Definición de rupestre

Rupestre es un adjetivo que procede del vocablo latino rupes, que puede traducirse como “roca”. El concepto, por lo tanto, se refiere a aquello que está vinculado a las rocas.

Por ejemplo: “En esta zona hay pinturas rupestres de gran valor histórico”, “Mi hermano es especialista en arte rupestre”, “No hay demasiada vegetación en este monte, sólo algunas plantas rupestres”.

Se denomina arte rupestre a los dibujos y las pinturas que los hombres prehistóricos realizaban sobre rocas. Se trata de manifestaciones artísticas primitivas que, al estar muchas veces realizadas en el interior de cavernas y cuevas, han logrado persistir pese al paso del tiempo.

Las pinturas rupestres, por lo general, tienen una pretensión mágica para favorecer la caza. Los dibujos muestran escenas donde los hombres cazan animales, posiblemente con la intención de que se materialicen en la realidad.

El arte rupestre también solía representar la vida cotidiana del hombre y plasmar las manos de las personas sobre las paredes de las cavernas. De este modo el ser humano prehistórico interactuaba con su entorno y con sus deidades.

Para realizar las pinturas rupestres, las personas utilizaban desde minerales hasta carbón vegetal, pasando por desechos corporales. Los expertos creen que los pigmentos eran combinados con grasa, resina u otro aglutinante.

Muchos son los rincones del planeta donde pueden encontrarse grandes joyas del llamado arte rupestre. No obstante, sin lugar a dudas, una de las más importantes representaciones del mismo se encuentra en España, concretamente en la famosa Cueva de Altamira, que se halla ubicada en el municipio cántabro de Santillana del Mar y que está considerada por muchos como la “Capilla Sixtina” del citado arte rupestre.

Fue descubierta a finales del siglo XIX, concretamente en el año 1868 por un tejero llamado Modesto Cubillas y tiene la catalogación de Patrimonio de la Humanidad desde el año 1985. Además de eso merece la pena conocer otros datos de interés tales como los siguientes:
-Su descubridor parece que no consiguió que nadie se interesara por lo que había hallado y sólo mostró algo de curiosidad un rico propietario local aficionado a la Paleontología que respondía al nombre de Marcelino Sanz de Sautuola.
-Los grabados y pinturas que posee se consideran que pertenecen a los periodos Magdaleniense, Solutrense, Gravetiense y Auriñacense.
-La mayor parte de las obras descubiertas se han catalogado como pertenecientes a la “escuela franco-cantábrica”. Esta se identifica, sobre todo, porque apuesta notablemente por el realismo de las figuras representadas.
-Entre las pinturas más importantes que tiene esta Cueva de Altamira destacan la Gran Cierva, que con sus 2,25 metros es la más grande de todas; el Bisonte encogido, que es una de las más admiradas por los expertos en arte; y el Caballo ocre, que se enmarca dentro del grupo de las más antiguas.

Cabe destacar, por otro lado, que las plantas que crecen en terrenos pedregosos reciben la calificación de rupestres, como el Phagnalon rupestre (un semiarbusto de la región mediterránea) y la Sedum rupestre (una planta herbácea que puede alcanzar los treinta centímetros de altura).

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