50 Ejemplos de
Versos, Rimas y Estrofas

Dentro del estudio de la lírica, se diferencian distintas unidades con las que se compone un texto poético: el verso, la rima y la estrofa.

  • Verso. Es una unidad métrica de ritmo o unidad rítmica que compone a la poesía.
  • Desde el punto de vista fónico, se caracteriza por estar entre dos pausas.
  • Las pausas que separan a los versos se señalan gráficamente con la distribución de estos en renglones sucesivos.
  • Los versos incluyen elementos fónicos como acentos, pausas, cesuras o rimas que, cuando se repiten periódicamente en serie, producen un ritmo.
  • Rima. Es la coincidencia total o parcial de fonemas a partir de la última vocal acentuada del verso.
  • Puede ser consonante, cuando todos los fonemas son idénticos a partir de la última vocal acentuada.
  • Puede ser asonante, cuando solo las vocales son idénticas a partir de la última vocal acentuada.
  • No es indispensable para la poesía, ya que en la poesía moderna abunda el verso blanco o suelto, es decir, sin rima.
  • Se considera de poco valor mezclar rimas asonantes y consonantes, así como el empleo de rimas demasiado sencillas, como las de infinitivo, gerundio y participio entre sí, respectivamente.
  • Estrofas. Son las combinaciones o grupos de versos que se repiten regularmente. Sin embargo, las poesías no siempre están compuestas por estrofas. Además, los versos de una misma estrofa pueden ser iguales o desiguales en relación a la cantidad de sílabas que presentan.

Tipos y ejemplos de versos

Los versos toman diferentes nombres según la cantidad de sílabas con que se componen. En el español, la medida puede ir desde cuatro hasta dieciséis sílabas. Se consideran versos de arte mayor aquellos cuya métrica tiene más de ocho sílabas. Por el contrario, los versos de arte menor son aquellos que cuentan con ocho o menos sílabas.

Los versos de quince y dieciséis sílabas (también llamados octonarios) son muy poco frecuentes.

  1. De cuatro sílabas: tetrasílabos. Por ejemplo:

José Juan Tablada

Del verano,
roja y fría
carcajada,
rebanada
de sandía.

José de Espronceda, Canción del Pirata

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés*

*3+1 (por terminar en palabra aguda)

Baldomero Fernández Moreno (fragmento)

Yo le dije:
sol y luna.

  1. De cinco sílabas: pentasílabos. Por ejemplo:

Anónimo (fragmento)

Llorad las damas
si Dios os vala.
Guillén Peraza
quedó en la Palma,
la flor marchita
de la su cara.

Federico García Lorca, «Canción china en Europa»

La señorita
del abanico,
va por el puente
del fresco río.

Los caballeros
con sus levitas,
miran el puente
sin barandillas.

La señorita
del abanico
y los volantes
busca marido.

Los caballeros
están casados,
con altas rubias
de idioma blanco.

Los grillos cantan
por el Oeste.

(La señorita,
va por lo verde).

Los grillos cantan
bajo las flores.

(Los caballeros,
van por el Norte).

Generalmente se usa en combinación con otros versos. Por ejemplo:

Rafael Alberti

Mi corza, buen amigo, (7)
mi corza blanca. (5)
Los lobos la mataron (7)
al pie del agua. (5)
Los lobos, buen amigo, (7)
que huyeron por el río. (7)
Los lobos la mataron (7)
dentro del agua. (5)

  1. De seis sílabas: hexasílabos.

Marqués de Santillana

En un verde prado
de rosas e flores
guardando ganado
con otros pastores

José Gorostiza

No es agua ni arena
la orilla del mar.

El agua sonora
de espuma sencilla,
el agua no puede
formarse la orilla.

Y porque descanse
en muelle lugar,
no es agua ni arena
la orilla del mar.

Las cosas discretas,
amables, sencillas;
las cosas se juntan
como las orillas.

Yo solo me miro
por cosa de muerto;
solo, desolado,
como un desierto.

A mí venga el lloro,
pues debo penar.

No es agua ni arena
la orilla del mar.

  1. De siete sílabas: heptasílabos. Por ejemplo:

José de Espronceda, “El pescador”

Sentado en su barquilla,
te canta su cuidado,
cual nunca enamorado
tu tierno pescador

José de Espronceda, “El estudiante” (fragmento)

Jamás vencido el ánimo,
su cuerpo ya rendido
sintió desfallecido…

Generalmente usados en combinación con otros versos. Por ejemplo:

Garcilaso de la Vega

Cuán bienaventurado (7)
Aquél puede llamarse (7)
Que con la dulce soledad se abraza (11)
Y vive descuidado (7)
Y lejos de empacharse (7)
En lo que al alma impide y embaraza. (11)
No ve la llena plaza (7)
Ni la soberbia puerta (7)
De los grandes señores, (7)
Ni los aduladores (7)
A quien el hambre del favor despierta: (11)
No le será forzoso (7)
Rogar, fingir, temer y estar quejoso. (11)

  1. De ocho sílabas: octosílabos. Por ejemplo:

Manuel Machado

Hasta que el pueblo las canta
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe su autor.

