Definición de quijotesco
Para comprender a qué se refiere el adjetivo quijotesco, tenemos que conocer algunas cuestiones vinculadas a “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, la novela que Miguel de Cervantes Saavedra presentó en 1605 y de la cual deriva el mencionado término.
Dicho libro, que parodia las historias de caballería, tiene como personaje central a Don Quijote, un hombre fantasioso que creía luchar contra temibles gigantes pero que, en realidad, se enfrentaba a simples molinos de viento. A partir de entonces, se empezó a calificar como quijotería a la conducta de aquel que está convencido de la existencia de cosas que, en realidad, son imaginarias, o que se esfuerza por realizar cosas imposibles.
Quijotesco, en este sentido, es quien actúa con quijotería o aquello que se desarrolla con quijotería. En un sentido similar, se dice que un quijote es alguien que defiende sus ideales ante todo y que se esfuerza por cumplir objetivos de improbable consecución.
Por ejemplo: “Mi bisabuelo emprendió hace casi dos siglos la quijotesca tarea de forestar estas tierras para fundar un pueblo”, “El quijotesco hombre se lanzó al río con la intención de recuperar el anillo de su amada, aún cuando éste ya se había hundido”, “No me interesan los proyectos quijotescos: quiero propuestas racionales, que podamos llevar a cabo en el corto plazo”.
El adjetivo quijotesco suele emplearse en el ámbito del deporte para calificar aquellas actuaciones épicas, que quedan en la historia por las dificultades del contexto: “En un partido quijotesco, el tenista ruso derrotó en cinco sets al número 1 del mundo después de levantar ocho match points y de recuperarse de una fuerte contractura”.
Dada la relación entre el Quijote y su amada Dulcinea del Toboso, también es posible utilizar el adjetivo quijotesco para calificar una relación amorosa. Este personaje, o mejor dicho el ser que el Quijote desea ver en ella no es real, ya que se trata de una mujer idealizada que lo impulsa a vivir todas sus aventuras, que justifica cada uno de sus esfuerzos y cuyo amor representa la recompensa al final del camino. Su relación es una ilusión, algo propio de la fantasía, intangible.
Para muchos lectores y estudiosos de la brillante obra de Cervantes, un personaje quijotesco debe reunir una serie de rasgos muy característicos, que giran en torno a un coraje fuera de lo normal fusionado con una excentricidad imposible de ignorar. Los objetivos de alguien quijotesco deben ser confusos y absurdos, lo cual puede dar lugar a momentos de humor a la vez que despertar cariño en quienes lo observan. La pasión y la determinación de alguien que deja todo por un sueño son más fuertes que las incoherencias que tapicen sus planes.
Según el punto de vista de cada persona, un mundo con más seres quijotescos sería mejor, ya que una de las características más importantes del Quijote es su compromiso por las causas que cree justas, las cuales defiende de manera desinteresada llegando a las últimas consecuencias. Vivimos una realidad cada vez menos espontánea, en sistemas que nos enseñan el camino que debemos recorrer, incluso antes de aprender a erguirnos. No nos permiten elegir. Salirse del camino es un mal signo, habla de trastornos, huele a peligro; es quijotesco.
Claro que también es importante entender la falta de sensatez detrás de un comportamiento quijotesco; ir detrás de nuestros ideales sin pensar en las consecuencias puede parecer propio de un héroe, de un ser que se niega a vivir pasivamente, pero también acarrea riesgos que no todos estamos dispuestos a correr. Luchar por nuestros sueños es admirable, pero a veces esa energía es necesaria para defender nuestro mundo real.