Las 6 verdades incómodas sobre la ruptura de pareja
El amor de pareja es una de las sensaciones más bonitas de las que puede disfrutar el ser humano, y saber que alguien te acompaña en los buenos y en los malos momentos es una de esas cosas por las que merece la pena vivir.
En nuestro artículo “La química del amor: una droga muy potente”, te explicamos cómo el enamoramiento es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte sufrir un bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una droga es totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos.
Pero el amor también termina...
Pero cuando el amor se acaba, la pareja se rompe, y la persona con la que habíamos compartido tantos momentos buenos se va de nuestra vida, las consecuencias de la adicción a sus caricias, a sus besos, a su sonrisa, etc., son tan fuertes que nos pueden llegar a provocar graves conductas depresivas y obsesivas.
Son muchas las razones por las que una pareja puede romperse: la infidelidad, la pérdida de interés por el otro, la falta de comunicación... y es complicado aprender a vivir sin ese alguien especial, pues la memoria emocional nos recuerda una y otra vez, esas canciones, esos rincones, esos viajes, esas locuras, etc.
¿Cómo afrontar una ruptura amorosa?
Atravesar una ruptura de pareja no es fácil, pero con el tiempo se puede superar. Ya que el primer paso para seguir adelante es aceptar que la relación se ha acabado.
A continuación te mostramos las seis verdades incómodas sobre la ruptura de pareja, para que así entiendas que todos (o casi todos) hemos sufrido por alguien alguna vez.
1. El desamor no es lineal
El desamor no es lineal, sino que existen altibajos, por eso es una de las situaciones que más contradicción puede causar en uno mismo, especialmente en los primeros momentos de la ruptura. Pese a que el desamor sigue una serie de fases, uno siempre está expuesto a volver a revivir esos momentos del pasado.
La psicóloga e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Rozzana Sánchez Aragón expone lo siguiente:
“El duelo amoroso es un proceso que llega a ser más complicado que aquel que se enfrenta cuando fallece un ser querido, debido a que en el duelo de muerte, gracias al razonamiento, se da un proceso lineal al saber que una relación terminó, mientras que **en la ruptura amorosa se da un proceso cíclico porque siempre existe la posibilidad de que se tenga nuevamente el contacto con la ex pareja.**Ello puede detener el avance obtenido al buscar superar la relación y revive las emociones, tanto positivas como negativas, que hacen que se vuelva más difícil y doloroso”.
Eso no quiere decir que no se pueda superar el desamor, pues los circuitos neuronales que se activan durante el enamoramiento, con el tiempo se debilitan. Pero el antiguo amor puede volver a activarlos en algunas situaciones, y por eso los psicólogos recomiendan el “todo o nada”, es decir, no mantener contacto con la persona de la que hemos estado enamorados, al menos durante un tiempo. Este tiempo puede ser más largo o más corto dependiendo de la intensidad del sentimiento y de otros aspectos como la autoestima del individuo.
A diferencia de la pérdida de otro ser querido, en las relaciones de pareja existe un juego emocional y se experimentan sentimientos de: culpa, odio, inferioridad, etc., que pueden perturbar la estabilidad emocional de las personas.
2. Suele ser una decisión difícil de tomar
Ya que el desamor no es lineal y tienen mucho peso las emociones a la hora de tomar la decisión de dejar a la pareja, imponer la razón frente a la intensidad de los sentimientos que se experimentan es muy complicado. Además, como se ha comentado en el punto anterior, la autoestima juega un papel importante, y es bastante frecuente que muchas personas, incluso después de haber tenido muy claro el fin de la relación, se hayan arrepentido posteriormente.
Trabajar en mejorarse a uno mismo y en el propio desarrollo personal, y aprender a quererse tal y como uno es, es la mejor manera de seguir hacia adelante con la nueva situación.
3. Duele… ¡y mucho!
La persona que deja la relación puede, en muchas ocasiones, sufrir menos. Pero la persona que es dejada suele sentir un dolor más intenso y más duradero por no entender las causas de la ruptura, y puede percibir la ruptura como un fracaso personal, afectando negativamente a su bienestar.
Para Sánchez Aragón, el dolor que se siente tras una ruptura amorosa puede llegar a ser incluso peor que el de la muerte de un ser querido. Tras realizar un estudio en el que se analizaron las emociones, pensamiento y conductas tras la ruptura amorosa, concluyó:
“Cuando se sufre la pérdida de alguien con alto valor afectivo, y la razón es la muerte, se vive el duelo y puede tardar, pero se sabe que no existe la posibilidad de volverla a ver y de esa manera el razonamiento nos permite entender que no hay retorno.
Es diferente en el caso romántico porque aquí tenemos la posibilidad de volver a ver a la persona y encontrarla quizá con otra pareja; ello puede crear una situación difícil de superar, ya que uno siente que está seudoadaptándose a la vida y regresa a una parte de su vida que le provoca un dolor intenso”.
4. Los amigos en común pueden perderse
Las rupturas de pareja son muy dolorosas y pueden llegar a tener efectos negativos en distintas áreas de nuestra vida si no se superan de manera positiva. De hecho, las rupturas de pareja pueden llevarnos a una crisis existencial que puede ser incluso necesaria para crecer emocionalmente. Pero cuando no se gestionan bien las emociones negativas (ira, rabia, etc.) causadas por la ruptura, la persona puede entrar en una espiral negativa que le va a afectar en la manera de relacionarse con las personas cercanas a la pareja, pues éstas le van a recordar a su “ex” y pueden acentuar la obsesión.
Como mencionamos en las líneas anteriores, el “todo o nada” es necesario para dejar que pase el tiempo y las amistades más cercanas también lo pueden llegar a sufrir, pues son una vía directa de información sobre lo que hace el otro. En otras ocasiones, son los amigos cercanos los pueden acabar hartos, pues se suele recurrir a ellos para que simpaticen y se pongan de nuestro lado.
5. Te vas a sentir solo (al menos un tiempo)
Cuando rompes con alguien, la rutina diaria y el compartir gran parte de tu vida con esa persona va a cambiar. La habituación a su cariño y dejar ir esos momentos íntimos suele ser lo que más cuesta superar. De hecho, pensar que los buenos momentos que compartíais los compartirá con alguien más, puede causar celos y complica la relación posterior (al menos cordial) con tu “ex”.
Muchas personas no saben estar solas y buscan llenar el vacío que sienten con alguien más, sin pararse a corregir sus propios errores o fortalecer su autoestima, afectada tras la ruptura. A medida que va pasando el tiempo, esos momentos de soledad se van superando, pero es necesario parar un tiempo para encontrarse a uno mismo, sino las relaciones siguientes pueden sufrirlo.
6. Se puede volver a ser feliz en el amor
Aunque en el momento de romper puede parecer que la que hasta el momento ha sido tu pareja es la única persona con la que vas a ser realmente feliz, esa vocecita sólo es tu dependencia emocional que te está mintiendo. En realidad, el tiempo lo cura todo, y la distancia puede ser nuestra aliada si queremos recuperar la mejor versión de nosotros mismos.
Los seres humanos nos podemos adaptar a multitud de situaciones, y podemos ser resilientes. Cuando la relación se acaba puedes experimentar el peor momento de tu vida, y puedes sentirte triste y deprimido. Afortunadamente, con el tiempo te sentirás mejor y le abrirás tu corazón a otra persona especial.