Contabilidad mental
La teoría de la contabilidad mental explica la capacidad que tiene el cerebro para clasificar, organizar y gastar los ingresos recibidos en función de la procedencia de estos.
Es decir, son los cálculos mentales y el esquema que tenemos en nuestra cabeza utilizado para gastar lo que hemos ingresado.
Fue ideada por Richard Thaler, Nobel de Economía en 2017. En sus investigaciones descubrió que la procedencia de un ingreso afecta al esfuerzo del gasto. De esta forma, por ejemplo, el dinero que se obtiene de forma sencilla se gasta con más facilidad.
El origen de la teoría de la contabilidad mental
Este concepto fue acuñado por el propio Thaler. Este economista fue el padre de la psicología aplicada a la economía. De hecho, puso en entredicho el concepto de decisiones basadas en la razón, el homo economicus. Según él, el ser humano es, sobre todo, emocional.
Sus descubrimientos se basaron en experimentos empíricos con voluntarios para averiguar en qué gastaban sus ingresos y por qué. Descubrió que de forma inconsciente categorizamos nuestros gastos. Pero no lo hacemos desde la razón, sino desde la emoción. Veamos cómo.
La teoría del empujón
La teoría del empujón se basa en la de la contabilidad mental. Expone que si debemos escoger entre dos opciones elegiremos normalmente la más fácil. Esto puede parecer obvio, pero hay más, la elegiremos, aunque no sea la más adecuada desde un punto de vista económico.
De esta forma, parece ser que tomamos decisiones basándonos en el esfuerzo necesario. Incluso si se nos presenta un análisis adecuado, optamos por el camino menos complicado. Decidimos comer hamburguesas, aunque sepamos las ventajas de la comida sana.
El sesgo de la contabilidad mental
En realidad, estamos ante una variante de la teoría de la contabilidad mental. De forma sencilla muestra como gastamos de diferente manera el dinero cuando este nos llega con o sin esfuerzo. Así, en el segundo caso la tendencia es a despilfarrarlo.
Por tanto, podríamos decir que la propensión marginal a consumir aumenta o disminuye dependiendo de la fuente de la renta. Si esta llega sin que tengamos que realizar un trabajo previo, lo que suele suceder es que dedicamos una cantidad mayor al consumo.
Ejemplo de contabilidad mental. Los impuestos
Veamos un ejemplo: ¿Qué sucedería si el gobierno nos pidiera una cantidad de dinero de nuestro trabajo para llevar a cabo una actividad que podría beneficiarnos? Pues que es muy probable que lo pensemos muy bien antes de decidir y la razón es que ese dinero nos cuesta mucho ganarlo.
Imaginemos ahora que se decide pagarlo con impuestos. La mayoría tenemos interiorizado que estos se pagan sí o sí. Ahora, según la teoría de la contabilidad mental, es probable que aceptemos esa actividad sin pensarlo mucho, porque no vemos que nos afecte directamente.