Definición de sensación térmica
El vocablo latino sensatĭo llegó a nuestra lengua como sensación. El concepto se asocia al efecto o la impresión que provoca algo en una persona a través de los sentidos. Térmico, por su parte, es un adjetivo que menciona lo que está vinculado a la temperatura o al calor.
La idea de sensación térmica se emplea para nombrar cómo reacciona el ser humano ante diversas condiciones ambientales. Estas condiciones provocan determinadas sensaciones en el cuerpo que llevan a la persona a “sentir” el calor o el frío.
La temperatura seca, así como la velocidad y la humedad del aire son factores que inciden en la sensación térmica. La ropa que lleva puesta una persona y los alimentos que consume, por otra parte, determinan la sensación térmica individual.
Cuando se registra una elevada sensación térmica, un sujeto siente mucho calor. Puede tratar de perder dicho calor minimizando la actividad física, protegiéndose de la radiación del sol o exponiéndose al aire que moviliza un ventilador.
En cambio, si la sensación térmica es reducida, la persona sentirá frío. Ante esta situación, puede producir calor mediante ropa que le brinde aislamiento térmico, ingiriendo alimentos calóricos o realizando actividad física.
Es importante resaltar que el cuerpo apela a diversos mecanismos para intercambiar calor con el ambiente (es decir, para absorber o disipar calor). La radiación, la convección, la evapotranspiración y la conducción permiten al ser humano ganar o perder calor según el caso. Veamos a continuación una breve definición de cada uno de estos conceptos:
* radiación: tiene lugar un intercambio de calor entre dos cuerpos, para lo cual es necesario que cada uno de ellos esté a una temperatura diferente. Un aspecto importante a señalar es que los cuerpos no deben entrar en contacto. En el caso del ser humano, dado que lo más normal es que cubra gran parte de su cuerpo con prendas de vestir, este intercambio solamente puede ocurrir a través de aquellas zonas que quedan desnudas o que no han sido cubiertas en exceso;
* convección: cuando el aire entra en contacto con la piel atraviesa dos cambios muy definidos, que son un aumento de volumen y otro de temperatura. Este fenómeno da pie a una pérdida de densidad, lo que deriva en que ascienda y sea reemplazado por aire con un mayor grado de frescura. Cuando la temperatura del aire es mayor a la de la piel, entonces tiene lugar un proceso que puede ser descrito simplemente como el inverso al recién expuesto. Así como en el caso de la radiación, este mecanismo de intercambio relacionado con la sensación térmica afecta a las partes del cuerpo menos cubiertas o directamente desnudas;
* evapotranspiración: en la piel se produce la evaporación si la cantidad de calor supera los 2450 kilojulios por kilo de agua (este calor proviene del propio organismo). Dos factores que influyen en este intercambio son la velocidad del aire y la humedad relativa;
* conducción: si no cubrimos la piel o si usamos prendas de vestir ligeras, y entramos en contacto con un cuerpo que posea una temperatura diferente a la nuestra, tiene lugar un intercambio de calor por conducción. Sobra decir que esto no tiene lugar tan seguido, ya que lo normal en las sociedad modernas es que los seres humanos cubramos el cuerpo con mucha ropa y los pies con calzado grueso. Sí puede darse en la intimidad, en momentos en los que dos personas se encuentran durmiendo juntas, por ejemplo.
Aunque existen cuestiones personales que definen la sensación térmica que experimenta cada uno, las características generales de la atmósfera afectan a toda la gente. Por eso la sensación térmica, expresada en grados, suele difundirse como información meteorológica en los medios de comunicación.