Definición de recalcitrante
La raíz etimológica del término recalcitrante se halla en la lengua latina: recalcitrans. El concepto se emplea para calificar al individuo que se aferra a un pensamiento o a una decisión, sin escuchar opiniones ajenas.
Por ejemplo: “El diputado Lompkin es un neoliberal recalcitrante que no acepta ningún tipo de intervención estatal en la economía”, “No se puede discutir con alguien tan recalcitrante como tú”, “Mi padre es un fanático recalcitrante de Los Angeles Lakers”.
Siempre en una línea similar, la noción de recalcitrante puede utilizarse con diferentes matices. Puede asociarse al fanatismo o al entusiasmo desmedido por algo o alguien. De este modo, el individuo recalcitrante no permitirá ninguna opinión contraria a aquello que le rinde devoción.
La idea de recalcitrante también puede asociarse a aquel que insiste una y otra vez con algo. Un opositor recalcitrante es el político que se opone todo el tiempo al gobierno, sin prestar demasiada atención a las medidas en cuestión. Una persona de este tipo nunca aceptará que algo hecho por los gobernantes puede resultar positivo.
Lo contrario a un sujeto recalcitrante es una persona que se encuentra abierta al diálogo y que está dispuesta a considerar argumentos contrarios a los propios. De esta manera, puede modificar su opinión o su accionar, sin encerrarse en su postura original.
Si retomamos el ejemplo de la política, mientras que el opositor recalcitrante no tolerará nada de las autoridades, un opositor dialoguista buscará puntos en común con los gobernantes e incluso puede llegar a alcanzar acuerdos.
Cabe mencionar que si bien la idea de un opositor recalcitrante puede resultar negativa y destructiva a simple vista, hay varios ejemplos de líderes que alcanzaron su posición gracias a una actitud de este tipo. Según se lo mire, un individuo que se opone a cada cosa que hace el gobierno y que siempre tiene algo para decir en su contra puede ser gracioso y carismático, incluso para aquellos ciudadanos que aseguran jamás apoyarlo en una campaña.
Es sabido que la capacidad de liderazgo poco tiene que ver con el respeto por la moral o por los propios seguidores, sino que se da como resultado de una combinación muy particular de virtudes, que consiguen atraer a los demás y llevarlos a hacer cosas que jamás harían por su cuenta o bajo la influencia de otra persona. Dicho esto, es entendible que incluso un adjetivo con una connotación generalmente negativa, como es recalcitrante, pueda traer consecuencias positivas para quien lo recibe.
Se conoce con el nombre de semillas recalcitrantes a aquéllas que no pueden sobrevivir a bajas temperaturas (inferiores a los 10° C) y en ausencia de humedad si se las conserva ex-situ, o sea, si se las quita de sus hábitats naturales. Por otro lado se encuentran las semillas ortodoxas, que sí son capaces de resistir tales condiciones, ya que no pierden su viabilidad. Los ejemplos más comunes de semillas recalcitrantes se encuentran en las plantas de lichi, mango y aguacate, además de ciertas hierbas medicinales y árboles cultivados.
La pérdida de viabilidad se da a causa de la desecación, que perjudica los órganos intracelulares; por otro lado, también aumenta la formación de tóxicos como ser los radicales libres. Las bellotas, entre otras semillas pertenecientes a árboles no tropicales, pueden conservarse por más de 24 meses siempre que se procure evitar su desecación, ya que si se someten a la sequedad por unos pocos días esto puede afectar la membrana celular.
Otro ejemplo de semilla recalcitrante, que sufre daños diferentes, es la del castaño; mientras se encuentra atravesando la fase de deshidratación, su metabolismo se descontrola y la oxidación consecuente la afecta negativamente.