Definición de prudencia
Con origen en el latín prudentia, prudencia es un término que se emplea como sinónimo de sensatez, mesura, templanza, cautela o moderación. Se trata de la virtud que lleva a alguien a desenvolverse de modo justo y adecuado. Por dar ejemplos de uso: “Con prudencia, los doctores le informaron al accidentado de las trágicas consecuencias del choque”, “La cantante no actuó con prudencia y despertó la ira de los directivos de la discográfica”, “Miles de personas mueren cada año por no conducir con prudencia”.
El concepto de prudencia está vinculado a múltiples valores. Expresarse con un lenguaje claro y adecuado forma parte de la prudencia, sobre todo en la comunicación de hechos trascendentes o malas noticias. Por otra parte, la prudencia implica el respeto por los sentimientos y la vida del prójimo.
Un individuo con conductas imprudentes es probable que no sólo ponga en riesgo su propia existencia, sino que también represente un peligro para la vida de otros. Esto ocurre con quienes conducen de manera temeraria, tienen animales peligrosos en su hogar o festejan disparando al aire, entre muchas otras acciones y conductas que se oponen a la prudencia.
Ser prudente, para decirlo de otro modo, es ser precavido. Un hombre que gana un premio y gasta todo el dinero en fiestas, no se destaca por su prudencia: si en el futuro se le presenta algún imprevisto económico, no tendrá forma de solucionarlo.
Resulta interesante mencionar que el pueblo egipcio solía representar a la prudencia a través de una serpiente con tres cabezas (una con apariencia de león, otra de lobo y la restante, de perro). Es que, para ellos, un individuo es prudente cuando tiene la astucia de las víboras, el vigor de los leones, la agilidad de los lobos y la paciencia propia de los canes.
La prudencia en términos económicos
En las ciencias económicas existe una ley llamada «Principio de Prudencia», que regula la forma en la que deben contabilizarse los beneficios y gastos de una empresa. Además, facilita la creación de fondos de reservas para evitar catástrofes y poder adelantarse a situaciones económicas inestables.
Dicho principio se compone de la siguiente serie de normas:
* Los ingresos sólo pueden contabilizarse después de que han sido devengados, sin importar cuándo se haya realizado el cobro;
* Las pérdidas y aquellos posibles riesgos que se prevean deben ser registrados bajo el nombre de «Reservas y provisiones»;
* Todos los gastos deben registrarse en el momento en el que se asumen, sin tener en cuenta su fecha de pago;
* Todos los activos que se amorticen deben registrarse, independientemente de si el período ha dado un resultado negativo o positivo.
Un ejemplo de este principio puede ser: tenemos una casa que ha sido contabilizada en 40 millones de dólares pero, por lo visto, su precio en el mercado actual es muy inferior, de unos 30 millones; deberemos contabilizar todos estos números, incluso la diferencia entre ambos valores, aunque la casa aún no se haya vendido.
Cabe mencionar, a su vez, que dentro de este principio existen diferentes acepciones. Una de ellas es la que se conoce como principio de prudencia directiva, la cual está relacionada con la dirección de una organización y con las decisiones empresariales más complejas, donde el cuerpo directivo debe contemplar y considerar un número importante de variables y escoger el camino más adecuado.
Como hemos visto, la prudencia es un concepto que puede tocar todos los aspectos de la vida, desde nuestra propia seguridad y la de las personas que nos rodean, hasta nuestras relaciones con los otros, e incluso la economía. Por eso es fundamental tenerla presente como medio de alcanzar la estabilidad.