoles.

Gracias a la unión de las fuerzas peruanas y chilenas, la armada española tuvo que abandonar las costas del Perú en mayo de 1866. Esta victoria, sin embargo, no evitó que el país entrara en una grave crisis económica.

Una nueva revolución estalló en el país. Tras el triunfo de los revolucionarios se convocaron elecciones que llevaron al poder al coronel José Balta, el último de los presidentes del Primer Militarismo.

Balta cambió el sistema de consignaciones en el menguante mercado del guano y, en su lugar, firmó un acuerdo con una empresa británica: el Contrato Dreyfus. Esto le permitió pedir préstamos al exterior y usar el dinero obtenido para mejorar las infraestructuras ferroviarias.

Sin embargo, estos préstamos fueron un problema a largo plazo, ya que Perú no era capaz de devolver el dinero.

Por otra parte, durante esa etapa apareció una oligarquía comercial que acaparó el poder económico. Miembros de esta oligarquía crearon el Partido Civil, que logró llevar al primer no militar al poder en 1872: Manuel Pardo.

Primer civilismo

La llegada de un civil al gobierno no fue bien recibida por un sector de las Fuerzas Armadas. La respuesta fue un intento de golpe de Estado el 22 de julio de 1872, antes de que se produjera el traspaso de poderes.

Los golpistas capturaron a Balta y desconocieron la victoria de Pardo. Sin embargo, la reacción popular impidió el triunfo del golpe, aunque no pudo impedir la ejecución de Balta.

Pardo, tras el fracaso del golpe, tomó posesión el 2 de agosto. El nuevo presidente puso en marcha un plan de reforma fiscal y de atracción de inversiones extranjeras.

La no colaboración de las empresas dedicadas a la extracción de salitre obligó al gobierno a nacionalizar el sector en 1875. Además, fundó la Peruvian Guano para sustituir al Contrato Dreyfus.

Por otra parte, en el país aparecieron nuevas organizaciones opositoras, entre las que destacaba la encabezada por Nicolás de Piérola. Tras un enfrentamiento entre partidarios de este último y las fuerzas del gobierno, Piérola debió huir a Chile.

El Partido Civil encontró dificultades para elegir candidato para las elecciones de 1876, ya que sus corrientes internas no se ponían de acuerdo. Finalmente, decidieron presentar al general Manuel Prado, un héroe de la guerra contra España.

Prado venció sin problemas en las elecciones de 1876 y se mantuvo en el cargo hasta que fue asesinado dos años después. Aunque el partido seguía contando con mucho apoyo, el estallido de la Guerra del Pacífico, en 1879, cambió la situación política.

Guerra del Pacífico

La Guerra del Pacífico, llamada también Guerra del Salitre, enfrentó a Chile y a la alianza entre Perú y Bolivia entre los años 1879 y 1883.

El origen fue la disputa entre Chile y Bolivia por varios territorios ricos en minerales y salitre. Perú, por su parte, había firmado un acuerdo de defensa con el gobierno boliviano.

La guerra finalizó con la victoria de Chile, que se anexionó Tarapacá, Atacama, Tacna y Arica. Perú quedó prácticamente arruinada y tuvo que enfrentarse a una grave crisis social y política.

Los militares volvieron al poder y comenzó la etapa denominada Reconstrucción Nacional o Segundo Militarismo.

Segundo Militarismo

Antes de terminar la guerra, Miguel Iglesias se había autoproclamado presidente del Perú. Desde su cargo, fue el responsable de firmar la rendición ante Chile, decisión que lo hizo muy impopular en el país. Esa popularidad la recogió un militar, el general Cáceres.

Con el país dividido entre los partidarios de Iglesias y los de Cáceres volvió a estallar una guerra civil que se prolongó entre 1884 y 1885. El vencedor fue el segundo, que se convirtió en presidente después de ganar unas elecciones.

El nuevo mandatario enfocó sus esfuerzos en la recuperación económica del país. Entre otras medidas, firmó el Contrato Grace mediante el que entregaba los ferrocarriles a los acreedores.

