Definición de sollozo
Sollozo es un concepto cuyo origen etimológico se encuentra en el vocablo latino suggluttĭum. La noción hace referencia al acto y la consecuencia de sollozar: la acción de respirar entrecortadamente debido a lágrimas y lamentos.
Por ejemplo: “Al enterarse de la noticia, el hombre dejó escapar un sollozo”, “El capitán del equipo subió a buscar su medalla entre sollozos, amargado por el resultado del encuentro”, “¡Basta de sollozos! Es hora de levantarse y de salir adelante”.
Los sollozos suelen asociarse a un llanto apagado, tenue o contenido. Podría decirse que una persona que rompe en llanto realiza exclamaciones en voz alta y emite sonidos que son fácilmente audibles; en cambio, un sollozo es más sutil y silencioso.
La intensidad del sollozo depende de la emoción que lo provoca. Si se trata de un tema menor, es probable que el sujeto que solloza puede contener sus emociones o incluso ocultarlas. En cambio, cuando una tragedia provoca un sentimiento intenso, la persona rompe en llanto y no existe forma de acallar el dolor.
Cuando el término se acentúa en la última letra O (sollozó), se trata de una conjugación del verbo sollozar en pasado: “La chica sollozó al volver a ver que la casa de su infancia, aunque ahora estaba cubierta de enredaderas”, “El muchacho sollozó al recordar a su padre muerto”.
Los niños de entre 6 meses y 3 años de edad suelen atravesar un episodio conocido con el nombre de espasmos del sollozo o apnea emotiva, caracterizado por la ausencia de respiración durante un período corto, generalmente de menos de un minuto, que tiene lugar después de un llanto muy intenso. Este fenómeno, que asusta a muchos padres, le ocurre al 5% de los niños y viene acompañado de dos síntomas comunes: sus labios se ponen morados y voltean sus ojos hacia arriba, de modo que no se ven las pupilas.
Sobra decir que ver a un bebé con los ojos en blanco y los labios hinchados, sin poder oír su respiración, es desesperante para un adulto. Pero los espasmos del sollozo pueden causar un síntoma aún más alarmante: la pérdida de consciencia. Cuando ocurre esto, es necesario poner al niño boca abajo, ya sea en su cama o en el suelo, para acelerar la llegada de la sangre al cerebro.
Cabe señalar que algunos niños aprenden a hacer uso de este fenómeno como un recurso para obtener lo que quieren si sus padres se lo niegan; los típicos «escándalos» en salas de espera de hospitales o parques, por ejemplo, cuando un hijo muy inquieto rompe en llanto a los gritos como si le hubieran dado la peor noticia de su vida, pueden ser el comienzo de esta actitud caprichosa, y es ése el momento en el cual hay que enseñarles que por ese camino no conseguirán nada.
A pesar de la posible pérdida de consciencia pasajera a causa de la falta de oxígeno, los espasmos del sollozo no tienen consecuencias graves, no dejan ninguna secuela ni encubren la presencia de una enfermedad. Por ello, es importante mantener la calma y no actuar desesperadamente, sino simplemente tomar el recaudo antes mencionado para que el niño vuelva en sí lo antes posible. Complementariamente, una vez que ha recobrado la consciencia, también es aconsejable colocar una toalla húmeda en su frente y en sus muñecas, así como dar palmadas frente a él para llamar su atención.
Sollozzo (con doble Z), por último, es el apellido de un personaje de ficción creado por el escritor estadounidense Mario Puzo en su novela “El Padrino”. Apodado “El Turco” por la venta de estupefacientes que traía de Turquía, Sollozzo es asesinado por Michael Corleone.