Ventura Ruiz Aguilera

La guitarra que yo toco
siente como una persona;
unas veces canta y ríe.
Otras veces gime y llora.

Gustavo Adolfo Bécquer

Por una mirada un mundo,
por una sonrisa un cielo,
por un beso, yo no sé
qué te diera por un beso.

  1. De nueve sílabas: eneasílabos. Por ejemplo:

Manuel González Prada

Humo y nada el soplo del ser;
mueren hombre, pájaro y flor;
corre a mar de olvido el amor;
huye a breve tumba el placer.

José de Espronceda

Y luego el estrépito crece
confuso y mezclado en un sonque,
ronco, en las bóvedas hondas
tronando furioso zumbó
y un eco que agudo parece
del ángel del juicio la voz,
en tiple, punzante alarido,
medroso y sonoro se alzó

Rubén Darío

En el tapiz está un amor
y una pastora da una flor
al pastorcico que la anhela.
Es una boca en flor la boca
de la que alegre y viva toca
el clavicordio de la abuela

  1. De diez sílabas: decasílabos. Por ejemplo:

Francisco Asís de Icaza, «Estancias»

Este es el muro y en la ventana
que tiene un marco de enredadera,
dejé mis versos una mañana,
una mañana de primavera.

Gustavo Adolfo Bécquer

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa. (6)

José de Espronceda, «El estudiante de Salamanca»

Y de pronto en horrendo estampido
desquiciarse la estancia sintió,
y al tremendo tartáreo rüido
cien espectros alzarse miró.

  1. De once sílabas: endecasílabos. Por ejemplo:

Guillermo Valencia

Y en reposo silente sobre el ara,
con su pico de púrpura encendida,
tenue lámpara finge de Carrara
sobre vivos colores sostenida.

Garcilaso de la Vega (fragmento)

El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de contar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
(de pacer olvidadas) escuchando.
Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
agora estés atento sólo y dado
el ínclito gobierno del estado
Albano; agora vuelto a la otra parte,
resplandeciente, armado, 7
representando en tierra el fiero Marte;

Lope de Vega

Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

  1. De doce sílabas: dodecasílabos. Por ejemplo:

Salvador Rueda

Sus curvados dedos al mover ligeras,
como leves armas de traidores filos,
tejen las arañas cual las hilanderas
sus hamacas tenues de irisados hilos.

Alfonsina Storni

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar.

Tomás de Iriarte

Ora pues, si a risa provoca la idea,
que tuvo aquel sandio moderno pintor,
¿no hemos de reírnos siempre que chochea
con ancianas frases un novel autor?

  1. De trece sílabas: tridecasílabos. Por ejemplo:

Gertrudis Gómez de Avellaneda, «La noche del insomnio y el albas»

¡Yo palpito tu gloria mirando sublime
noble autor de los vivos y varios colores!
¡Te saludo si puro matizas las flores!
¡Te saludo si esmaltas fulgente la mar!

Juan Ramón Jiménez, «Rimas»

Va cayendo la tarde con triste misterio;
inundados de llanto mis ojos dormidos,
al recuerdo doliente de amores perdidos,
en la bruma diviso fatal cementerio.

Un sol lúgubre vierte morados fulgores,
esfumando entre nieblas la verde espesura;
dulce ritmo armonioso de vaga amargura
me despierta… A mi lado se duermen las flores

  1. De catorce sílabas: alejandrinos. Por ejemplo:

Rubén Darío, «Sonatina»

La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

Antonio Machado

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ejemplos de rimas

  1. Rima consonante. Por ejemplo:

Francisco López Merino

Florecen las campanas musicales congojas
y en la fuente una nube crepuscular se estanca.
El árbol de la niebla deja caer sus hojas
ungiendo los caminos de una tristeza blanca.

Gabriela Mistral

Como soy reina y fui mendiga, ahora
vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»
Quisiera hacer las marchas sonriendo
y confiando ahora que has venido;
pero hasta en el dormir estoy temiendo
y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»

Enrique González Martínez

Te envidio blanca estrella que en cenit prendida
ostentas a mis ojos lumínica prestancia,
y sabia en el silencio azul de la distancia
te asomas al profundo misterio de la vida.

  1. Rima asonante. Por ejemplo:

(Anónimo)

Alta estaba la peña,
nace la malva en ella.
Alta estaba la peña,
riberas de río;
nace la malva en ella
y el trébol florido.

Gabriela Mistral, «Romance del establo de Belén»

Al llegar la medianoche
y romper en llanto el niño
las cien bestias despertaron
y el establo se hizo vivo…
y se fueron acercando
y alargaron hasta el niño
sus cien cuellos, anhelantes
como un bosque sacudido.