El sucesor de Cáceres, en 1890, fue el coronel Remigio Morales Bermúdez, quien no pudo completar el mandato al fallecer en 1894. Su vicepresidente, Justiniano Borgoño, asumió el cargo, pero solo para preparar unas elecciones que llevaran de nuevo al poder a Cáceres.

Las denuncias de irregularidades dieron pie a que los demócratas y civilistas formaran la Coalición Nacional. Al frente se encontraba Nicolás de Piérola, entonces exiliado en Chile.

Piérola regresó al país y, con sus montoneros, atacó Lima en marzo de 1895. El sangriento enfrentamiento concluyó con la renuncia de Cáceres y la convocatoria de unas elecciones ganadas por Piérola.

República Aristocrática

El mandato de Piérola fue el inicio de la denominada República Aristocrática, un periodo caracterizado por el dominio político de la oligarquía económica que se prolongó hasta 1919. Todos los presidentes pertenecieron al Partido Civil.

Los gobiernos de este periodo fueron elegidos democráticamente con la excepción del formado en 1914. Ese año, el general Óscar R. Benavides dio un golpe de Estado, pero convocó elecciones de manera inmediata.

Este periodo estuvo caracterizado por la dependencia económica de Perú hacía el capitalismo inglés. Los gobernantes impulsaron nuevas actividades económicas, como el cultivo y exportación de azúcar y algodón, la extracción de petróleo o la de caucho.

Tras dejar la presidencia, Piérola y su Partido Demócrata se convirtió en la principal fuerza opositora, aunque fue perdiendo fuerza con el tiempo. Los civilistas, por su parte, se dividieron entre el civilismo clásico y en leguiismo. Por otra parte, empezaron a surgir con fuerza varios movimientos obreros.

Oncenio de Leguía

Augusto B. Leguía, quien había ocupado la presidencia entre 1908 y 1912, dio un golpe de Estado en 1919 contra el civilismo clásico. Su mandato es conocido como Oncenio, ya que se prolongó durante once años. Este político implantó un sistema autoritario, con un gran culto a la personalidad.

Leguía cambió la orientación económica al facilitar la inversión estadounidense. Además, impulsó un plan de modernización de las estructuras del Estado.

En esta etapa aparecieron en Perú nuevas fuerzas políticas. Entre las más importantes se encontraban el APRA y el Partido Comunista.

La Gran Depresión de 1929 afectó con dureza a Perú, ya que Leguía había hecho que su economía dependiera totalmente de la estadounidense. Así, el país entró en bancarrota fiscal.

Además, estallaron varias insurrecciones en provincias como Puno, Chicama, Cuzco y, sobre todo, en Cajamarca. La violenta respuesta del gobierno solo empeoró la situación.

Ante la inestabilidad creada y la mala situación económica, el general Luis Sánchez Cerro dio un golpe de Estado en 1930.

Tercer Militarismo en el Perú

Después del golpe de Estado, Sánchez Cerro formó un partido político para presentarse a las elecciones de 1931. Tras vencer en las votaciones, se convirtió en presidente del país, apoyado por la oligarquía.

La ideología de este militar era muy cercana al fascismo italiano. Su gobierno era xenófobo y muy autoritario y puso en marcha algunas medidas corporativistas y populistas.

En lo económico, el gobierno llamó a la Misión Kemmerer para intentar solucionar los problemas que sufría el país. Sin embargo, Sánchez Cerro solo aceptó algunas de sus recomendaciones. Fue entonces cuando la moneda usada hasta el momento, la libra, fue sustituida por el Sol.

Democracias endebles

El descontento popular y la creciente oposición obligó a Óscar Benavides, entonces presidente, a convocar elecciones generales. Estas se celebraron el 22 de octubre de 1939 y la victoria correspondió a Manuel Prado.

