Definición de tinta china

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) indica que la tinta china es una tintura elaborada con negro de humo. Esta tinta se produce con el hollín procedente de hidrocarburos o con fragmentos de carbón que derivan de árboles no resinosos.

Los árboles no resinosos son aquellos cuya madera no produce resina, una secreción que les ofrece protección contra infecciones de diferentes clases, como ser las que provienen de los insectos o de los hongos. Además de la tinta china, la madera de estos árboles es muy usada para trabajos de carpintería y de ebanistería, así como en forma de leña para encender fuego para cocinar alimentos o para aprovechar su calor.

A estos pigmentos de color negro se les añade un aglutinante y agua para formar la tradicional tinta china, que comenzó a utilizarse en China en el siglo III antes de Cristo, luego llegó a Japón y finalmente se expandió por el mundo.

La tinta china suele emplearse en la caligrafía de China y de Japón, pero también para el desarrollo de dibujos. La técnica conocida como Suiboku o Sumi-e, por ejemplo, se basa en la utilización de tinta china.

El sumi-e nació en China a lo largo de la dinastía Tang, entre los años 618 y 907, a cargo de los maestros Wang Wei y Wu Daozi. A mediados del siglo X, en la dinastía Song, fue reconocido oficialmente como un estilo y usado por pintores tales como Liang Kai, Ma Yuan y Hsia Kuei. Recién en el siglo XIII, el sumi-e llegó a Japón, donde muchos artistas del país del sol naciente lo adoptaron, entre los cuales se encontraron Soga Jasoku, Musashi, Sesshu y Shubun.

Los monjes zen Sengai y Hakui, por su parte, lo utilizaron para ejercitar la meditación ya que se dieron cuenta de que la disciplina necesaria para dominar esta técnica era tal que debían practicar con mucha dedicación y esto resultaba adecuado para en enriquecimiento de su espíritu. El aspecto que valoraron especialmente fue la posibilidad de usar todos los matices que iban del negro puro al gris más claro, con lo cual podían expresar un gran abanico de sentimientos.

Para dominar el sumi-e es necesario aprender a dejar a un lado esas ideas e imposiciones que intentan dominarnos, que juzgan cada paso que damos y limitan nuestra creatividad y nuestro desarrollo personal. Al tomar el pincel debemos despojarnos de nuestros miedos y volvernos receptivos de nuestro entorno, conectarnos con nuestro interior sin permitir que ninguna barrera se interponga entre nosotros y el papel.

Dicho esto, es fácil comprender que muchos consideren el sumi-e mucho más que una técnica de pintura con tinta china y la ubiquen en la categoría de terapia de autoconocimiento y de relajación.

Mientras que en la antigüedad la tinta china se preparaba al momento del uso, hoy es posible adquirir frascos con tinta china ya preparada y lista para utilizar. Se trata de una sustancia más bien densa. Una de sus principales características es que resulta inerte desde el punto de vista químico: los rayos solares, de este modo, no la modifican. Esto hace que, pese al paso del tiempo, los trazos realizados con tinta china no se decoloren.

Como curiosidad podemos mencionar que a la tinta china incluso se le han atribuido propiedades mágicas: hay quienes sostienen que con ella se puede curar el herpes zóster, la enfermedad virósica también conocida como culebrilla, al “encerrar” el virus con sus trazos. La medicina, sin embargo, explica que el tratamiento de la culebrilla sólo puede ser paliativo y debe realizarse con antivirales y analgésicos para minimizar el efecto de los síntomas.

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