Definición de turismo ecológico

El término que ahora vamos a analizar está formado por dos palabras bien diferenciadas. En primer lugar está turismo cuyo origen etimológico está en el latín y más concretamente en el vocablo tornus que puede traducirse como “movimiento”. En segundo lugar está ecológico que, sin embargo, procede del griego, de la unión de las tres partes: oikos que significa “casa”, logos que equivale a “palabra o tratado” y el sufijo –ico que es sinónimo de “relativo a”.

El turismo es aquello que las personas hacen mientras desarrollan un viaje y permanecen en un lugar distinto al de su entorno habitual por un tiempo inferior a un año.

Lo habitual es que la actividad turística implique un desplazamiento y una estancia en un hotel, camping o establecimiento similar.

Ecológico, por su parte, es aquello asociado a la ecología. Este concepto (ecología) hace referencia al vínculo entre los organismos vivientes y el ambiente en el que residen, teniendo en cuenta los factores bióticos (los organismos que comparten un hábitat) y los factores abióticos (el clima, la geología, etc.).

La noción de turismo ecológico, por lo tanto, está vinculada a la actividad turística que se concreta sin incidir en el relación entre los seres vivos y el ambiente. En otras palabras, este turismo apunta a combinar el ocio del viajero con el respeto por el medio ambiente que lo recibe.

El turismo ecológico, también conocido como ecoturismo, resalta la importancia de la preservación y la sustentabilidad o sostenibilidad. Por eso intenta sensibilizar al viajero sobre estos temas y busca un acercamiento entre el turista y la comunidad de acogida.

Entre las actividades de las que puede disfrutar cualquier persona que decida hospedarse en un alojamiento rural para, de esta manera, estar en pleno contacto con la Naturaleza están el conocer y participar de las labores agrícolas y ganaderas del lugar. Eso supondrá desde alimentar a los animales de la granja hasta ordeñar las vacas pasando por regar los cultivos.

De la misma forma, el turismo ecológico igualmente ofrece la oportunidad de presenciar in situ como, de manera absolutamente natural y artesanal, las personas del lugar utilizan las materias primas que obtienen de las citadas labores para poder elaborar alimentos de exquisito sabor. Un claro ejemplo de ello es la elaboración de quesos a partir de la leche obtenida a través de vacas o cabras.

El poder disfrutar de paseos a caballo o el practicar deportes como el montañismo son otros de los atractivos que posee este tipo de turismo que, de igual modo, se ha convertido también en una de las mejores opciones para los amantes del senderismo.

Podemos comparar dos casos hipotéticos para entender las diferencias entre el turismo convencional y el turismo ecológico. Una familia planea visitar un bosque que se encuentra a tres kilómetros de la ciudad. Viaja hasta allí en su coche y, una vez en el bosque, decide encender una fogata, recogiendo ramas. Los niños, mientras tanto, arrancan flores para llevarse como recuerdo. Todos estos son comportamientos que dejan una huella en la naturaleza.

Otra familia, adepta al turismo ecológico, actúa de manera diferente. Los tres kilómetros entre la ciudad y el bosque los recorren en bicicleta para evitar las emisiones contaminantes. En lugar de prender fuego o recoger flores, deciden hacer senderismo y tomar fotografías. De esta manera, su estancia en el bosque no daña la ecología.

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