Este mantuvo prohibidos al Partido Aprista y al Parido Comunista y continuó con las políticas de su predecesor. Su gobierno mantuvo estrechos vínculos con la oligarquía y fue el responsable de apoyar a las potencias aliadas durante la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto, por otra parte, favoreció económicamente al país.

Prado tuvo que afrontar también una guerra contra a Ecuador en 1941 por motivos territoriales. La victoria peruana permitió que reafirmara su control sobre varias zonas en disputa.

Las siguientes elecciones contó con la participación del Frente Democrático Nacional, una coalición formada por varios partidos, incluido el Aprista. Su candidato, José Luis Bustamante, ganó las votaciones, celebradas en 1945.

El mandato de Bustamante se caracterizó por las dificultades económicas que atravesaba el país y que provocó un gran malestar social. Aunque el presidente intentó paliar los efectos mediante medidas de inspiración aprista, la tensión política fue incrementándose.

El gobierno y la oligarquía se enfrentaron al APRA, partido que fue prohibido tras fomentar una rebelión entre los marineros en Callao.

Finalmente, un golpe de Estado encabezado por Manuel A. Odría acabó con el gobierno de Bustamante en octubre de 1948.

Ochenio de Odría

Odría se mantuvo en el poder durante ocho años, por lo que este periodo se conoce como el Ochenio. Perú regresó así al militarismo, a las políticas liberales en economía y a la represión política, sobre todo contra los apristas.

El Ochenio se dividió en dos etapas: una que comprendió ente 1948 y 1950 (la Junta Militar de Gobierno); y otra entre 1950 y 1956 (el Gobierno constitucional de Odría).

El gobierno de Odría se debilitó sobre 1954 y la oposición formó una Coalición Nacional para regresar a la democracia. En 1955 estalló una revolución en Arequipa que terminó con la renuncia del ministro Esparta Zañartu.

Odría, con muy pocos apoyos, anunció nuevas elecciones para 1956. El presidente prometió no presentarse y prohibió al APRA y a los comunistas presentar candidatos. A pesar de eso, el voto de los apristas era fundamental y fue Manuel Prado, candidato por el Movimiento Democrático Peruano, quien logró atraerlo con la promesa de legalizar el partido.

Reformismo civil moderado

El segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche significó la entrada del Perú en un periodo histórico denominado reformismo civil moderado. Esta etapa también comprendió el mandato de Fernando Belaúnde Terry, desarrollado entre 1963 y 1968.

Ambos gobiernos consiguieron que la economía peruana mejorara de manera moderada, al igual que la infraestructura nacional y los servicios del Estado. Por otra parte, se produjo un incremento de la inmigración indígena hacia las grandes ciudades, algo que puso en aprietos al gobierno al no poder atender sus demandas sociales.

La falta de inversión impedía la creación de suficientes puestos de trabajo, con lo que la recaudación en impuestos no alcanzaba para cubrir los gastos estatales. La inflación creció una media del 8% anual.

La agitación social comenzó a incrementarse y empezaron a aparecer nuevos movimientos políticos. Entre ellos se encontraban la Democracia Cristiana y Acción Popular, encabezado este último por Belaúnde Terry.

Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada

Un nuevo golpe de Estado militar acabó con el periodo democrático en Perú. Así, a partir del 3 de octubre de 1968, una Junta Militar encabezada por el general Juan Velasco Alvarado se hizo cargo del gobierno del país.

Velasco, nombrado nuevo presidente, realizó una política nacionalista y con algunos elementos de izquierda. Su gobierno terminó en 1975, cuando otro golpe de Estado, el Tacnazo, triunfó y puso al frente del gobierno al general Morales Bermúdez.

En 1978, Bermúdez convocó una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna. Su aprobación, en 1979, estuvo acompañada con la convocatoria de elecciones generales para 1980.

Época del terrorismo

Junto con la vuelta de la democracia en 1980, Perú sufrió la aparición de varios grupos terroristas. Así, Sendero Luminoso y el MRTA actuaron en todo el país durante los siguientes 20 años.

