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10 Ejemplos de
Relato Histórico

Un relato histórico es una narración cronológica sobre algún acontecimiento real y relevante de la historia. Su foco puede estar puesto en uno o varios personajes, en una serie de sucesos, en un conflicto específico o en un período puntual. Por ejemplo: la narración de la Revolución cubana.

Como se trata de una exposición o explicación de hechos que se desarrollaron en tiempos pretéritos, los relatos históricos siempre tienen un final. Es importante entender que, si bien se basan en acontecimientos y personas que realmente existieron en el pasado, puede variar el enfoque y la interpretación según cada historiador.

Los relatos históricos sirven para comprender cómo se llevaron adelante determinados sucesos que marcaron a la humanidad o a ciertas culturas. Además, permiten conocer cuáles fueron sus consecuencias hasta la actualidad, al mismo tiempo que proponen que las sociedades no vuelvan a cometer los errores del pasado.

Estructura del relato histórico

El relato histórico comprende la siguiente estructura:

  • Introducción. Se establece el entorno, los personajes y las circunstancias en las que se desarrollaron los hechos.
  • Desarrollo. Se narran los acontecimientos específicos.
  • Conclusión. Se dispone un final con sus consecuencias y alcances en el presente.

Elementos del relato histórico

Como toda narración, el relato histórico posee los siguientes elementos:

  • Protagonistas. Son las personas (reales) que protagonizaron el suceso histórico y que son las que llevaron adelante la acción y se vieron afectadas por ella.
  • Lugar. Es el espacio físico donde se desarrollaron los acontecimientos narrados.
  • Tiempo. Es la fecha y la época en que rodean los hechos históricos.
  • Motivaciones. Son las razones que impulsaron a los personajes a actuar de determinada manera.
  • Obstáculos. Son las dificultades que obligaron a los personajes a cambiar sus planes para comprender mejor el desenvolvimiento de los sucesos.
  • Situación final. Es el momento de la conclusión de los hechos, en el que es importante explicar las consecuencias, las implicancias, el análisis o el resultado. Además, se debe explicar qué sucedió con los personajes y con los espacios físicos en donde se desarrolló la acción.

Características del relato histórico

Algunas de las cualidades que tienen los relatos históricos son las siguientes:

  • Claridad. La narración debe explicar de forma correcta y concisa los detalles de los acontecimientos.
  • Cronología. El relato debe ser contado según la temporalidad en que ocurrieron los hechos.
  • Objetividad. El historiador debe intentar contar los hechos tal cual sucedieron, sin incluir su punto de vista analítico, así como también debe valerse de fuentes confiables.
  • Tiempo pasado. El escrito debe estar narrado en tiempo pasado, es decir, debe utilizar las conjugaciones verbales en pretérito.

Ejemplos de relato histórico

  1. 5 de mayo de 1862: el día en que México derrotó al ejército francés

Hace más de siglo y medio, en las cercanías de la ciudad mexicana de Puebla, tuvo lugar un enfrentamiento entre las tropas locales y el ejército invasor del Segundo Imperio Francés, en una batalla que a muchos recordó las gloriosas gestas militares de la antigüedad grecorromana. Nos referimos a la Batalla de Puebla, un breve alto en la toma de México por parte de los europeos, en lo que se conoce hoy como la Segunda Intervención Francesa en México.

Las fuerzas enfrentadas no podían ser más dispares. En una esquina, conducidos por Ignacio Zaragoza, militar de apenas 33 años, estaban los 4.500 hombres del ejército mexicano; en la otra, al mando del conde de Lorencez y pariente de la emperatriz Carlota, Charles Ferdinand Latrille, estaban los 6.500 del disciplinado y mejor equipado ejército imperial francés.

Los primeros, pertrechados en el sur y este de las afueras de la ciudad, en los fuertes de Loreto y Guadalupe; y los segundos avanzando sobre ellos desde la cercana Hacienda la Rementería. Es en parte la disparidad de los ejércitos lo que hizo la victoria mexicana tan gloriosa e inesperada.

  1. México, 1910: la primera revolución del siglo XX

El siglo XX daba sus primeros pasos temerosos, sin sospechar el destino turbulento al que muy pronto haría frente en muy diferentes países. Uno de los primeros fue México, que en 1910 despertaba del largo sueño positivista que fue el Porfiriato: tres décadas y media en las que se combinaron el autoritarismo, la persecución política y social, el avance tecnológico y el crecimiento industrial. México había dado importantes pasos hacia el desarrollo, pero siempre de espaldas a las mayorías empobrecidas y marginadas, especialmente en el campo.

