Venta a plazos

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La venta a plazos es una modalidad de transacción donde el vendedor permite al cliente cancelar el producto en varios pagos futuros. A estos abonos se les suele denominar cuotas.

En otras palabras, la venta a plazos permite extender el pago por un bien o servicio por un periodo que puede durar meses o años.

El objetivo de la venta a plazos es darle al consumidor la comodidad de poder cancelar un producto en partes, y no en un único desembolso que podría ser muy alto.

Usualmente, suelen venderse bajo esta modalidad bienes duraderos, como un inmueble, o servicios costosos, como un viaje al extranjero.

Además, la venta a plazos se suele realizar mediante la tarjeta de crédito, por lo que el cliente normalmente adquiere una deuda con una entidad financiera. Esta le está otorgando un préstamo que deberá devolver en varios abonos futuros (cuotas).

Otro punto a tomar en cuenta es que cada cuota tiene dos componentes: el principal de un préstamo (la parte del monto de la deuda que se amortiza) y los intereses (coste financiero por comprar a crédito).

De igual modo, debemos mencionar que en algunos casos se exige en el periodo 0 de efectuar la compraventa el pago de una cuota inicial, que es una parte del precio del producto, por ejemplo, el 10%. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de los inmuebles.

Ventajas y desventajas de la venta a plazos

Entre las ventajas de la venta a plazos tenemos:

  • Aumenta el movimiento comercial del vendedor, pues el bien o servicio se hace más accesible.
  • Permite que el cliente pueda adquirir productos o servicios costosos sin descapitalizarse en el corto plazo.
  • Muchas veces es la única manera en la que una persona puede acceder a un bien costoso como una vivienda.
  • Existen herramientas que reducen el riesgo. La entidad que financia la operación podría exigir como garantía el propio bien transado, como ocurre con los inmuebles. Entonces, en caso de impago, el banco toma posesión de la vivienda y la puede vender para recuperar el préstamo otorgado.

Sin embargo, la venta a plazos también tiene desventajas:

  • Existe siempre un porcentaje de clientes que no cumplirán con cancelar su deuda. Esto se conoce como riesgo de crédito.
  • Puede incentivar peligrosamente el consumismo en cierto sector de la población que es vulnerable a caer en impago, por ejemplo, si pierde el empleo.
  • Tomando en cuenta los dos puntos anteriores, la entidad financiera debe gestionar adecuadamente la aprobación de créditos (y los tipos de interés impuestos), así como la gestión de cobranza de su cartera de clientes. De otro modo, el negocio podría volverse insostenible.
  • Se generan mayores costes financieros para el cliente. Esto, porque, como mencionamos anteriormente, cada cuota incluye intereses. Es decir, no solo se distribuye el monto de la venta entre el número de periodos, sino que existe un coste adicional por el valor del dinero en el tiempo.
  • El cliente siente la satisfacción en el momento, pero a futuro debemos tomar en cuenta que deberá cargar con la responsabilidad de cancelar una deuda, lo que puede generar estrés y un eventual conflicto con el acreedor.

Venta a plazos e intereses

Como ya hemos mencionado, esta modalidad de pago implica normalmente el cargo de intereses. Estos dependerán del tipo de interés que, a su vez, se determina en base al nivel del riesgo del crédito.

Lo anterior quiere decir que el tipo de interés será mayor cuanto más alta sea la probabilidad de impago. Esto se define en función de distintas variables como el historial de crédito del deudor y del periodo del crédito (cuanto más corto sea el plazo de financiamiento, mayor la posibilidad de reembolso y viceversa).