Tipos de Trastornos de Ansiedad y sus características
Sentir ansiedad es una respuesta emocional normal. Ya sea justo antes de un examen, debido a un conflicto ocurrido en el trabajo o justo antes de tomar una decisión importante, los síntomas ansiosos pueden manifestarse. De hecho, ante situaciones inciertas o estresantes es normal experimentar este fenómeno.
Sin embargo, cuando la ansiedad afecta a una persona de manera que le provoca un funcionamiento anormal en alguna de las áreas de su vida (relaciones con los demás, la escuela, el trabajo, etc.), entonces estamos hablando de un trastorno de ansiedad.
En este artículo veremos cuáles son los diferentes tipos de trastornos de ansiedad, sus características y síntomas.
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Características del trastorno de ansiedad
Los individuos pueden experimentar la ansiedad de manera diferente, y mientras unos sufren ataques agudos de pánico por sus pensamientos catastróficos, otros experimentan los síntomas ansiosos en situaciones sociales.
Asimismo, hay personas que tienen una preocupación y ansiedad excesiva, irracional y persistente. Los trastornos de ansiedad causan mucho sufrimiento a la persona que los padece, y es uno de los motivos más frecuentes de consulta en terapia psicológica.
La ansiedad es una condición que provoca síntomas tanto físicos como psicológicos, y afecta a millones de personas en todo el mundo.
Por otro lado, la sintomatología de esta patología se clasifica en tres grupos:
- Conductuales: Produciendo cambios en nuestra forma de actuar.
- Cognitivos: la manera de pensar o cómo percibimos el entorno también se ven afectados por la ansiedad.
- Fisiológicos: Provoca una serie de respuestas fisiológicas, como palpitación, sequedad de boca, etc.
Tipos de ansiedad y sus características
La ansiedad es un conjunto de elementos psicológicos y fisiológicos que tienen su razón de ser en la evolución biológica.
Y es que en la gran mayoría de los casos la ansiedad es un mecanismo de adaptación útil para maximizar nuestras posibilidades de supervivencia: nos permite reaccionar a tiempo a las primeras señales de que algo no va bien en nuestro entorno, o de que están apareciendo oportunidades que no debemos dejar pasar.
Así pues, la ansiedad no es sinónimo de trastorno psicológico. Sin embargo, como todo en la naturaleza, un elemento que supone ventajas evolutivas en muchos casos, puede dar lugar a problemas significativos si se dan ciertas circunstancias, igual que ocurre con los órganos que pueden desarrollar enfermedades.
Por ello, la primera distinción que debemos considerar para comprender los tipos de ansiedad es la siguiente: ansiedad patológica y ansiedad no patológica. Dentro de la primera categoría encontramos lo que se conoce como trastornos de ansiedad, un conjunto de trastornos psicológicos basados en la angustia y la ansiedad.
Puesto que las personas experimentan los trastornos de ansiedad de diferentes maneras, los psicólogos y psiquiatras han creado categorías para cada uno de los diferentes tipos de ansiedad. Las más importantes son las siguientes.
- Trastorno por Estrés Post Traumático (TEPT)
- Trastorno de pánico
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAD)
- Fobia Social
- Agorafobia
- Fobia específica
En las siguientes líneas profundizaremos en cada uno de estos trastornos y explicaremos sus características.
1. Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
El trastorno obsesivo compulsivo o TOC es un trastorno de ansiedad bastante frecuente. Se caracteriza porque la persona que lo padece muestra comportamientos que pueden parecer extraños, algo que le ocurre en una gran variedad de situaciones y sin que haga falta que exista un desencadenante claro del malestar que experimentan. Es decir, que está asociado a una ansiedad difusa, que tiende a mantenerse en el tiempo independientemente de lo que ocurra alrededor de la persona.
El algunos casos, los pensamientos ansiosos pueden ser beneficiosos para nosotros, pues nos mantienen alerta. Por ejemplo, no hay nada malo en comprobar que la puerta de nuestra casa esté cerrada antes de acostarnos, así nos aseguramos de que nadie nos roba. El problema surge cuando después de haber chequeado las puertas y las ventanas volvemos a repetir la misma conducta una y otra vez, porque pensamos que si no lo hacemos algo malo nos va a ocurrir.
Este trastorno se caracteriza por las conductas obsesivas y compulsivas. Las obsesiones hacen referencia a los pensamientos, ideas o imágenes intrusivas, que provocan preocupación y ansiedad y que aparecen una y otra vez en la mente. Las compulsiones son las acciones que se llevan a cabo para reducir la ansiedad que provocan las obsesiones.