Así, cuando en 1910 el caudillo Porfirio Díaz anunció que no se postularía a la reelección para el cargo de presidente sino que daría paso a la alternancia propia de la democracia, nuevas voces surgieron para arrear al pueblo hacia las votaciones.

La principal de todas ellas fue la de Francisco I. Madero, un empresario y hacendado que recorrió México llevando su mensaje antireeleccionista y antiporfirista a todos los rincones, lo cual le valió un inesperado arresto en San Luis Potosí, bajo acusaciones de “conato de rebelión” y de “ultraje a las autoridades”. El candidato opositor favorito estuvo en prisión cuando se celebraron las elecciones, en las que Díaz fue reelecto para el cargo, traicionando la palabra dada.

  1. Los cuatro capítulos de la conquista de América

A finales del siglo XV, la visión del mundo que tenían los imperios de Europa cambió para siempre. Un navegante genovés, empeñado en hallar para España nuevas rutas comerciales hacia el Oriente, tropezó con las costas inesperadas de un continente entero, al que llamaron de distinto modo: “el Nuevo Mundo”, “Las Indias Occidentales”.

Pronto se tuvo noticia de los fabulosos tesoros naturales que en esa nueva tierra abundaban, o de los pueblos aborígenes que entre ellos habitaban, y ante la crueldad y la codicia de los europeos, la Iglesia Católica tuvo que intervenir. Entonces, el papa Alejandro VI anunció que el nuevo continente debía estar bajo el control de la corona europea y que debía destinarse a la expansión del cristianismo, es decir, que los nativos debían ser convertidos a la religión “verdadera” y que se les debía mostrar la compasión cristiana.

Es por eso que España fue la primera en hacerse con el control del continente, y debió enfrentar a los pueblos nativos mediante la guerra, mientras que otros imperios, como el inglés o el holandés, se animaron a colonizar partes del nuevo continente más adelante, cuando la Reforma Protestante les permitió deshacerse de los mandatos del papado. La historia de la conquista de América por las potencias europeas se divide en cuatro partes diferentes: la conquista española, la conquista portuguesa, la conquista francesa y la conquista británica.

  1. Un grito de libertad e independencia

Era de madrugada todavía cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado por los militares Ignacio Allende y Juan Aldama, trepó a las alturas de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores e hizo repicar las campanas para convocar a la feligresía.

Era el 16 de septiembre de 1810 y el mensaje que tenía para dar ya no era de tipo religioso sino político y social: Hidalgo iba a convocar a su pueblo a alzarse en armas contra el gobierno del Virreinato de Nueva España, al que acusó de haber traicionado los valores hispanos y responder a las órdenes de los franceses, que tras invadir España habían sacado del trono a Fernando VII. Y en ese instante, sin que el propio Hidalgo lo supiera, se daba inicio a la larga lucha por la independencia mexicana.

Este evento, conocido hoy como “el grito de Dolores”, fue sin embargo la punta de un iceberg revolucionario. En Santiago de Querétaro, ese mismo año, en la casa del corregidor de la ciudad, José Miguel Domínguez, comenzó a reunirse un puñado de conspiradores: Ignacio Allende, Mariano Abasolo, José Mariano Michelena, José María García Obeso, Juan Aldama, el propio cura Miguel Hidalgo y Costilla, y otros letrados, comerciantes y militares descontentos con los eventos que tenían lugar en la metrópoli europea a raíz de las invasiones napoleónicas. Su propósito, escondido detrás de la excusa de reunirse a hablar de literatura, era formar una Junta de Gobierno que tomara el poder en nombre de Fernando VII, rey depuesto por los franceses, tal y como estaba ocurriendo en distintas regiones de España.

  1. Hundimiento del Titanic

El Titanic, transatlántico británico de la naviera White Star Line, fue construido bajo la iniciativa de J. Bruce Ismay en 1907,​ y diseñado por los ingenieros navales Thomas Andrews y Alexander Carlisle en los astilleros de Harland & Wolff, en Belfast (Irlanda).​ Su construcción se inició en abril de 1909 y se terminó a finales de marzo de 1912.​ En el momento de su finalización, el Titanic era el barco de pasajeros más grande y lujoso jamás construido.​ Estaba provisto de dieciséis compartimientos estancos que servían para la protección del buque de las averías importantes.​

Su hundimiento ocurrió en la noche del 14 al 15 de abril de 1912, cuando realizaba su primer viaje desde Southampton hasta Nueva York. Colisionó contra un iceberg en el océano Atlántico frente a las costas de Terranova. Esta colisión se produjo en el lado de estribor a las 23:40 del 14 de abril y provocó que el transatlántico se hundiera a las 02:20 del 15 de abril, es decir, en menos de tres horas.​ Fallecieron unas mil quinientas personas por golpes diversos, caídas, ahogamiento o hipotermia. Personalidades famosas perecieron en el naufragio, entre ellas Benjamin Guggenheim y John Jacob Astor IV.

