Parestesia por ansiedad: síntomas, causas y cómo gestionarla
Muchas personas que conviven con la ansiedad relatan que en situaciones de estrés o de angustia experimentan una extraña sensación de hormigueo en las manos, parecida a cuando se nos duerme un brazo o una pierna después de estar apoyados sobre ellos durante mucho tiempo. Esta sensación tiene un nombre, en el campo de la neurología es conocida como parestesia.
El término parestesia se utiliza para referirse a una sensación anormal, en el sentido que no tiene una causa física aparente, de hormigueo, pinchazos, escalofríos, ardor, entumecimiento, de la sensibilidad general o los sentidos.
La parestesia es normalmente el resultado de algún tipo de presión sostenida sobre un nervio, sin embargo, a veces esta puede ser derivada de algún tipo de trastorno que afecta al sistema nervioso central o asociada al estrés y la ansiedad. En este artículo hablaremos de la parestesia por ansiedad, sus síntomas, su origen, y las estrategias para hacer frente a esta condición.
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¿Qué es la parestesia?
Como hemos visto, la parestesia se refiere a una sensación de ardor o pinchazo que suele sentirse comúnmente en las extremidades: manos, brazos, las piernas o los pies, pero puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo.
La parestesia se produce sin aviso previo, no suele acompañarse de dolor y las personas la describen como un cosquilleo o entumecimiento, a veces se acompaña de una sensación de picor o picazón en la piel. Una parestesia poco común es la formicación, una sensación parecida a la de insectos arrastrándose por la piel, sin que existan tales bichos. La parestesia puede ser crónica o transitoria.
La mayoría de nosotros hemos experimentado un tipo de parestesia o parestesias, pero sin saber que se llamaba de esta manera, normalmente derivada de una mala postura. Después de estar un tiempo sentados con las piernas cruzadas o después de quedarnos dormidos sobre nuestro brazo, al levantarnos o despertarnos no podemos mover la extremidad. Cuando decimos “se me ha dormido la pierna o el brazo” lo que estamos queriendo decir es que estamos experimentando una parestesia.
Es una sensación que podríamos describir como pinchazos que se hacen más intensos al intentar apoyar el brazo, la mano o la pierna en el suelo o alguna superficie, extendiéndose por toda la extremidad. Pasado un tiempo la intensidad de los pinchazos se hace más débil y es cuando aparece un cosquilleo u hormigueo y la sensación de adormecimiento empieza a disminuir hasta que volvemos a sentir esa parte de nuestro cuerpo como siempre. A veces, antes de desaparecer por completo, al hormigueo y al adormecimiento le sigue una sensación de frío que recorre la extremidad, hasta que poco a poco se recupera la temperatura corporal.
La causa de este tipo de parestesia es la restricción temporal de los impulsos nerviosos en un área concreta debido a la presión ejercida o una falta de circulación sanguínea. Y esta desaparece al desaparecer la presión sin ninguna consecuencia.
Existen parestesias más breves y comunes, parecidas a descargas eléctricas, que pueden producirse al pellizcar el nervio cubital cerca del codo; este fenómeno se conoce coloquialmente como golpear el "hueso de la risa".
Otras causas de parestesias pueden ser la hiperemia reactiva, que se produce cuando se restablece el flujo sanguíneo tras un periodo de isquemia; o un herpes labial fuera de la boca, que puede ir precedido de un hormigueo debido a la actividad del virus causante. Existen una docena de causas subyacentes a esta condición.
También existe la parestesia crónica, o parestesia de Bernhardt, que suele ser un síntoma de una enfermedad neurológica subyacente donde hay un problema de funcionamiento de las neuronas, o una mala circulación.
Otras causas de parestesia son afecciones de tipo psicológico como el síndrome de hiperventilación y los ataques de pánico, también forma parte de la sintomatología de un cuadro de ansiedad.
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Síntomas
Cuando la parestesia aparece de forma repetida a lo largo del tiempo y se acompaña de otros síntomas como dificultad para respirar, palpitaciones, sensación de pérdida de control, mareos... formará parte de los síntomas presentes en un cuadro de ansiedad, donde también podrán presentarse sensaciones como despersonalización, desrealización o miedo a morir. En este caso estaremos frente a una parestesia por ansiedad.
Al igual que otras parestesias, la parestesia por ansiedad se da principalmente en las extremidades. Pero puede presentarse en otras zonas del cuerpo, se puede extender al torso y algunas personas pueden notar adormecimiento en la zona de la cara y la cabeza, esta parestesia sería conocida como parestesia facial.
En el caso de la parestesia por ansiedad, contrariamente a otro tipo de parestesias de origen físico, los síntomas se manifiestan en los dos lados del cuerpo, ya sea con la misma intensidad o con intensidades diferentes.