Por ejemplo, una obsesión puede ser el pensamiento siguiente: “si no encendemos y apagamos el interruptor de la habitación diez veces seguidas nos vamos a morir”. La compulsión, en cambio, es el acto de encender y apagar las luces. El hecho de no realizar las compulsiones provoca un gran malestar y un sentimiento fuerte de ansiedad.
Hay que tener en cuenta que, a pesar de que el TOC ha sido clasificado muchas veces dentro de la categoría de los trastornos de ansiedad, según otros criterios se asocia más bien a los trastornos del control de impulsos. De hecho, se ha visto que quienes presentan esta alteración psicológica tienden a obtener puntuaciones más altas en impulsividad, lo cual indica que su problema no es tanto la tendencia a buscar el perfeccionismo, sino más bien el no poder evitar realizar las compulsiones.
2. Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)
El TEPT ocurre cuando un individuo sufre una situación traumática que le ha provocado un fuerte impacto emocional y estresante. Las personas con TEPT reviven continuamente el hecho que desencadenó el trastorno, por ejemplo, el ser víctima de una violación o el haber participado en una guerra.
Si el impacto emocional es muy grande, el malestar de personas puede durar años, y algunas personas necesitan apoyo psicológico porque son incapaces de superarlo por sí solas.
En parte, este tipo de trastorno de ansiedad se fundamenta en la memoria emocional: los recuerdos relativos a una experiencia quedan "almacenados" en el cerebro de una manera disfuncional, de manera que estas imágenes aparecen de manera inesperada en la consciencia de la persona con relativa frecuencia, produciéndole un gran malestar.
Los síntomas incluyen:
- Revivir el trauma: pueden revivir el trauma constantemente, por ejemplo, con pesadillas.
- Responder a estresores: la persona puede revivir el evento ante la presencia estresores similares a la situación o la escena del hecho. Por ejemplo, al escuchar ruidos fuertes o al reconocer un olor similar.
- Ansiedad recidivante: el individuo experimenta ansiedad de forma regular.
- Problemas emocionales: la persona también experimenta problemas emocionales, por ejemplo, desinterés por las relaciones con los demás.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en algunos modelos explicativos de los problemas de salud mental, existen diferentes tipos de traumas, y en algunos de ellos la disociación es el aspecto predominante, y no tanto la ansiedad.
3. Trastorno de pánico
El trastorno de pánico se caracteriza porque la persona que lo padece tiene sensaciones de que se va a morir de manera inminente y de que le falta al aire. Son sensaciones que la persona percibe como muy reales a pesar de que se sea consciente de que no son producto de la razón, lo que le provoca un miedo intenso y, en consecuencia, un gran malestar.
En casos graves incluso hay que hospitalizar al paciente. Puede llegar a ser uno de los trastornos de ansiedad más incapacitantes.
Los síntomas son altamente debilitantes e incluyen:
- Ataques de pánico inesperados y repetidos.
- Una vez ha ocurrido el primer ataque de pánico, la persona piensa que va a ocurrir otro, al menos durante un mes.
- Preocupación por los síntomas del ataque de pánico. Por ejemplo, al pensar que es una enfermedad médica no diagnosticada o que van a sufrir un infarto.
- Cambios en su comportamiento habitual, como evitar hacer deporte por los síntomas que experimenta la persona.
- Los ataques suelen durar media hora, y el pico se da a los 10 minutos aproximadamente.
- Su frecuencia puede variar, desde varias veces al día hasta a una vez cada pocos años.
4. Trastorno de Ansiedad Generalizada
Muchas personas experimentan ansiedad en algunos momentos puntuales: cuando van a jugar un partido de baloncesto importante, antes de un examen o cuando van a quedar por primera vez con una chica que les encanta. Sin embargo, los individuos que padecen el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) sienten preocupación o ansiedad la mayoría del tiempo, durante varios meses, y no solo en situaciones que pueden causar estrés.
En el TAG, las preocupaciones son persistentes (ocurren la mitad de los días al menos durante seis meses), intensas, irracionales e interfieren en el funcionamiento normal de alguna área de la vida de la persona afectada. Por ejemplo, el trabajo, los amigos o la familia.
