Definición de radiografía
La radiografía es la técnica que, a través del uso de rayos X, permite obtener una imagen del interior del organismo. El término también se emplea para nombrar la foto generada con esta técnica.
El procedimiento consiste en exponer aquello que se pretende fotografiar a una fuente de radiación: es decir, se emiten rayos X sobre la parte del cuerpo cuyo interior se desea observar. Los rayos X tienen la capacidad de atravesar los tejidos blandos (órganos, músculos, etc.), pero no los huesos, que absorben la radiación. De este modo, al colocar un detector especial detrás del cuerpo, los rayos X van generando la imagen. Los huesos quedan “grabados” en blanco y el resto de los componentes internos del cuerpo, en distintas tonalidades de gris de acuerdo a la densidad. El vacío, por último, queda negro.
Así, la radiografía es una foto que permite observar los componentes óseos en blanco, sobre un fondo negro. Esto ayuda a que un médico puede realizar distintos diagnósticos de acuerdo al estado de los huesos.
Es importante destacar que, debido a que las dosis de radiación a las que se somete el cuerpo son muy bajas, la radiografía es un procedimiento seguro con mínimas posibilidades de provocar un daño en el organismo. La mayor parte de los expertos aseguran que la radiografía nos ofrece beneficios muy superiores a los riesgos que puede acarrear.
Del mismo modo, dado que las radiografías no generan ningún efecto perceptible en nuestro cuerpo, si no fuera por la maquinaria, el ruido y las posiciones que los operadores nos exigen que mantengamos mientras realizan la toma, podría decirse que se trata de un procedimiento equivalente al de hacer una fotografía convencional. A pesar de ser indolora, la radiografía puede dejarnos ciertas molestias durante un rato a causa de las poses y la imposibilidad de respirar con normalidad.
Dichos requisitos, permanecer inmóvil en una posición determinada y contener la respiración durante unos segundos, son típicos de muchos de los tipos de radiografías más comunes, y su objetivo es evitar las imágenes borrosas, consecuencia común si el cuerpo está en movimiento.
Antes de someterse a la toma de una radiografía, los pacientes deben cumplir ciertos requisitos. Por ejemplo, las mujeres deben indicarle al médico si están embarazadas o si tienen un DIU. Por otro lado, dado que los objetos de metal pueden generar imágenes de poca definición, es necesario quitarse todos los accesorios de este material, tales como joyas, relojes y cinturones; para más seguridad, se recomienda utilizar una bata hospitalaria.
Entre los tipos de radiografías más comunes se encuentran los siguientes: abdominal; de hueso; de tórax; de los dientes; de una extremidad; de la mano; de las articulaciones; del cuello; de los senos paranasales; del cráneo; de la columna torácica; del esqueleto.
La radiografía presenta ciertas limitaciones, tanto en el plano físico como en el económico, como ser: no se pueden pasar por alto los protocolos de seguridad relacionados con las dosis de radiación; como método de ensayo, es muy caro; cualquier discontinuidad que no sea paralela al haz de radiación puede ser difícil de identificar; la etapa posterior a la toma es extensa y acarrea diversos procedimientos complementarios, como ser el proceso de la imagen, el secado y la interpretación; no siempre ofrece resultados fiables.
Más allá del plano médico, se conoce como radiografía al análisis exhaustivo que se desarrolla sobre algún tema. Por ejemplo: “La nueva crónica publicada por el escritor argentino ofrece una excelente radiografía de la vida en el campo”, “Hemos presentado un radiografía muy completa sobre la economía local para que el intendente analice cuáles son las medidas más convenientes”.