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¿Qué es la parestesia por ansiedad?
Las parestesias que vienen del adormecimiento de las extremidades después de una mala postura no nos suelen asustar, ya que estamos acostumbrados y sabemos que desaparecen, además conocemos un poco sus causas y simplemente entendemos que debido a la presión ejercida el cuerpo necesita un tiempo para restablecerse.
Sin embargo, cuando la parestesia aparece dentro de un cuadro de ansiedad, esta nos parece inexplicable, no existe la presión en ninguna zona. Sumado a que estamos en un momento de miedo y estrés, esto origina una serie de explicaciones adversas. Podemos relacionar la parestesia con otro tipo de condición grave como estar sufriendo un accidente cerebrovascular, u otro tipo de condición neurológica. La parestesia y nuestros pensamientos sobre esta hacen que el ataque de ansiedad se agrave, aumentando otras sensaciones como el miedo y la desconfianza.
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Causas
Los síntomas de origen sensitivo, como los de la parestesia, pueden derivarse de cuadros depresivos o producirse dentro de las manifestaciones de la ansiedad; por lo tanto, sus causas más comunes son el trastorno por ansiedad o, en algunos casos, las crisis de pánico. Los síntomas que afectan a los sentidos son una forma de liberar tensiones de origen emocional.
Se ha relacionado la parestesia por ansiedad con la respiración, esta se manifiesta mayoritariamente en los pacientes que suelen también presentar dificultades respiratorias durante los ataques de ansiedad, normalmente una respiración más rápida y más profunda de lo normal (hiperventilación).
La hiperventilación no tiene un origen psicológico, no está causada por la idea catastrófica de que nos ahogamos y necesitamos más aire para seguir viviendo. Sin ser conscientes de ello, durante el día podemos aumentar nuestros niveles de alerta o de tensión en respuesta a situaciones que nosotros vivimos como normales pero el cuerpo considera estresantes. Nuestro organismo activa lo que se conoce como sistema de supervivencia, uno de los mecanismos de este sistema es recoger más oxígeno del habitual, por eso respiramos más rápido y más profundamente. Sin embargo, al no existir tal amenaza real y no echar a correr, el O2 no se consume y se genera un excedente.
Este aumento de la cantidad de oxígeno tiene dos consecuencias principales. En primer lugar, se produce un desequilibrio entre el oxígeno y dióxido de carbono. El organismo intentará mantener el equilibrio, para eso intentará disminuir la cantidad de aire que entra y obligará al sistema respiratorio a coger aire más lentamente, lo que provoca la sensación de ahogo característica de la ansiedad. El desequilibrio entre el O2 y CO 2 que circulan en la sangre originará un cambio en el pH, esta condición se conoce con el término de alcalosis.
Por otra parte, al creernos que estamos en una situación de supervivencia, nuestro cuerpo concentra la mayor cantidad de oxígeno en los órganos vitales que se encuentran en el centro del cuerpo.
Todo esto provocará que llegue menor cantidad de oxígeno a las extremidades. Por eso podemos sentir el hormigueo y adormecimiento característico de la parestesia.
¿Cómo combatir la parestesia por ansiedad?
Una de las primeras formas de disminuir los síntomas asociados a la parestesia, y sus consecuencias agravando la crisis, es comprender el mecanismo de la hiperventilación que acabamos de explicar.
Al utilizar una bolsa de papel para respirar disminuimos la cantidad de aire y de oxígeno que entra en nuestros pulmones, y ayudamos a restablecer el equilibrio.
La realización de ejercicio físico también tiene un efecto compensatorio en el equilibrio O2 y CO2 de nuestro cuerpo, ya que al acelerar el ritmo del corazón y la respiración, aumenta el consumo de oxígeno y se ayuda a eliminar el dióxido de carbono.
Existen técnicas para el control fisiológico que se basan en la exposición controlada a situaciones que desencadenan la ansiedad. La persona aprende mecanismos para controlar la forma que tiene su cuerpo de reaccionar a diferentes situaciones.
Por otra parte, como hemos dicho, la parestesia forma parte de una sintomatología dentro de un trastorno de ansiedad, o puede derivar de otras situaciones como crisis de pánico. En este caso es el tratamiento del trastorno subyacente que ayudará a combatir todos sus síntomas, incluyendo la parestesia.
Con la mejora y el tratamiento del cuadro de ansiedad, la parestesia también debería ir remitiendo o desaparecer por completo. En el caso de que esto no sucediese, es aconsejable consultar con un médico que pueda averiguar o descartar si la parestesia tiene como origen una causa distinta, no derivada de la ansiedad.