Definición de razón
El concepto de razón tiene su origen en el latín ratio. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce más de diez acepciones de esta palabra, entre ellas la facultad para pensar, reflexionar e inferir, el argumento que se expone en respaldo hacia una determinada cosa, el motivo o causa, y el cociente de dos cifras.
Desde la perspectiva de la filosofía, la razón es la habilidad en virtud de la cual el hombre no sólo logra reconocer conceptos sino también cuestionarlos. De esta forma, consigue establecer su coherencia o contradicción y puede inducir o deducir otros diferentes a los que ya conoce.
La razón apela a múltiples principios tautológicos (que se explican en sí mismos), como el principio de identidad (el cual evidencia que un concepto es ese mismo concepto), el principio de no contradicción (un mismo concepto no puede ser y no ser al mismo tiempo) y el principio del tercero excluido (entre el ser o no ser de un concepto, no hay posibilidades de situación intermedia).
Por otra parte, pueden mencionarse dos grandes tipos de razonamiento: el deductivo (opción que considera que la conclusión está implícita en las premisas) y el inductivo (variante que obtiene conclusiones generales de algo particular).
Por último, cabe destacar que existen numerosos periódicos que llevan el nombre de “La Razón”: hay publicaciones de este tipo en Madrid (España), Buenos Aires (Argentina), La Paz (Bolivia), Lima (Perú), Montevideo (Uruguay) y Caracas (Venezuela), por ejemplo.
Razón en el campo de las matemáticas
Es común que los resultados de alguna observación o medida se deba comparar con otro valor para darle un significado. Si decimos que un coche alcanza los 120 kilómetros por hora, no tenemos suficiente información para saber si eso es mucho o poco. Pero si establecemos una relación con la velocidad máxima de otro vehículo, nuestra percepción de este dato será muy diferente.
Digamos que el otro automóvil tiene una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora. Para determinar la diferencia, dividiremos 120 por 100, de lo cual podremos deducir que por cada 1 kilómetro recorrido por el segundo coche, el primero hace 1.2, o que el primero corre 1/5 (o un 20%) más rápido. Esta comparación de dos cantidades semejantes, no es otra cosa que la razón geométrica, el cociente que obtenemos al dividirlas entre sí para averiguar cuántas veces contiene una a la otra.
Otra forma de expresar lo dicho anteriormente sería 120 es a 100. El único caso en que no es necesario indicar la unidad de medida es cuando ambas magnitudes la compartan. El numerador, el primer elemento, se denomina antecedente y el denominador, consecuente. Las razones pueden ser expresadas como una fracción o un número decimal.
La razón aritmética, por otra parte, define la diferencia de dos valores. Se puede expresar por medio de un punto o un signo menos entre ambas magnitudes. Por ejemplo, la razón aritmética de 120 a 100 se escribirá 120.100 o 120-100. En este caso, al igual que en el anterior, el primer elemento es el antecedente y el segundo, el consecuente. Dado que esta clasificación consiste en una resta entre dos números, sus propiedades son las mismas que en toda suma o resta.
Finalmente, se puede establecer una relaciones entre tres valores, denominada razón simple, que consiste en la división de las restas entre el primero y cada uno de los otros dos. Si tenemos los números a, b y c, ésta se expresará de la siguiente forma: (abc) = (a – b) / (a – c). Para establecer la razón doble de cuatro magnitudes, se deberán tomar dos valores y obtener la razón simple entre cada uno de ellos y los dos restantes; luego, el cociente de ambas comparaciones dará por resultado la doble.