Crisis sistémica
Una crisis sistémica es el hundimiento del sistema como consecuencia de una reacción en cadena de consecuencias negativas que afectan a una gran cantidad de sectores o economías y la falta de herramientas para solucionar el desastre.
El evento originador de una crisis sistémica puede tener distinta naturaleza, financiera, sanitaria, medioambiental, de escasez de recursos naturales, etc. y provoca un efecto de contagio que repercute tanto en los mercados financieros como también en la economía real.
Los efectos de una crisis sistémica se traducen en quiebras masivas de empresas, destrucción de empleo, elevados niveles de deuda como consecuencia de la contracción del crédito ofrecido por los bancos y hundimiento del consumo privado.
Consecuencias de una crisis sistémica
Las crisis sistémicas carecen de soluciones globales aplicables de forma homogénea a todos los países. En cambio, suelen implicar cambios estructurales en los países y de paradigma para conseguir transformaciones radicales en según qué vectores de sus economías.
Por ejemplo, reformas para flexibilizar el mercado laboral, reformas en las pensiones públicas, reformas a nivel medioambiental, reformas en la concepción de la forma de trabajar presencial o telemáticamente, etc.
Derivado de los efectos negativos de la crisis, los modelos de negocio de muchas empresas dejan de ser rentables y se extinguen, al mismo tiempo que surgen otras nuevas financiera y operativamente más eficientes.
Sin embargo, incluso con las reformas que se lleven adelante puede continuar la criba entre vida o muerte de otras tantas más. Constituye un proceso doloroso pero necesario de saneamiento, para continuar con una actividad económica productiva y no subvencionada, en la que el Estado no fagocite los beneficios de las empresas rentables en favor del mantenimiento de otras que, de no recibir ayudas públicas, ya habrían fracasado.
En cambio, esos fondos podrían haber ido destinados a la inversión en otras actividades que han demostrado modelos de negocio rentables en el tiempo pero que, debido a la crisis, están atravesando dificultades económicas coyunturales o eventuales.
Generalmente, estas crisis no se superan de un día para otro, sino que suelen pasar varios años y profundas transformaciones hasta que la economía de los países vuelve a los niveles de empleo y producción general previos a la crisis.
Para paliarla, los países pueden optar por políticas monetarias expansivas, basadas en el aumento del dinero en circulación a través del aumento del gasto público que, generalmente, suelen traducirse en incrementos del endeudamiento estatal, y alimentan el círculo vicioso de incrementos de la deuda privada. O políticas monetarias restrictivas, consistentes en reducir la oferta monetaria en circulación mediante subidas en los tipos de interés para evitar el endeudamiento adicional y frenar la inflación.
Ejemplos de crisis sistémicas
Algunos ejemplos de crisis sistémicas recientes han sido la sanitaria ocasionada por el Covid-19 y la crisis financiera de 2007, surgida por el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Ambos eventos originaron el hundimiento de la economía global. Afectaron transversalmente a un gran número de sectores en numerosos países, provocando la quiebra de empresas y dejando sin empleo a millones de personas en todo el mundo.
En el primer caso, el surgimiento del virus dio lugar a confinamientos domiciliarios obligatorios aplicados en una gran cantidad de países en los cinco continentes, que paralizaron la actividad económica de todos los sectores que implicaban trabajo presencial o no estaban adaptados al modelo digital.
En el segundo caso, el estallido de la burbuja inmobiliaria a causa del aumento de la morosidad e impagos en el mercado hipotecario de estadounidense condujo a caídas dramáticas de muchos productos financieros (titulizaciones, bonos hipotecarios o MBS, CDOs), sobre los que se sustentaba una gran parte del crecimiento de esta economía.
Una vez la morosidad comenzó a brotar y afectó a los primeros activos con la quiebra Lehman Brothers, el efecto contagio hacia otras entidades financieras fue imparable y esto tuvo repercusión en la economía real global con efectos negativos prolongados en el tiempo.