De este modo, la angustia ligada al Trastorno de Ansiedad Generalizada se fundamenta en una sensación de malestar difuso, que no surge en un contexto específico o con un estímulo concreto. La terapia psicológica es imprescindible para combatir esta alteración psicológica, y como su manera de expresarse resulta muy variable y cambia dependiendo de las características de cada paciente, contar con la atención personalizada de un profesional que haga un seguimiento del caso es muy importante; de poco sirve intentar aplicar lo que les ha funcionado a otros (algo que pasa en todos los trastornos psicológicos en general, pero que es especialmente cierto en este).
5. Fobia social
Es habitual pensar que la timidez y la fobia social son lo mismo, pero en realidad no es así. La fobia social es un trastorno serio, y las personas que lo sufren se sienten tan mal ante las situaciones sociales, que son incapaces de controlar su miedo y su ansiedad, por lo que a menudo evitan este tipo de situaciones.
Sentir timidez por hablar en público es normal, pero cuando ese miedo y ansiedad interrumpen el funcionamiento normal de la vida del individuo, se vuelve un problema severo. Las personas con fobia social pueden evitar todo tipo de situaciones sociales, por ejemplo, ir a comer a un restaurante, pues viven con un gran temor a ser juzgados u observados.
Así, este es uno de los tipos de trastornos de ansiedad que más afectan a las relaciones personales, algo que no solo genera sensación de aislamiento y de soledad no deseada, sino que también tiene implicaciones en las condiciones materiales de vida de la persona: tener menos acceso a los demás significa contar con menos apoyos y ayudas.
6. Agorafobia
La agorafobia es el miedo irracional a no poder contar con la ayuda de los demás en un momento de urgencia. Por eso, frecuentemente se da cuando la persona se encuentra en espacios públicos y lugares abiertos, como parques o calles. Pero no son los espacios públicos la raíz del problema, sino la posibilidad de sufrir un ataque de pánico y estar desprotegidos en estos lugares.
Dicho de otro modo, en este trastorno de ansiedad la anticipación de las crisis tiene un papel muy importante, y ejerce un efecto de "profecía autocumplida". Esta influencia de las predicciones catastróficas sobre lo que puede pasar ocurre en todos los trastornos de ansiedad, pero en este tiene un papel protagonista.
Las personas con agorafobia no quieren salir de sus casas y evitan viajar a cualquier lugar que no sea su hogar y su oficina. En muchas ocasiones, las personas que sufren agorafobia también padecen ataques de pánico o TEPT.
7. Fobias específicas
Las fobias son miedos irracionales a un estímulo específico, por ejemplo, una situación, un objeto, un lugar o un ser vivo de cierta especie. Por tanto, cuando una persona sufre este trastorno hace todo lo posible por evitar esa situación u objeto que causa ansiedad y malestar.
Existen distintos tipos de fobias, por ejemplo, la aracnofobia (fobia a las arañas) o la coulrofobia (miedo a los payasos). Esto se debe a que estos tipos de trastornos de ansiedad adoptan tantas formas como conceptos diferentes crea la mente humana, y a partir de estos conceptos se crean las fobias a ciertos fenómenos naturales o sociales. Algunas de ellas realmente curiosas; puedes descubrirlas en el artículo: “Las 15 fobias más raras que existen”.
¿Cómo se tratan estas alteraciones psicológicas?
Las intervenciones en salud mental aplicadas a los trastornos de ansiedad son de dos tipos principales: las relativas a la psiquiatría y la farmacología, y las relativas a la psicoterapia.
1. Desde la psiquiatría
Los ansiolíticos son los recursos más utilizados desde la psiquiatría para ayudar a quienes han desarrollado trastornos de ansiedad. Estos psicofármacos suelen ayudar a controlar los síntomas, pero en la mayoría de los casos no ponen punto y final a estas alteraciones psicológicas. Por otro lado, sus efectos secundarios pueden tener consecuencias muy dañinas, por lo que es muy importante seguir siempre las indicaciones del médico tanto al consumirlos como al abandonar su consumo.
2. Desde la terapia psicológica
Desde la psicoterapia hay varios métodos y técnicas que se han demostrado eficaces para superar los trastornos de ansiedad.
De entre ellos, destacan la desensibilización sistemática y la exposición controlada, en las que se induce al paciente a un cierto nivel de ansiedad y a la vez se le guía y se le entrena para que vaya aplicando medidas de gestión emocional en tiempo real. A veces, se utiliza la Realidad Virtual para potenciar sus efectos.
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