Los presidentes Fernando Belaúnde y Alan García no lograron vencer a estos grupos y no fue hasta la mitad de la década de los 90, cuando el gobierno de Alberto Fujimori desarticuló a Sendero Luminoso.

Sin embargo, la lucha contra el terrorismo por parte del gobierno de Fujimori estuvo marcada por la falta de respeto a los derechos humanos. A esto hay que unir los casos de corrupción que aquejaron al gobierno.

El rechazo popular y su tendencia hacia el autoritarismo hizo que Fujimori perdiera el poder en el año 2000 y que lo ocupara un gobierno de transición.

Elecciones generales del 2000

Fujimori volvió a presentarse en las elecciones generales del año 2000. Su principal rival era Alejandro Toledo, candidato por el partido Perú Posible.

Los resultados de la primera vuelta favorecieron a Fujimori y Toledo, ante la denuncia de múltiples irregularidades, se negó a presentarse a la segunda vuelta y llamó a votar en blanco. Los comandantes de la Fuerzas Armadas y el director general de la policía reconocieron la victoria de Fujimori, a pesar de la ilegalidad de dicho pronunciamiento.

A pesar de las circunstancias, Alberto Fujimori ocupó por tercera vez la presidencia. Las protestas se multiplicaron en el país y la oposición intentó evitar infructuosamente que jurara el cargo.

Solo seis semanas después, la televisión difundió un video en el que Vladimiro Montesinos, brazo derecho de Fujimori, sobornaba a un congresista opositor para que apoyara al presidente. Se supo, además, que existían muchas más imágenes de otros sobornos, tanto a políticos como a empresarios.

Montesinos abandonó el país rumbo a Panamá, primero, y Venezuela, después. Fujimori, por su parte, aprovechó una cumbre de la APEC que se iba a celebrar en Brunéi para exiliarse en Japón. Desde ese país presentó la renuncia, aunque el Congreso no la aceptó y procedió a inhabilitarlo.

El presidente del Congreso, Valentín Paniagua, ocupó el máximo cargo del gobierno y se inició un periodo de transición con el objetivo de convocar nuevas elecciones. Alejandro Toledo fue el vencedor de las mismas.

Últimos años

Alejandro Toledo ocupó la presidencia entre 2001 y 2006. A pesar de su baja popularidad y las acusaciones de corrupción, el gobierno consiguió mejorar la economía. A pesar de ello, tuvo que hacer frente a varios levantamientos sociales, como el Arequipazo o el Andahuaylazo.

Las siguientes elecciones, en 2006, Alan García (Partido Aprisa) derrotó en segunda vuelta a Ollanta Humala (Unión por el Perú). Su gobierno impulsó la llegada de inversión extranjera y firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Otro aspecto importante fue la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de La Haya para recuperar una zona marítima en el Pacífico en disputa con Chile. El tribunal dio la razón a Perú en enero de 2014.

En el aspecto negativo destacaron los casos de corrupción y la sangrienta represión de las protestas sociales, como la denominada masacre de Bagua.

En 2011, Ollanta Humala se proclamó vencedor de las elecciones presidenciales, derrotando a la hija de Fujimori, Keiko. El nuevo gobierno defraudó las expectativas de buena parte de la sociedad, que esperaba un giro a la izquierda en las políticas económicas.

A Humala lo sustituyó en la presidencia Pedro Pablo Kuczynski, en una dura lucha electoral con Keiko Fujimori. Sin embargo, el partido de esta consiguió la mayoría absoluta en el Congreso, por lo que las relaciones entre el Legislativo y el Ejecutivo fueron muy tensas.

La concesión del indulto a Alberto Fujimori, juzgado y condenado después de regresar de Japón, provocó disturbios en Lima y otras ciudades del país. La crisis políticas consiguiente, además de un escándalo de compra de votos, obligó al presidente a renunciar en marzo de 2018. El nuevo presidente interino fue Martín Vizcarra.

Referencias

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