José de Espronceda

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Tipos y ejemplos de estrofas

  1. Pareados. Dos versos compuestos por cualquier número de sílabas, que rimen entre sí. Por ejemplo:

Juan Carlos Dávalos

Por ti me alcé de golpe del lodazal impuro
para tender las manos derechas al futuro.

  1. Terceto. Tres versos endecasílabos que rimen: el 1° con el 3°, el 2° con el 1° y el 2° de la estrofa siguiente, y así se encadenan en el resto de la poesía, que termina con un cuarteto. La Divina Comedia está escrita en tercetos y fue Dante Alighieri el que inventó este tipo de estrofas. Por ejemplo:

Francisco de Quevedo y Villegas, «Epístola satírica y censoria»

No he de callar, por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,
puede hablar el ingenio, asegurado
de que mayor poder le atemorice.

En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio y la verdad desnuda,
y romper el silencio el bien hablado.

[…]

Mandadlo ansí, que aseguraros puedo
que habéis de restaurar más que Pelayo
pues valdrá por ejércitos el miedo
y os verá el cielo administrar su rayo.

  1. Cuarteto endecasílabo. Cuatro versos de cualquier medida (en tiempos de mayores exigencias formales, debían ser de versos endecasílabos). Por ejemplo:

Leopoldo Lugones, «El picaflor»

Run… dun, run… dun… Y al tremular sonoro
Del vuelo audaz y como un dardo, intenso,
Surgió de pronto, ante una flor suspenso,
En vibrante ascua de esmeralda y oro.

Fue color… luz… color… A un brusco giro,
Un haz de sol lo arrebató al soslayo;
Y al desaparecer con aquel rayo,
Su ascua fugaz carbonizó en zafiro.

  1. Cuarteto octosílabo. Cuatro versos de ocho sílabas. Por ejemplo:

José Martí

Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.

…Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
Él volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.

…Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
Él volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.

Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en mi vida!

…Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!

  1. Copla. Las coplas a menudo son cuartetos y la redondilla es una forma especial de cuarteto octosílabo, en que riman 1° y 4°, 2° y 3°. Por ejemplo:

Conrado Nalé Roxlo

Para que sea tu vida
más profunda y más hermosa,
mírala con dolorosa
mirada de despedida.

  1. Quintilla. Cinco versos de ocho sílabas; distinta rima los dos primeros, y distribuida libremente en los otros tres. Por ejemplo:

Juan Rodríguez Del Padrón

Fuego de divino rayo,
dulce llama sin ardor,
esfuerzo contra el desmayo,
consuelo contra dolor,
¡alumbra tu servidor!

  1. Sextina. Serie formada por seis versos. El poema Martín Fierro está escrito en sextinas. Por ejemplo:

José Hernández

Yo me le senté al del pampa.
Era un oscuro tapao.
Cuando me hallo bien montao
de mis casillas me salgo;
y era un pingo como galgo
que sabía correr boliao.

  1. Octava. Ocho versos endecasílabos componen la octava u octava real; deben rimar 1°, 3° y 5°; 2°, 4° y 6°; y 7° con 8°. Pero también se admite como octava la estrofa de ocho versos de cualquier medida. Por ejemplo:

Luis de Góngora y Argote

¡Oh bella Galatea, más suave
que los claveles que tronchó la aurora;
blanca, más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en las aguas mora;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas!
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!

  1. Décima. Diez versos octosílabos que deben rimar: el 1° con el 4° y el 5°; el 2° con el 3°; el 6° con el 7° y el 10°, y el 8° con el 9°. Se la llama también espinela. Rafael Obligado utiliza esta estrofa en el Santos Vega. Por ejemplo:

Rafael Obligado

Yo que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que al payador ha nutrido,
beso este suelo querido
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
¡la patria de Echeverría,
la tierra de Santos Vega!

  1. Soneto. Es una composición limitada y de molde fijo. Consta de catorce versos endecasílabos, que se distribuyen en dos cuartetos y dos tercetos. La rima es consonante y en la actualidad su distribución puede variar. Hay también sonetos escritos en alejandrinos. Por ejemplo:

Sor Juana Inés de la Cruz, «A su retrato»

Este que ves engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores,
es cauteloso engaño del sentido;

este, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado,

es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

  1. Serie indefinida. Los romances están compuestos por una serie indefinida de versos octosílabos, con rima asonante en los versos pares y los otros versos quedan sueltos. Por ejemplo:

«Romance de Abenámar y el rey Don Juan» (fragmento)

—¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida;
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.
—No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida.
—Yo te agradezco, Abenámar,
aquesta tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!
—El Alhambra era, señor,
y la otra, la mezquita;
los otros, los Alixares,
labrados a maravilla.

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