Federalismo y centralismo
Tanto federalismo como centralismo son dos términos opuestos desde el punto de vista conceptual, refiriéndose ambos a distintos modelos organizativos por parte de los estados.
El federalismo y el centralismo son, por tanto antítesis, de modos de entender el funcionamiento político, social y económico de un determinado territorio. La adopción de una estructura federal o centralizada responde a múltiples factores culturales, históricos o geográficos de los países a lo largo y ancho del mundo.
En primer lugar, el federalismo prima la coexistencia y coordinación administrativa existente entre distintos territorios de diferentes culturas dependientes de un poder central. Este se encargará posteriormente de derivar en cierta medida distintos poderes y competencias.
Alternativamente, el centralismo o centralización suponen un modelo contrario y basado en la reunión o concentración de los poderes de un estado y la correspondiente toma de decisiones en un núcleo central decisor.
Elementos de diferencia entre federalismo y centralismo
Más allá del concepto señalado inicialmente, existen rasgos diferenciadores entre ambas formas de organización a destacar:
- Reparto de los poderes del estado: Estructura administrativa e institucional centralizada en una Administración central frente a diversos gobiernos territoriales con soberanía independiente en un gran abanico de competencias.
- Atención a la diversidad: Los estados federales muestran mayor atención a diferencias de tipo geográfico, cultural o económico. En cambio, un estado centralizado procede de manera uniforme e igualitaria en la toma de decisiones.
- Punto de vista legislativo: Un modelo plantea la existencia de un único ordenamiento jurídico a aplicar a todos los territorios, mientras que el otro reparte y aplica individualmente un marco legal a cada punto.
Coexistencia entre federalismo y centralismo en la actualidad
En el momento actual, y especialmente en el marco occidental, es más corriente la adopción de modelos mixtos entre ambas modalidades.
Un claro ejemplo es el de España, que se constituye como un estado con competencias nacionales y territoriales simultáneamente en forma de comunidades autónomas.
Alemania o Estados Unidos se comportan de modo similar alternando políticas e instituciones federales con la relevancia de un gobierno central que asume el control en último término.