Contrato por diferencia (CFD)

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Un contrato por diferencia o CFD (del inglés contract for difference) es un contrato en el que se intercambia la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta de un activo. Como por ejemplo una acción, pero sin necesidad de tener en propiedad esas acciones.

Un CFD se pueden comprar o vender. Si compra un contrato de CFD, está comprando el activo subyacente (una acción por ejemplo). Es decir, está apostando a que el precio va a subir y, por lo tanto, si la acción sube ganará. Como se dice en el argot bursátil, está largo en ese activo financiero.

Por el contrario, si vende un contrato de CFD está vendiendo el activo subyacente. Vendiendo un CFD está “apostando” a que el precio del subyacente va a bajar. Es decir, si la acción baja ganará. A esto se le denomina estar corto en ese activo.

Esto quiere decir que podemos ganar cuando un activo financiero sube y cuando baja. Esto es, apostando al alza y a la baja. No obstante, conviene indicar que la inversión en CFDs conlleva riesgos.

Los CFDs son derivados financieros OTC

Los CFDs son derivados financieros OTC (Over The Counter). En otras palabras, no cotizan en ningún mercado organizado. Además no tienen fecha de vencimiento, lo que les hace más atractivos que los futuros financieros.

Al igual que los futuros financieros, los CFDs liquidan las ganancias diariamente a la hora de cierre. Para prevenir los riesgos de impago, se ajusta la posición de CFDs al precio que haya cerrado el mercado. Transfiriendo, de esta manera, el dinero de la persona que ha perdido a la que ha ganado, siendo ese precio el punto de partida del día siguiente.

La expansión del uso de los CFDs

Hasta hace relativamente poco tiempo apenas se conocía este activo. En la actualidad, sin embargo, es una de las formas de inversión más extendidas en todo el mundo. Se crearon en los años 50 por los fondos de cobertura, pero no han llegado hasta el pequeño inversor hasta hace pocos años.

Actualmente, se estima que entre el 20% y el 40% de las inversiones en la bolsa de Londres son en CFDs. En España comenzaron a comercializarse en el año 2007 y ya ocupan una gran parte del mercado.

¿Y por qué los CFDs se han hecho tan populares? Principalmente porque son muy sencillos y puedes apostar al alza y a la baja (más adelante veremos cómo). Además tienen apalancamiento financiero y gozan de mucha liquidez. Vamos a ver qué son exactamente los CFDs.

Tipos de CFDs

Entre los principales tipos de CFDs nos encontramos con los siguientes:

  • CFD sobre una acción: El activo subyacente es la acción en cuestión La cotización del CFD es exactamente la misma que la de las propias acciones. El inversor tendrá que hacer frente a unas comisiones a la compra y a la venta de CFDs, igual que con la compra-venta de acciones. Por ejemplo: Comprar CFDs de Telefónica SA.
  • CFD sobre un índice: El activo subyacente es un índice bursátil. Por ejemplo, un CFD sobre el Ibex 35. No existe una comisión explícita de compraventa, va implícita en la horquilla o spread. Los CFDs sobre índices son muy útiles para invertir directamente en un índice y así tener una cartera diversificada sin tener que complicarse haciendo una cartera propia.
  • CFD sobre materias primas: El activo subyacente es la materia prima. Por ejemplo, el oro. En este caso también es muy útil, ya que las cantidades mínimas para invertir en materias primas directamente suelen ser muy altas.
  • CFDs sobre divisas: El activo subyacente es una divisa en función de otra, que suele ser el dólar.

Derechos y obligaciones del inversor en CFDs

En los CFDs sobre acciones, el comprador de los CFDs conserva los derechos económicos propios de las acciones, como el cobro del dividendo neto (en España, el 81% del dividendo). En cambio, el vendedor de CFDs, en el caso de reparto de dividendo, tiene la obligación de pagar el dividendo. Por tanto, si vende CFDs, aunque el precio de la acción baje el día del reparto del dividendo, deberá pagar el dividendo y con ello se compensará la ganancia obtenida por la bajada del precio de la acción.