El buque no disponía de suficientes botes salvavidas y la tripulación nunca había sido entrenada para enfrentarse a este panorama. Como resultado, la evacuación de los pasajeros estuvo mal organizada. El comportamiento del capitán del Titanic, Edward John Smith, también fue criticado, sobre todo porque había mantenido el barco a una velocidad demasiado alta, dadas las condiciones de navegación. Las circunstancias meteorológicas y climáticas también jugaron un papel determinante.

El naufragio supuso una conmoción en el mundo entero, sobre todo en Estados Unidos y el Reino Unido. Tras el hundimiento, varias comisiones de investigación fueron llevadas a cabo y sus conclusiones se utilizaron para mejorar la seguridad marítima, especialmente a través de nuevos reglamentos. Asimismo, esta tragedia ha dado lugar a numerosas leyendas sobre las razones de su hundimiento.

  1. Biografía de Steve Jobs

Steve Paul Jobs nació en San Francisco el 24 de febrero de 1955. Sus padres eran dos universitarios de escasos recursos cuando lo tuvieron, por lo que lo dieron en adopción al matrimonio armenio conformado por Paul Jobs y Clara Hagopian. La familia se mudó a Mountain View en 1961 y, mientras Steve se encontraba en el colegio, comenzó a interesarse por la informática y asistió a talleres que organizaba Hewlett-Packard, empresa en que más adelante trabajó.

En 1972, estudió en la Universidad Reed College de Portland solo por un lapso de seis meses como estudiante, aunque continuó asistiendo como oyente. Meses después, realizó un retiro espiritual en la India. A su regreso, fue contratado por Atari, compañía que comercializaba videojuegos. En esa época y desde su garaje, se unió al ingeniero Stephen Wozniak para fabricar y comercializar el primer ordenador personal: Apple I. Ya en 1976, fundaron Apple Computer y, al año siguiente, desarrollaron el Apple II. A partir de ese momento, se convirtió en una de las empresas con mayor crecimiento en Estados Unidos.

En 1984, Apple lanzó el primer Macintosh, lo que supuso una auténtica revolución en aquella época. A pesar de este éxito, Jobs no se entendía con sus compañeros, por lo que dejó la compañía en 1985. Tras abandonar Apple, Steve Jobs se centró en la creación de Pixar Animations Studios y pronto comenzó a producir películas para The Walt Disney Company.

Al mismo tiempo, fundó la compañía NeXT Computer. En 1993 cambió su nombre a NeXT Software y se centró en el desarrollo de sistemas operativos. Debido a ello, tres años después Apple anunció la compra de la compañía de Jobs para actualizar el sistema operativo de Macintosh. De esta manera, Steve Jobs volvió a formar parte de su primera compañía en 1996 como asesor.

Dado los conflictos con Microsoft, el presidente de Apple renunció y Steve Jobs tomó su lugar en 1997. Durante esta segunda etapa, volvió a revolucionar el mercado como lo había hecho años atrás.

En 2004, fue diagnosticado de cáncer de páncreas. Dicha enfermedad no se hizo pública y Jobs continuó trabajando con normalidad. En 2009 se sometió a un trasplante de hígado, aunque poco después reapareció y, dos años más tarde, murió el 5 de octubre de 2011 con solo 56 años.

  1. La Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana fue un conflicto armado que comenzó en 1910 y culminó en 1920. Representó el evento social y político más significativo del siglo XX mexicano. Se trató de una serie de sublevaciones armadas en contra de los sucesivos gobiernos dictatoriales de Porfirio Díaz, que se extendió hasta la segunda o tercera década del siglo, cuando finalmente se proclamó la Constitución mexicana.

Durante el conflicto se enfrentaron inicialmente las tropas leales al gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, quien gobernara el país desde 1876, contra los sublevados encabezados por Francisco I. Madero, quienes vieron la posibilidad de iniciar un movimiento de recuperación de la República. Tuvieron éxito en 1910, a través del Plan de San Luis, en el que avanzaban desde el norte mexicano, desde San Antonio (Texas).

