Definición de evaporación
Del latín evaporatio, la evaporación es la acción y efecto de evaporar o evaporarse. Este verbo, por su parte, hace referencia a la transformación de un líquido en vapor.
Durante el proceso físico denominado evaporación, una sustancia líquida pasa lenta y gradualmente a un estado gaseoso, una vez que haya adquirido la energía necesaria para aumentar su superficie. Es importante no confundir este término con ebullición, ya que la evaporación no requiere de una temperatura en particular; más aún, cuanto mayor sea ésta, antes tendrá lugar.
Cabe mencionar que se trata de un fenómeno absolutamente necesario para el ciclo de la vida, dado que el agua en estado gaseoso se condensa y se convierte en nubes, las cuales recobran su forma líquida durante la lluvia, que mantiene fértiles nuestros suelos. Asimismo, este regreso del agua a la tierra puede darse a través de las nevadas, de rocío o de niebla.
Sobre la superficie de una sustancia líquida, a menos que haya alguna obstrucción, una porción de sus moléculas se encuentra en estado gaseoso; cuando ésta se equilibra se establece la presión de la fase gaseosa saturante, que no está directamente relacionada con el volumen, sino con la temperatura y el tipo de líquido. Si la cuantía de gas es menor a dicha presión, entonces tiene lugar la evaporación, ya que un porcentaje de las moléculas cambia de estado; por otro lado, si la presión es igual a la de la atmósfera se da la ebullición.
Cuando muy pocas moléculas se encuentran cercanas a la superficie y realizando un movimiento dirigido correctamente para lograr salir del líquido en algún momento, el porcentaje de evaporación es limitado. Más aún, dado que las que consiguen escapar son las que poseen más energía que las restantes, la sustancia sufre una reducción considerable de su temperatura (esto se denomina enfriamiento evaporativo, y tiene lugar durante el fenómeno de la sudoración).
Con respecto al sudor, cabe señalar que durante su evaporación se elimina más de un veinte por ciento del calor de nuestro cuerpo, dado que el agua posee un calor específico particularmente alto y la energía que requiere para evaporarse la resta de nuestro organismo, haciendo que su temperatura disminuya. Más específicamente, para eliminar 1 g de sudor son necesarias 0,58 kcal; éstas se obtienen de la piel, lo que ocasiona que se enfríe y eventualmente afecte la temperatura corporal. Cuando una corriente de aire seco reemplaza al húmedo, se ve un incremento en la evaporación.
Es posible distinguir entre la evaporación insensible, que se da a través de nuestro tejido cutáneo (cuando la humedad del aire no alcanza el 100 por ciento) y por las fosas nasales, y evaporación superficial, que proviene de las glándula sudoríparas, las cuales existen en muchas partes de nuestro cuerpo, pero sobre todo en la zona inguinal, las axilas, la frente y las palmas de las manos y los pies.
Si la evaporación tiene lugar en un contenedor cerrado, aquellas moléculas que consiguen escapar del líquido se agrupan en estado gaseoso encima del mismo y muchas de ellas vuelven a su forma líquida. Cuando este proceso de ida y vuelta llega a un equilibrio (llamado evaporativo) ya no se dan más transformaciones en la presión del vapor (que en este caso se denomina saturado) ni en la temperatura de la sustancia.
Para la hidrología, ciencia natural que estudia las aguas, la evaporación es considerada una variable muy significativa cuando se busca calcular el balance hídrico (la relación entre la entrada y la salida de recursos hídricos durante un período específico de tiempo) de las cuencas hidrográficas, sea total o parcial, tomando en cuenta su superficie de origen.