Los CFDs no tienen los derechos políticos de las acciones, como el derecho de asistir a la Junta de Accionistas. En el caso de CFDs sobre índices, materias primas y divisas no hay cobros ni pagos adicionales por estos conceptos, el bróker corrige el precio del subyacente directamente, de tal manera que esos factores se descuentan implícitamente.

Estos tres tipos de CFDs conllevan un coste de financiación por mantener una posición abierta diariamente (puntos swap).

Fiscalidad de los CFDs

Las plusvalías obtenidas no llevan asociada retención a cuenta. Tributan en la base imponible general del IRPF al tipo marginal del contribuyente. Las liquidaciones diarias se consideran ganancias o pérdidas patrimoniales.

Los CFDs están autorizados en los siguientes países: Reino Unido, Hong Kong, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, Alemania, Suiza, Italia, Singapur, Sudáfrica, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Suecia, Noruega, Francia, Irlanda, Japón y España.En los demás países, o bien está prohibido (Estados Unidos, por ejemplo) o no han comenzado a comercializarse.

Ventajas y riesgos de los CFD

Un CFD permite conseguir beneficios con las caídas y gracias a ello se pueden realizar coberturas de riesgo. Otra de las ventajas que ha hecho a los CFDs tan populares es que son productos apalancados, ya que no requieren de todo el capital de la operación para poder invertir en bolsa. Es suficiente con depositar un porcentaje del contrato en concepto de garantías. Este porcentaje suele rondar el 20%, pero puede ser incluso menor. Equivale a una compra o venta a crédito del subyacente.

Esto conlleva un riesgo en la inversión en CFD, el apalancamiento ejerce un efecto multiplicador de las ganancias y las pérdidas, haciendo a los CFDs más arriesgados que el subyacente sobre el que operan. Por ello, necesitan un fuerte seguimiento de mercado, ya que las pérdidas pueden superar la garantía inicial depositada.

Ejemplo de compra de CFDs sobre acciones

Vamos a ver la diferencia entre invertir largo en acciones y en CFDs.

Acciones

Compra 1.000 acciones de BBVA a 8 €

1.000 acciones x 8€ = 8.000€

Vende tres días después por 8,25€.

1.000 acciones x 8,25€ = 8250€ – Ganancia = 250€

  • Rentabilidad de BBVA = 3,125% (8,25/8 -1)
  • Rentabilidad de su dinero = 3,125% (250/8000)

CFD

Compra 1.000 CFDs de BBVA a 8€: Para ello deposita unas garantías del 20% = 1.600€ (Fíjese que con 1.600 euros está invirtiendo lo mismo que 8.000 euros en acciones).

  1. Ese mismo día BBVA cierra a 8,15 €. En su cuenta le abonan en concepto de ajustes por liquidación diaria 150€ ((8,15 – 8) x 1000 acciones). Asimismo, se le recalcularán las garantías que se incrementarán hasta 1630€ (8,15 x 1000 acciones x 20%), teniendo que depositar 30 euros más como garantía.
  2. Segundo día: BBVA cierra a 8,05€. por lo que en su cuenta se le cobra 100 € ((8,15 – 8,05) x 1.000 acciones). También se le recalculan las garantías que descienden hasta 1.610€ (8,05 x 1.000 acciones x 20%), devolviendo a su cuenta 20 euros.
  3. Tercer día: Vende por 8,25€ 1.000 CFDs x 8,25€ = 8.250€ Las garantías requeridas le son devueltas.
  • Ganancia = 250€
  • Rentabilidad de BBVA = 3,125%
  • Rentabilidad de su dinero = 15,5% (250/1613)

Observe que al haber apalancamiento financiero la rentabilidad de nuestra inversión es mucho mayor. Si hubiéramos comprado CFDs poniendo como garantía 8.000€ nuestra ganancia hubiera sido de 1.240€ (8000 x 15,5%). Por eso mismo el riesgo es mucho mayor con CFDs, porque si ocurriera lo contrario, es decir, la acción bajase de 8,25€ a 8€, invirtiendo en acciones nuestra pérdida sería del 3,125%, pero invirtiendo en CFDs nuestra pérdida es de 15,5%.