En 1911 se realizaron comicios electorales y el propio Madero fue electo presidente. Pero sus discrepancias con otros líderes revolucionarios, como Pascual Orozco y Emiliano Zapata, ocasionaron el levantamiento en su contra de sus antiguos aliados. La oportunidad fue aprovechada por un conjunto de militares que hoy se conoce como la “Decena Trágica”, quienes encabezados por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta dieron un golpe de estado y asesinaron al presidente, a su hermano y al vicepresidente. Así asumió Huerta el mandato del país.

No tardaron en reaccionar líderes revolucionarios como Venustiano Carranza o Francisco “Pancho” Villa, quienes combatieron al gobierno de facto hasta la renuncia de Huerta en 1912, tras la invasión norteamericana a Veracruz. Entonces, lejos de alcanzar la paz, iniciaron los conflictos entre las diversas facciones que habían depuesto a Huerta, por lo que Carranza convocó a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único, quien fue Eulalio Gutiérrez, designado presidente. Sin embargo, el propio Carranza desconoció el acuerdo y las hostilidades se reanudaron.

Finalmente, se dieron los primeros pasos para promulgar una nueva constitución del país en 1917 y llevar a Carranza al poder. Pero las luchas intestinas tardarían algunos años más, durante los cuales estos líderes serían asesinados: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923 y Obregón en 1928. Pero ya en 1920 había asumido el mandato Adolfo de la Huerta, y en 1924 Plutarco Elías Calles, dando paso a la historia democrática del país y poniendo fin a la Revolución Mexicana.

  1. La caída del Muro de Berlín

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, tanto Alemania como la ciudad de Berlín quedaron divididas en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos Alemanias. Fue así como en 1949, los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).

Hasta 1961, casi tres millones de personas abandonaron la Alemania Oriental para adentrarse en Berlín Occidental, debido a la maltrecha economía soviética. La RDA comenzó a darse cuenta de la pérdida de población que sufría y, la noche del 12 de agosto de 1961, decidió levantar una alambrada provisional de 155 kilómetros que separaba las dos partes de Berlín. En los próximos días comenzó la construcción de un muro de ladrillo y las personas cuyas casas estaban en la línea de construcción fueron desalojadas.

Con el correr de los años, por la existencia de muchos intentos de escape, el Muro de Berlín fue ampliándose hasta convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia y, en la parte superior, colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella.

Hacia 1975, 43 kilómetros del muro fueron acompañados por la llamada «franja de la muerte», formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.

La caída del muro fue motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, debido a que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo. Este hecho motivó enormes manifestaciones en Alexanderplatz que llevaron a que el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido y se produjo un éxodo masivo. Este hecho significó el inicio de la reunificación de la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana tras veintiocho años de separación.

  1. La muerte de Julio César

En los llamados idus de marzo del 44 a. C., un grupo de senadores, que conspiraban contra su gobierno, convocó a Julio César al Foro para leerle una petición, que tenía por objetivo devolver el poder al Senado. Marco Antonio, importante colaborador de César, quiso detenerlo para explicarle que había tenido noticias difusas de la posibilidad de un complot en su contra, pero no lo convenció.

El grupo de conspiradores lo interceptó y lo condujo a una habitación anexa del Teatro de Pompeyo, sitio donde Tulio Cimber le entregó la petición. Cuando el dictador la comenzó a leer, Cimber tiró de su túnica, provocando que César, siendo Pontifex Maximus y jurídicamente intocable, le gritara: Ista quidem vis est?, que en latín significa “¿Qué clase de violencia es esta?”. En ese instante, Servilio Casca sacó una daga y arremetió contra el cuello de César, quien rápidamente se defendió clavándole un punzón de escritura en el brazo.

El agresor pronto gritó en griego ἀδελφέ, βοήθει!, que significa “¡Socorro, hermanos!”, y, en ese preciso momento, todos los senadores se lanzaron sobre él.​ El dictador intentó salir del edificio para pedir ayuda, pero, cegado por la sangre que le corría por su cabeza, tropezó y cayó. Los conspiradores continuaron ajusticiándolo hasta morir. En total, le propinaron veintitrés puñaladas de las que se cree solo una fue la que provocó su muerte.

Según los historiadores romanos Eutropio y Suetonio, sesenta fueron los senadores que tuvieron participación activa en el magnicidio. Tras el asesinato, los conspiradores huyeron y dejaron el cadáver a los pies de una estatua de Pompeyo, de donde lo recogieron unos esclavos y, luego de llevárselo a Marco Antonio, este lo mostró al conmocionado pueblo.

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