Definición de reforestación
Reforestación es el proceso y la consecuencia de reforestar. Este verbo hace mención a volver a sembrar o cultivar en una superficie que había perdido su foresta (plantas, árboles, etc.).
Por ejemplo: “El Gobierno nacional anunció un nuevo plan de reforestación para el norte del país”, “Con el objetivo de contrarrestar los efectos del cambio climático, la organización ecologista promueve la reforestación de los montes y las sierras”, “La jornada de reforestación comenzará a las 9 horas y se extenderá hasta el anochecer”.
En general se acepta que la reforestación se desarrolla en terrenos que, en algún momento de las últimas cinco décadas, hayan estado cubiertos por plantas pero que, por alguna razón, hayan perdido su vegetación.
Son varias las causas que pueden dar lugar a la deforestación: la sobreexplotación de los recursos forestales, un incendio, una sequía, el avance de las zonas urbanizadas y el incremento del número de ganado son algunas de ellas. Cuando se produce la deforestación y luego se pretende volver a contar con vegetación en dichos terrenos, se lleva a cabo la reforestación.
Al volver a poblar una superficie de plantas, la reforestación aporta numerosos beneficios: ayuda a absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, protege el suelo de las consecuencias de la erosión, aporta una barrera contra el viento y permite producir madera.
Más allá de la importancia de la reforestación, es necesario que las autoridades se encarguen de impedir el avance de la deforestación. Una vez que se produce la pérdida de los recursos forestales, su recuperación puede demorar mucho tiempo y exigir numerosos esfuerzos.
La reforestación es necesaria para salvar la estabilidad térmica de nuestro planeta, pero esta tarea no debe quedar solamente en manos del gobierno o de los propietarios de grandes extensiones de tierra; por el contrario, todos podemos participar con nuestro granito de arena, que puede consistir en plantar un árbol frutal u ornamental en el espacio que tengamos disponible, el cual puede ser tan grande como un jardín o tan pequeño como una maceta.
Es importante comprender que la reforestación no es un proceso unidimensional, por lo cual no consiste simplemente en recuperar los árboles que se hayan perdido en la deforestación, sino que existen diferentes técnicas que deben combinarse para llevarlo a cabo con éxito. Resulta muy fácil deforestar, pero muy lento y complicado reforestar, con muchas más probabilidades de error.
Algunos de los factores que deben tenerse en cuenta a la hora de elaborar un plan de reforestación se encuentran los siguientes:
* el clima: decisivo en cuanto a la clase de árboles que se pueden sembrar, ya que no todos resisten el frío o el calor extremos, por ejemplo;
* lluvias: la humedad es otro de los puntos fundamentales, ya que cada especie de árbol tiene sus propias necesidades al respecto;
* el terreno: si bien ciertos tipos de árboles poseen una gran adaptabilidad, otros solamente consiguen desarrollarse si se encuentran en terrenos con características muy específicas;
* altura: cada especie de árbol tiene un límite con respecto a la altura sobre el nivel del mar para sobrevivir, por lo cual su reforestación ignorando este factor acabaría en un inevitable fracaso;
* exposición solar: la competencia entre varias especies de árboles por recibir la luz solar puede impedir el desarrollo de algunas de ellas, incluso cuando se han respetado todas las consideraciones anteriores. Del mismo modo, demasiada exposición solar puede ser fatal para algunos tipos de árboles;
* densidad de población: la distancia entre un árbol y otro debe ser adecuada para que todos puedan acceder a la luz solar y a los nutrientes necesarios para su crecimiento;
* profundidad del suelo: para una reforestación exitosa también se debe prestar atención al sistema radicular de cada especie de árbol, ya que no todos pueden crecer en suelos de igual profundidad.