Definición de teatralidad

Se denomina teatralidad a la condición de teatral. El adjetivo teatral, en tanto, se emplea para aludir a aquello vinculado al teatro: el arte de crear y representar obras dramáticas.

Características generales y ejemplos

Por lo general la idea de teatralidad refiere a algo exagerado o pretensioso, que intenta no pasar desapercibido. La teatralidad, de este modo, se asocia a una puesta en escena o a una actuación.

Creación y representación de obras dramáticas


Por ejemplo: “La teatralidad del diputado no fue convincente, ya que su discurso solamente cosechó críticas negativas”, “Me fascina la teatralidad de los rituales religiosos”, “La prensa especializada destacó la teatralidad del concierto”.

Tomemos el caso de un joven que olvida una cita pactada con su novia. Luego de esperar más de una hora en vano, la chica llama por teléfono a su pareja para pedirle explicaciones. Al darse cuenta de su falta, el muchacho ensaya un justificativo, inventando una excusa y apelando a la teatralidad para convencer a su interlocutora: “¡Oh, no sabes lo que me ocurrió! ¡Fue terrible! Iba a encontrarme contigo cuando vi que se incendiaba una casa, así que ingresé a la vivienda en llamas para rescatar a sus ocupantes. Quise llamarte luego, pero me dolían mucho los dedos como consecuencia del calor intenso al que estuvieron sometidos, por eso no pude ir a encontrarme contigo ni avisarte qué estaba pasando…”.

Aspectos técnicos

En el terreno de las artes escénicas, la teatralidad suele definirse como la combinación de acción y palabra en una obra. Se trata de las sensaciones que se generan en una escena partiendo del texto y recurriendo a la gestualidad, la iluminación y otros recursos.

Todas las personas involucradas en la presentación de una obra teatral deben responsabilizarse sin excepción desde el comienzo hasta el final del emprendimiento. Su creación debe surgir de manera genuina y apasionada, algo que debe verse reflejado en el guion mismo. Luego vienen los directores, los escenógrafos, los vestuaristas, los iluminadores, los músicos y los actores, entre otros de los componentes que entregarán toda su energía para que la obra cobre vida y llegue al público.

En este sentido, la teatralidad no es simplemente un fenómeno o una cualidad, sino el resultado de tal compromiso, la esencia del producto final. Todos los pasos que desembocan en la puesta en escena aportan una porción indispensable de energía que colabora con ese conjunto de sensaciones que se despliegan frente a la audiencia y también para ella, para que las reciba y se lleve consigo un recuerdo único.

De la lectura a la teatralidad

Para los actores, leer el guion debe ser algo mucho más intenso que un acto de memorización. Es un proceso muy arduo, que por lo general el público desconoce. Los expertos señalan que este paso debe realizarse una y otra vez, hasta que el texto deje de ser un producto ajeno y se convierta en parte de la vida del intérprete.

Los actores deben transformarse en sus personajes


No olvidemos que para convencer a alguien de algo debemos en primer lugar creerlo firmemente. Pues este principio se aplica especialmente en la actuación y, salvo en el caso de las improvisaciones, sin una interiorización absoluta del guion no es posible conseguir buenos resultados.

La importancia de las preguntas

Tanto la escritura como la lectura y la creación de todos los elementos que forman parte de una presentación teatral deben partir de una serie de preguntas. Nacemos en un planeta cuyos orígenes desconocemos, que está suspendido en un espacio cuyos confines desconocemos: ¿qué podemos saber con certeza?

A la hora de imaginar y representar a un personaje nos surgen preguntas como «quién es», «por qué actúa de esa manera», «qué siente», y algo similar sucede con la ambientación y la trama. Gracias a este proceso de ida y vuelta, la obra se puede apreciar sólida, con bases firmes, y esto repercute en un nivel de teatralidad que la vuelve creíble independientemente de la historia.

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