Curando un corazón roto: 7 claves para afrontar el desamor
Podría llegar a pensarse que lo opuesto al amor no es el odio, sino el fracaso amoroso. La sensación de pérdida a la que se suele llamar "tener el corazón roto" es un tipo de duelo que puede ser muy difícil de afrontar. No solo conlleva una pérdida de cara a las situaciones futuras (la imposibilidad a volver a sentir y actuar de la misma forma estando con una persona determinada) sino que nos hace plantearnos la autenticidad de todas las experiencias que hemos pasado en la compañía real o imaginada de esa persona.
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La sensación de tener el corazón roto es dura no solo por los cambios materiales que lo acompañan, como el hecho de dejar de ver o ver mucho menos a una persona, sino también por las dudas existenciales que introduce en nosotros. ¿Hemos vivido un amor no correspondido? ¿Ha cambiado la otra persona, o hemos sido nosotros? ¿Nuestra relación tenía que llegar a su fin necesariamente, o podríamos haberlo arreglado? ¿Hemos hecho algo para merecernos el tener el corazón partido?
No son preguntas que nos hagamos desde el distanciamiento con el que un científico estudia un grupo de células: se trata de dudas que son originadas por una serie de sentimientos como la culpa, la tristeza y la desilusión, y el modo en el que las respondamos también tendrá un claro impacto emocional en nosotros.
¿Se puede sanar un corazón roto?
Queda claro que el hecho de que nos rompan el corazón (o, más bien, el que nosotros mismos tengamos el corazón roto) tiene una importantísima repercusión en nuestra vida. hora bien... ¿estos sentimientos e ideas se quedarán ahí para siempre? Es irremediable que ese malestar se cronifique en nosotros?
El sentimiento de tristeza y desamparo puede llegar a ser asfixiante, pero, sin embargo, los corazones rotos se pueden sanar. Curar un corazón roto puede llevar tiempo y esfuerzo, pero es algo posible por un simple motivo: del mismo modo en el que el dolor emocional se ha producido por una serie de comportamientos y pensamientos aprendidos, se puede desaprender todo aquello que nos hace sentirnos mal.
Para ponerse manos a la obra con esta recuperación, más que centrarnos en consejos para curar un corazón roto es importante centrarse en ideas, principios vitales que nos han de acompañar en nuestro día a día. A fin de cuentas, los consejos solo pueden ser dados si se conocen las circunstancias de cada persona y pueden ser examinados y discutidos entre las dos partes.
La solución, pues, pasa por abrazar ciertas ideas y claves de vida que nos hagan reorganizar los esquemas con los que interpretamos nuestro entorno, a nosotros mismos y a los demás. Aquí puedes leer 7 de estas claves.
1. Abriendo nuevas posibilidades
El hecho de sentirte con el corazón roto es una anomalía que te puede llevar a vivir situaciones novedosas y atípicas que no habríamos experimentado de otro modo. Por ejemplo, si sientes soledad, eso te llevará a tomar la iniciativa y conocer a otras personas que en un futuro pueden ser muy valiosas para ti.
Si te sientes tan mal que no quieres hacer nada, el hecho de obligarte a hacer todo lo contrario de lo que te diga el cuerpo (para romper con la dinámica de tristeza) puede conducirte al mismo resultado. En cualquier caso, estarás haciendo cosas que no solías hacer, y de un modo novedoso. De los sentimientos negativos se pueden extraer oportunidades.
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2. El corazón roto como motor de la creatividad
Muchas veces, incluso de las situaciones más adversas se puede sacar un provecho. Los sentimientos desencadenados por la sensación de tener el corazón roto pueden ser una fuente de nuevas creaciones que, además, pueden ayudarte a dar sentido al dolor que sientes en ese momento.
Puedes probar escribiendo lo que sientes, utilizando tu imaginación para traducir textualmente todo aquello que te gustaría decir, o puedes desarrollar cualquier proyecto en el que creas que te puede ayudar esa activación emocional que sientes.
3. El poderoso poder de la atención
¿Te has dado cuenta de que a lo largo de la historia se han producido grandes tragedias y pérdidas irremediables y que, sin embargo, no hacen que te sientas terriblemente mal en cada momento? Es porque, a pesar de conocer muchas de estas tristes historias, no les prestas atención en tu día a día.
Si crees que el hecho de sentirte con el corazón roto no te puede ayudar en ningún sentido, es bueno que sepas que ese dolor está ahí porque tú lo alimentas con tus actos y tus pensamientos recurrentes: no existe por sí solo. Este es el motivo por el que muchos de los consejos que se suelen dar en estos casos invitan a mantenerse ocupado en algo, obligarse a concentrarse en nuevas tareas.
4. Abrazando el humanismo
Poner arreglo a un corazón roto significa aceptar la idea de que somos nosotros quienes decidimos lo que podemos esperar de los demás y de nosotros mismos. No hay ninguna persona imprescindible ni extraordinaria más allá del valor que nosotros mismos le demos.
Del mismo modo, no hay ninguna medida objetiva que determine nuestro propio valor, ni con quién podemos o merecemos estar. Todo eso lo podemos decidir nosotros sobre las experiencias que vamos viviendo en el presente. Abrazar el espíritu humanista nos ayudará a entender que somos nosotros quienes les damos significado y valor a las cosas.
5. Estoicismo
Es bueno tener presente que no podemos controlar todo lo que ocurre en nuestras vidas. Muchas cosas buenas y malas ocurren independientemente de nuestras intenciones, y por tanto no debemos sentirnos culpables por su existencia.
La idea estoica de que sólo debemos preocuparnos por aquello que depende directamente de lo que hacemos es muy aplicable en el caso de un corazón roto, que suele involucrar a alguien más además de nosotros.
6. Sentirse mal no es malo
No hay nada malo en expresar nuestra tristeza a los demás. Llorar es muy útil para aliviar el dolor, y lo mismo ocurre al compartir nuestros pensamientos con los demás.
Cuando sufrimos por un corazón roto, es bueno aprovechar toda aquella ayuda que nos ofrezcan y no desecharla para no ser una carga o no contagiar el malestar. A fin de cuentas, nosotros haríamos lo mismo por otras personas.
7. La negación no arregla nada
Intentar bloquear recuerdos sobre lo que vivimos con alguien solo hará que nos concentremos más en esos recuerdos y los evoquemos todo el rato. Del mismo modo, negar que nos sintamos mal cuando es evidente que no es el caso, solo hará que notemos una tensión a la que no podemos dar salida, y nuestra manera de comportarnos se volverá totalmente artificial.
Para dar salida al dolor de un corazón roto hay que aceptar que esos sentimientos están ahí, y que no desaparecerán en cuestión de minutos.