Mapa de riesgos

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El mapa de riesgos es una herramienta en la que se plasma la situación actual del negocio, así como la coyuntura económica, política y social que le rodea. De esta forma identificamos qué aspectos podrían afecta a nuestra actividad y cómo solucionarlos.

Los mapas de riesgos son herramientas de prevención. Estos mapas tratan de situar la situación de una empresa, tomando en cuenta variables como la situación económica, política y social que rodea a la compañía. De esta forma, la intención del mapa es la identificación de qué aspectos negativos podrían afectar a la actividad económica de la empresa, permitiéndonos anticiparnos a los escenarios presentes y futuros.

Los mapas de riesgos son herramientas muy utilizadas en el mundo empresarial. De esta forma, la empresa puede conocer los riesgos y adoptar métodos preventivos para acotar los efectos.

¿Para qué sirve un mapa de riesgos?

El principal objetivo de un mapa de riesgos es el de sintetizar toda la información relativa a las incertidumbres que afronta la empresa. De esta forma podemos proceder a la elaboración de estrategias destinadas a disipar esos focos de incertidumbre. La metodología consiste en la capacidad de elaborar estrategias que puedan mitigar los posibles daños presentes y futuros, así como la exposición.

Un mapa de riesgos es una herramienta muy útil para la gestión empresarial. Los mapas de riesgos permiten conocer los riesgos a los que se podría enfrentar una empresa, tanto en el presente como en el futuro. Teniendo en cuenta una serie de factores, como la situación política, económica y social, podemos anticiparnos al problema y adoptar métodos preventivos que traten de limitar los posibles efectos negativos que podrían desencadenar estos.

Entre los objetivos de realizar un mapa de riesgos se encuentran los siguientes:

  • Cuantificar la probabilidad de que un riesgo suceda.
  • Medir el daño potencial de cada riesgo.
  • Conocer el entorno de la compañía.
  • Incrementar la seguridad de la entidad.
  • Conocer los riesgos que podrían acechar a la compañía.
  • Cuantificar los riesgos a los que se enfrenta la compañía.
  • Conocer los errores que podrían dañar a la compañía.
  • Garantizar la sostenibilidad presente y futura de la compañía.

Entre otros, el mapa de riesgos sirve para conocer todos los aspectos anteriormente descritos, así como un sinfín de herramientas que nos permitirán conocer una compañía más a fondo.

¿Cómo se realiza un mapa de riesgos?

Aunque parezca una tarea simple, elaborar un mapa de riesgos es un proceso bastante extenso. Además, este requiere de un amplio conocimiento de la compañía y su entorno, así como de estrategia empresarial. En la compañía, finalmente, existen pocas personas que conozcan muy a fondo la compañía, así como su entorno, por lo que es difícil una valoración total de los riesgos. 

No obstante, con la formación necesaria, realizar un mapa de riesgos es posible. Para ello debemos seguir una serie de pasos que nos permitan realizarlo, así como realizarlo de forma objetiva y útil para la estrategia de la compañía.

Realizar un mapa de riesgos, es una tarea que se puede resumir en los siguientes pasos:

  • Definir e identificar los riesgos: De esta forma, en primer lugar debemos reflexionar sobre la organización, el negocio, las tareas, así como los procesos críticos que tiene la compañía. De este manera, sintetizando la información, podremos evaluar las vulnerabilidades que, como debilidades internas, posee la compañía. Debemos medir todos los factores muy en detalle, así como cualquier factor que podría incidir en cada uno de ellos, mermando la capacidad de la compañía en el presente y el futuro.
  • Cuantificar y cualificar los riesgos: Esta evaluación debemos hacerla junto a un análisis muy estricto y crítico. Recordemos que el objetivo es controlar todos los posibles riesgos. Por ello, si conocemos la exposición de la compañía, así como la probabilidad objetiva y subjetiva de que ocurra un riesgo, podremos clasificarlos y priorizar aquellos que más nos interesen, dependiendo de lo que consideremos más importantes dentro de la política de la compañía.
  • Valorar y priorizar los riesgos: Con estas evaluaciones y análisis podremos obtener los primeros indicadores sobre los que cualificar y cuantificar los riesgos. Estos son las pérdidas potenciales, las cuales basaremos en series históricas que nos permitan hacer una aproximación. Así como los KRI (Key Risk Indicator). De esta forma, podremos obtener indicadores que, en cierta forma, nos permitan valorar de forma más objetiva los riesgos, así como proceder a la priorización de los mismos.
  • Completar la matriz de priorización: Cuando tengamos todos los riesgos identificados y medidos, lo siguiente que queda es la priorización de los mismos. Para ello, basándonos en la probabilidad y los daños potenciales, podremos clasificarlos, priorizando aquellos que requieran de una actuación más inmediata, así como aquellos que más daño potencial suponen. Para su clasificación, los clasificaremos en una matriz de celdas de colores que miden, en rojo, si el riesgo es alto; en amarillo, si hablamos de un riesgo medio; en verde, si el riesgo es bajo.
  • Adopción de estrategias: Una vez están identificados todos los riesgos, así como la priorización de estos, procedemos a la estrategia. Es decir, definimos las posibles estrategias para mitigar los efectos negativos potenciales que podrían provocar estos riesgos en nuestra compañía.