Control estratégico
El control estratégico es una fase del proceso administrativo que mide y evalúa el desempeño de una institución o empresa, con la finalidad de poder aplicar medidas de tipo correctivo.
También se podría decir que el control estratégico es un proceso de evaluación que hace toda empresa para poder controlar y valorar todas las actividades y procesos que se desarrollan dentro de ella. Tratando así, de verificar si los planes previamente establecidos se están cumpliendo.
Por una parte, si se diera el caso que en una empresa no se esté logrando alcanzar los objetivos, se deberá conocer que es lo que se está realizando de forma incorrecta o de forma inadecuada, con el propósito de corregir los errores cometidos.
Sobre todo, podríamos decir que el control estratégico es la parte final del proceso del sistema de dirección estratégica que implementa una empresa, con el fin de lograr asegurar que la empresa esté funcionando bien.
Por otro lado, se debe aclarar que el control estratégico también es conocido con el nombre de control organizacional.
¿Para qué sirve el control estratégico?
Toda empresa que aplica el proceso de control estratégico busca alcanzar los siguientes objetivos:
- Verificar el logro de los objetivos propuestos por la empresa, según los plazos y tiempos establecidos.
- Tratar de alcanzar el logro de los objetivos al menor costo posible, de manera que los recursos se utilicen de manera eficaz y eficiente.
- Incentivar y motivar a los recursos humanos de la empresa, para que asuman el compromiso de cooperar para la consecución de los objetivos propuestos en el plan.
Etapas de la implementación del proceso del control estratégico
Para desarrollar e implementar el proceso de control estratégico se deben seguir las siguientes etapas:
1. Definición y establecimiento de objetivos
Claro que, al inicio del proceso se deben delimitar y estructurar las metas y los logros que la empresa espera alcanzar; así como establecer los tiempos en los cuáles se esperaría el logro de los objetivos.
Sin duda, estos objetivos reflejan el nivel de desempeño que la empresa espera conseguir, estos se convierten en la norma o la dirección que se debe seguir en el accionar de la empresa.
2. Medición de resultados
Luego se procede a realizar las mediciones necesarias para saber si los resultados alcanzados en forma real coinciden con los objetivos propuestos.
En efecto, en esta fase se deben realizar mediciones claras y precisas, de lo contrario se podría incurrir en errores o bien en omisiones en la medición.
3. Evaluación de resultados
En realidad, en esta etapa se evalúa si efectivamente se están logrando los objetivos propuestos. Dado el caso que no se están obteniendo los resultados esperados, se busca conocer cuáles son las causas o razones para poder tomar acciones correctivas.
Aunque, es recomendable que en esta fase se establezcan ciertos límites de márgenes considerados como tolerables al no conseguir los objetivos, pero si se rebasan los límites establecidos, sí será necesario hacer las correcciones respectivas.
4. Aplicación de acciones correctivas
Por último, conociendo las causas y razones del por qué no se alcanzan los objetivos, se deben establecer medidas que ayuden a corregir el problema y mejorar el desempeño de la empresa.
De todas formas, el fin de esta fase es determinar claramente cómo, cuándo, cuánto y dónde deben aplicarse la medidas correctivas para poder alcanzar el nivel de desempeño propuesto. Las decisiones sobre las medidas de corrección constituyen la parte donde finaliza el proceso de control.
Para concluir, podemos decir que toda empresa o institución debería implementar el proceso de control estratégico, porque este permite determinar si efectivamente su nivel de desempeño alcanzado coincide con el nivel de desempeño esperado. Además, no es un proceso que se realiza una sola vez, sino por el contrario debe ser un proceso que se aplica en forma continua, puesto que siempre será necesario una retroalimentación adecuada.