Control de precios

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El control de precios es un sistema por el cual el gobierno fija la tarifa a pagar por una mercancía, o puede establecer una cotización mínima y/o máxima. Así, las empresas del sector deben obedecer dichos parámetros.

En otras palabras, el control de precios es una situación en la que el Estado determina el precio o el rango de precios para vender un producto. De ese modo, se exige que toda transacción siga la norma establecida.

Este tipo de control no es muy común actualmente. Sin embargo, hay ciertos bienes y servicios que por estar relacionados al bienestar de la población sí son regulados. Nos referimos, por ejemplo, a los servicios básicos como el agua y la electricidad.

Ventajas del control de precios

Entre las ventajas del control de precios pueden mencionarse:

  • Es una forma en la que el gobierno se asegura que un producto sea accesible a la población.
  • Los ciudadanos y empresas tendrán menos incertidumbre respecto a cuánto costará la mercancía en cuestión.
  • Evita que un producto de importancia para la población se eleve fuertemente por escasez. Así, en estos casos el Estado tendrá que asumir el costo de la subvención.

Desventajas del control de precios

Sin embargo, el control de precios en la práctica ha mostrado serias desventajas como las siguientes:

  • Si los productores deben vender por debajo del precio de equilibrio, la cantidad ofrecida será menor a la demanda de los consumidores. Entonces, se generará escasez.
  • Lo anterior conlleva a la aparición de mercados negros, fuera de la legalidad, donde los ciudadanos pueden adquirir el producto escaso. Sin embargo, pagan una tarifa mayor a la oficial.
  • Si no pueden cobrar un precio que les permita obtener ganancias, las empresas se verán desincentivadas a invertir en el sector controlado.

Ejemplo de control de precios

Un ejemplo de control de precios es, por ejemplo, un sistema de tipo de cambio fijo. Bajo ese esquema, la tarifa que se paga por la moneda extranjera siempre es la misma y la determina el Estado.

Para lograr lo anterior, sin embargo, las autoridades deben intervenir inyectando o retirando liquidez del mercado monetario. Es decir, es una medida que implica un coste para el gobierno.

Otro ejemplo de control de precios es el del salario mínimo que se establece en muchos países. En este caso, el objetivo del gobierno es que los trabajadores reciban un ingreso que les permita cubrir sus necesidades básicas.

No obstante, una de las críticas que surge frente a este sueldo mínimo es que crea una rigidez en el mercado laboral. Es decir, si no existiera ese control, en teoría, las empresas podrían contratar más trabajadores pagándoles una remuneración menor a la que exige la ley.