Texto Narrativo sobre la Familia
Texto Narrativo sobre la Familia
La historia secreta de mi familia
Es raro pensar que la familia de uno existió antes de que uno viniera al mundo, o sea, que tiene una historia que uno no vivió, de la que uno no forma parte. Pero he visto las fotos, he leído las cartas, he visto los videos que mi padre tomó en los primeros cumpleaños de mi hermana, y poco a poco he ido entendiendo quiénes fueron antes de mí. Esa es su historia secreta, como la cara oculta de la Luna.
La historia secreta de mi familia inicia, como es lógico suponer, cuando mis padres se conocieron. Mi padre dice que fue en un baile que hacían todos los años en su pueblo natal, y al que iban todos los jóvenes de los pueblos vecinos. Dice que en ese entonces había finalizado el bachillerato y estaba ayudando en la tienda de su padre, sin saber muy bien qué hacer con su vida. Pero tan pronto vio a mi madre sentada en un banco y rodeada de sus amigas, supo lo que el futuro le deparaba y supo que sería con esa muchacha, cuyo nombre ni siquiera conocía. Incluso dice que pudo ver nuestras caras, la mía y la de mi hermana, como si fuéramos un recuerdo lejano de algo que tardaría en ocurrir.
Mi madre, en cambio, cuenta una historia distinta. Dice que ya se habían conocido, un par de años antes de ese baile, a través de una amiga en común que frecuentaba ambos pueblos. Y que mi padre no había querido prestarle la menor atención. Quizá porque todavía era muy pequeñita. Hasta que dos años después, cuando se enteró de aquel baile, se puso su mejor vestido y se escapó de casa con su amiga, cuyo hermano mayor tenía edad suficiente para conducir. Estaba segura de que en ese baile se encontraría a mi padre, y de que esta vez no pasaría inadvertida. Y, como la historia demuestra, tuvo razón.
Mi madre cuenta que en ese entonces ella estaba por terminar el bachillerato y que soñaba con asistir a la universidad. Su familia trabajaba en el campo desde hacía varias generaciones, pero ella no quería tener nada que ver con papas y remolachas, sino que soñaba con dedicarse a la veterinaria.
Cuenta también que la noche del baile, después de haber dado vueltas y vueltas en los brazos de mi padre, le contó todo aquello mientras tomaban aire fresco. “Yo sabía que eras diferente”, dice que le dijo mi padre, antes de proponerle que escaparan juntos a la ciudad: ella estudiaría y él trabajaría para mantenerlos a ambos, y cuando acabara la carrera, volverían juntos al pueblo para abrir un consultorio veterinario. Y así, a la semana siguiente, sin contarle a nadie sus planes, se fueron juntos a vivir a la ciudad.
De sus primeros años juntos a ninguno de mis padres le gusta hablar. Sospecho que fueron tiempos difíciles, a juzgar por las fotos. Se los veía flacos, un poco tristes, sentados en una plaza entre árboles secos y estatuas extrañas. En otras fotos solamente aparece mi padre, con su overol de obrero mecánico repleto de manchas de grasa. Pero siempre con esa mirada de confianza, como convencido de que al final las cosas saldrían como deben. Tal vez porque había tenido aquella visión en el baile.
También sé, juntando las pistas que he encontrado en sus cartas, que estuvieron un tiempo separados. Jamás nos han dicho nada al respecto, pero mi hermana sospecha que nuestra madre estuvo saliendo con otro. De todos modos, eso a nadie le importa, porque cuando ella regresó a la ciudad de sus pasantías en el sur del país, ya estaban juntos de nuevo.
Ese mismo año decidieron casarse, una ceremonia pequeña y casi sin testigos, de la que nos quedan un par de fotos y una fotocopia del acta de matrimonio original, en la que el nombre de mi padre está mal escrito. No hay fotos de su luna de miel, que fue también en el sur del país, en la región montañosa que mi madre había conocido en sus pasantías y que ahora quería compartir con su esposo. De allí salió el nombre de mi hermana, Silvana, que es el nombre de la montaña en donde la concibieron, durante aquella semana de viaje en el automóvil de segunda mano de mi padre.
Silvana nació a comienzos del año siguiente. Es ella quien más fotos tiene: en la cuna, recién nacida; en el baño unos pocos meses después; sobre los hombros de nuestro padre, en el parque; o llorando desconsolada en las rodillas de Papá Noel. Además, en las fotos, nuestros padres no podrían lucir más felices. Creo que Silvana llegó en el mejor momento.
Dos años después, me tocó a mí el turno de entrar en esta historia. Silvana dice que no me estaban esperando, que fue todo sorpresa. Pero a veces dice esas cosas para molestarme.
Aquí termina la historia secreta de mi familia, la que tuvo lugar antes de que yo naciera. Es difícil no sorprenderse con todo lo que tuvo que ocurrir para que uno venga al mundo.
Referencias:
- “Narración” en Wikipedia.
- “Texto narrativo” en Centro Virtual Cervantes.
- “Texto narrativo” en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
¿Qué es un texto narrativo?
Un texto narrativo es aquel que contiene un relato, o sea, que le brinda al lector una serie de eventos hilados de manera ordenada y en los que se narra una historia.
El elemento característico del texto narrativo es la presencia del narrador, que puede ser o no un personaje dentro de la historia. La historia posee una trama, o sea, una conexión entre los eventos y una serie de personajes, que se pueden dividir entre principales (a quienes les ocurre la historia) y secundarios (quienes acompañan a los principales).
Algunos ejemplos de textos literarios son cuentos, novelas, crónicas, leyendas, mitos, y textos periodísticos.
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