Descapitalización
La descapitalización es un proceso de reducción de activos por parte de una empresa.
La descapitalización es un suceso muy común en el ámbito empresarial. En este sentido, cuando las pérdidas acumuladas superan la totalidad del capital social, produciendo un patrimonio neto negativo en estas, se dice que la empresa ha sufrido una descapitalización total; debiéndose la situación a una salida de capital por las pérdidas que se han ido acumulando. Cuando el patrimonio neto es negativo, se dice que dicha empresa está en situación de quiebra técnica. Esto se debe a que, dependiendo de la ley de cada territorio, un patrimonio neto negativo muestra la inviabilidad de la compañía, al superarse el activo con el pasivo.
La situación de quiebra, provocada por la descapitalización, puede ser, o no, reversible.
También podemos hablar de descapitalización cuando una compañía, aun no habiendo superado el umbral que establece la quiebra técnica, sufre una masiva salida de capital por diversas razones.
Otro suceso en el que se utiliza dicho concepto es el producido por la pérdida del valor de los activos, en favor de un incremento del valor de la deuda contraída.
Causas de la descapitalización
Entre las causas que pueden ocasionar un proceso de descapitalización en una empresa pueden encontrarse muchas, y muy diversas.
Entre estas, cabría mencionar las siguientes:
- Un sistema de elevados impuestos.
- Elevados costes operativos.
- Ineficiencias y fallos en la estrategia.
- Abuso de la contratación de deuda y elevados costes de la misma.
- Falta de inversión en capital e I+D.
- Mala planificación económica y financiera de la compañía.
- Corrupción.
Consecuencias de la descapitalización
Entre las principales consecuencias de la descapitalización, cabría destacar el cierre de empresas, así como la consecuente pérdida de capacidad productiva que este hecho supone.
Sin embargo, existen otra serie de consecuencias de la descapitalización entre las que podríamos destacar las siguientes:
- Pérdida de riqueza.
- Destrucción de empleo.
- Fuga de capitales.
- Pérdida de capacidad productiva.
- Incremento de la desigualdad.
- Incremento de la morosidad.
- Costes judiciales.
¿Cómo prevenir y evitar la descapitalización?
Para evitar las causas, así como las consecuencias, derivadas de la descapitalización, la empresa puede adoptar estrategias que le permitan adelantarse a dicha situación.
Entre estas estrategias cabría destacar las siguientes:
- Realizar una correcta planificación estratégica.
- Confeccionar una buena planificación económica-financiera.
- Proyectar los flujos de caja para anticipar escenarios.
- Controlar y monitorear el mercado existente y futuro.
- Control riguroso de entradas y salidas de capital.
- Elaborar presupuestos continuamente.
- Invertir en I+D y capital para garantizar la eficiencia.
¿Qué hacer en una situación de descapitalización?
Si la empresa ya se encuentra descapitalizada, así como necesitada de recursos, estamos ante un gran aprieto.
En este sentido, lo más rápido, si esto se produjo por la elevada deuda de la compañía, es la renegociación de la deuda y el establecimiento de nuevos periodos de pago. Además, ante la falta de recursos, solicitar más crédito puede servirnos de ayuda para lograr la liquidez inmediata.
No obstante, de no ser posible lo anterior, contamos con otra serie de herramientas para captar financiación y que pueden ayudarnos a salir del atolladero. En este sentido, podemos buscar inversores con los que asociarnos y reestructurar el negocio. También, podemos buscar capital en los mercados financieros; o, por último, tratar de integrarnos en un grupo empresarial más fortalecido.
En última instancia, si la descapitalización se debe a la falta de demanda, la mejor estrategia posible, de no querer cerrar la compañía, es la reconversión del modelo de negocio. Todo ello, con la consecuente puesta en marcha de un modelo alternativo, más viable ante la nueva situación de mercado.