Definición de tejido celular
La noción de tejido tiene múltiples acepciones: puede tratarse de una tela o de un producto que se fabricó tejiendo, por citar algunas posibilidades. Celular, por su parte, es aquello vinculado a las células (la unidad microscópica y fundamental que constituye a los seres vivos).
Se conoce como tejido celular a la agrupación de células que comparten ciertas características y que, actuando en conjunto y de forma coordinada, desarrollan distintas funciones en el organismo. Esta definición de tejido se emplea en la anatomía, la zoología y la botánica.
Un tejido celular se compone de células que actúan de manera coordinada para desarrollar diferentes funciones.
Características del tejido celular
El tejido celular se compone de células que tienen una embriogénesis en común. Dichas células se organizan para formar un tejido y desarrollar una conducta fisiológica. Los animales (incluyendo al ser humano) y las plantas vasculares son los únicos seres que cuentan con tejidos celulares, aunque algunos expertos también incluyen en el conjunto a las algas pardas.
Hay tejidos celulares formados por un único tipo de célula, mientras que otros se componen por diferentes clases de células que se disponen de manera organizada. Los animales más evolucionados albergan más de cien tejidos celulares diferentes en el organismo.
El tejido muscular es un tipo de tejido celular.
Diferencias entre las plantas y los animales
En las plantas, pueden detectarse tejidos celulares como el secretor, el conductor, el protector y el de sostén, entre otros. Cada uno desarrolla diferentes tareas orgánicas.
En los animales, por otro lado, podemos diferenciar entre cuatro grandes tipos de tejidos celulares: el tejido muscular, el tejido epitelial, el tejido conectivo y el tejido nervioso. Cada conjunto, además, se subdivide en otros tejidos (tejido sanguíneo, tejido óseo, etc.).
El tejido muscular, un tipo de tejido celular
Este tejido celular es un conjunto de células contráctiles especializadas para la consecución de trabajo mecánico partiendo de energía química, algo posible a través de la interacción de la miosina y la actina (dos proteínas contráctiles).
El tejido muscular representa casi el 45% de nuestra masa y nos da la posibilidad de movernos.
Tejido epitelial
Lo conforma una o más capas de células que se encuentran interconectadas y que recubren cada superficie libre de nuestro cuerpo. El epitelio, otra forma de referirse a este tejido celular, es el revestimiento interno hallado en los conductos, en los órganos huecos y en las cavidades del organismo.
Algunos tipos de tejido epitelial poseen ciertas protuberancias que se conocen con el nombre de cilios, usados para la eliminación de sustancias extrañas.
Otra clase de tejido celular: el tejido conectivo
También se conoce con el nombre de tejido conjuntivo, y se trata de una serie de tejidos con un mismo origen, el mesénquima embrionario, el cual surge del mesodermo. Con respecto a su función dentro del organismo, este tejido celular se encarga de brindar integración sistémica y sostén. En otras palabras, tiene un papel muy importante en la separación o cohesión de los diversos elementos tisulares que constituyen los sistemas y los órganos, y del mismo modo participa activamente de la distribución de las estructuras vasculonerviosas.
Desde un punto de vista morfofuncional, este tipo de tejido celular distingue los siguientes dos grupos: tejidos conectivos no especializados, que también se divide en laxo (incluye el tejido mucoso, el reticular y el mesenquimal) y denso (tanto regular, como irregular); tejidos conectivos especializados, dentro del cual encontramos el tejido adiposo, el óseo, el cartilaginoso, el hematopoyético, el linfático, el sanguíneo y el mucoso.
Tejido nervioso
Es la unión de miles de millones de neuronas y un sinfín de interconexiones, formada por el sistema de comunicación neuronal.
Gracias a sus receptores, las neuronas son capaces de percibir un gran número de estímulos de varias clases, como ser térmicos, mecánicos o químicos, y de convertirlos en impulsos que se dirigen a los centros nerviosos y se propagan a más neuronas para ser procesados y transmitidos a los más altos centros, donde es posible dar comienzo a una respuesta.