Control externo

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El control externo es la diligencia por la cual todo tipo de organizaciones cuenta con participación ajena en sus procesos de control, o bien de algún tipo de supervisión o monitoreo independiente.

Es decir, el control externo consiste en el desarrollo de la etapa de gestión conocida como control. Esto, por parte de profesionales no pertenecientes a la organización que aportarán el punto de vista de un tercero no comprometido con la entidad.

En otras palabras, son profesionales de origen externo e independiente los que asumen la toma de decisiones y la supervisión de procesos productivos propios de dicha fase (control) de la gestión administrativa.

La decisión de externalizar o trasladar este poder al exterior procede habitualmente de la propia compañía. En ocasiones se precisa de profesionales o controllers financieros que se ocupen de dicha tarea.

De forma alternativa, también existen controles reguladores o de supervisión oficial existentes en el sector público.

Relevancia del control externo

La necesidad de elementos de control de tipo externo a menudo es atribuible a empresas de gran tamaño, especialmente.

Cuando las compañías experimentan crecimiento y la adopción de mayor volumen de procesos, precisan un mejor monitoreo de sus recursos y activos.

Una aplicación de este tipo de control por parte de terceros es la realización de auditorías de origen externo dentro del ámbito del sector privado.

Otra modalidad muy extendida es la externalización de procesos de control de calidad en empresas del sector alimentario, por ejemplo.

Rasgos principales del control externo

El control, como proceso productivo, puede enfocarse en aspectos como sucede con el control administrativo, el control estratégico, el control de gestión o el control de carácter operacional.

Teniendo en cuenta lo anterior, (el control externo) conceptualmente se trata de la alternativa opuesta al control interno. Este último se refiere a la práctica de la autorregulación en las empresas e instituciones.

En ese sentido, independientemente del ámbito en que sea desarrollado, el control externo cuenta con una serie de características a destacar:

  • Externalización: Realizado por profesionales ajenos a la organización.
  • Formación y especialización: La ejecución de procesos de control externo precisa de profesionales especializados para cada tarea.
  • No exclusión: La gestión del control externo no significa la eliminación de procesos de control interno. Es decir, ambas modalidades pueden convivir en el día a día económico.
  • Eficiencia: Recurrir a control externo de los procesos a menudo responde a la necesidad de mejora de los ratios de eficiencia de una organización.
  • Cumplimiento normativo. Existen mecanismos de control externos que favorecen el cumplimiento normativo y la ley en materia económica. Por ejemplo, es el caso del Tribunal de Cuentas.