Quiebra

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Una quiebra o bancarrota es la situación económica en que una empresa, organización o persona física se encuentra cuando, debido a la incapacidad de hacer frente a sus deudas con los recursos disponibles, tiene que cesar su actividad de forma permanente.

Dicho con otras palabras, cuando el patrimonio neto es negativo, una empresa está en quiebra. Cuando esta situación ocurre quiere decir que con la totalidad de los activos no podrían responder a la deuda total que deben a los acreedores.

Hay que distinguir la situación de quiebra o bancarrota de la situación de suspensión de pagos. Así, una empresa que suspenda pagos en un determinado momento no puede hacer frente a los pagos en un determinado momento, pero no necesariamente está quebrada. Esto ocurre en situaciones de ausencia de liquidez. Pero ello no quita que reciba liquidez suficiente al mes siguiente para seguir haciendo frente a sus obligaciones de pago. Ahora bien, no debemos confundir la iliquidez con la bancarrota.

En contraste, la situación de quiebra se caracteriza porque no se pueden hacer frente a los pagos de la actualidad y tampoco a los pagos futuros. Como ya hemos indicado, es una situación de cese de actividad permanente.

Cabe mencionar, antes de adentrarnos de forma más profunda en el término de quiebra, que la palabra bancarrota, utilizada actualmente como sinónimo de bancarrota, no lo es en un sentido estricto del término.

Características de una quiebra

La bancarrota presenta unas características que la hacen una situación única y, por tanto, diferente a otras. Las características de una quiebra son las siguientes:

  • Es una situación irreversible: Una vez que una empresa se declara en quiebra, dicha empresa está abocada a su desaparición. Por tanto, podrán nacer otras nuevas empresas, pero esa no volverá a funcionar. La quiebra es algo permanente.
  • Los activos son menos que los pasivos: El total del activo (muebles, edificios, efectivo, naves) es menor que las deudas que se deben (préstamos, hipotecas, pagos pendientes).
  • Afecta a la totalidad de la empresa: Lo que quiere decir que en un concurso de acreedores, esto afecta jurídicamente a toda la empresa. Independientemente, claro está, de que se puedan vender filiales que pasen a manos de otros titulares y eludan la situación de bancarrota generalizada.
  • Está tipificada legalmente: Dado que la situación de quiebra es una situación que podría utilizarse para fines fraudulentos, está recogida en la ley. De esta forma, se pretende que la situación de quiebra sea una situación objetiva, no subjetiva.

Posibles soluciones a la bancarrota

De manera general, podemos establecer dos posibles soluciones a la quiebra:

  • Conseguir un aumento de capital de modo que los activos igualen o superen a los pasivos.
  • Que los acreedores perdonen las deudas. Es decir, una quita de la deuda.

Como vemos, la quiebra es una situación compleja ya que por definición, los recursos no alcanzan para cubrir las deudas. Para poder priorizar el pago a los acreedores generalmente se establece un procedimiento concursal en donde se designa un administrador que se encargará de administrar los recursos disponibles y determinar el orden de pago a los acreedores.

Tipos de quiebra

La importancia de que la quiebra esté recogida en el código legal o de comercio de cada país es fundamental. Gracias a eso, podemos distinguir tres tipos de quiebra:

  • Quiebra fortuita: Ocurre cuando se ha hecho todo lo posible por evitar esta situación. Sin embargo, debido a las condiciones de mercado, una situación personal o de cualquier otro tipo, la empresa se ha declarado en quiebra.
  • Quiebra culpable: Este caso está condenado en todos los países que tienen una regulación específica de este ámbito. Tiene lugar cuando el administrador, propietario o empresario realiza actividades sin velar por el buen funcionamiento de la organización. Dicho de otro modo, realiza una mala gestión.
  • Quiebra fraudulenta: Es un caso aún más grave. El administrador de la organización, a sabiendas de que está realizando actividades que van en contra de la estabilidad y sostenibilidad de la organización los realiza con una mala intención. Esta mala intención se conoce más técnicamente en derecho como una actitud dolosa.

La diferencia entre estos tipos es muy importante, decíamos, ya que puede decantar un resultado u otro a favor o en contra de los acreedores. Muchas veces, en los casos en que se consigue demostrar que la quiebra era fraudulenta, los acreedores consiguen recuperar parte de la inversión, ya que son indemnizados.