Definición de protocolo empresarial

Protocolo es un concepto con diversas acepciones. A nivel general, puede decirse que se trata del conjunto de instrucciones, normativas o reglas que permiten guiar o regular una determinada acción. A partir de este significado general, se desprenden diversas nociones: protocolo de comunicación, protocolo de investigación, etc.

En esta oportunidad, nos vamos a centrar en el protocolo empresarial. Para comprender el concepto, además de tener en cuenta lo mencionado sobre los protocolos, debemos saber que empresarial es un adjetivo que refiere a lo vinculado con las empresas (las organizaciones que desarrollan una actividad productiva o comercial con fines de lucro) y los empresarios (los dueños de las empresas).

Se entiende por protocolo empresarial, por lo tanto, a las reglas sociales y formales que deben cumplirse en el seno de una empresa. Este protocolo establece las pautas y los límites que rigen el accionar de la compañía en cuestión.

El protocolo empresarial suele regular el comportamiento de la empresa tanto en su interior como hacia el exterior. A través del protocolo, se fijan normas de convivencia entre los empleados y se establecen criterios de comunicación puertas afuera.

Los protocolos empresariales recopilan las normas que deben seguirse para planificar, desarrollar y controlar acciones promovidas por una empresa. En muchos casos, no sólo incluyen reglas creadas por la compañía, sino que también recogen pautas fijadas por el Estado.

Una empresa de transporte, por ejemplo, puede seguir un protocolo empresarial que establece normas de conducta para los conductores (que no pueden hablar con los pasajeros mientras conducen) y obliga a los empleados a avisar a los clientes sobre eventuales cambios de horario.

Veamos algunos de los puntos fundamentales de cualquier protocolo empresarial, que también pueden aplicarse a otro tipo de organización y, por qué no, a la vida de todo individuo que persiga el éxito a nivel personal:

Estar informados

La información es uno de los tesoros que nos ofrece la vida, tanto a los seres humanos como al resto de las especies. Cada vez que aprendemos algo, nos volvemos más fuertes y, por lo tanto, más seguros de nosotros mismos. Comenzamos a avanzar más rápidamente, con una mayor determinación. Las empresas suelen realizar apuestas muy arriesgadas, ya que un error puede costar decenas de puestos o, en el peor de los casos, su continuidad en el mercado.

Por esta razón, el protocolo empresarial debe incluir en sus bases la obligación de estudiar cada aspecto de una idea antes de dar un paso hacia una nueva decisión. Por ejemplo, al tratar con clientes extranjeros, la clave del éxito se encuentra en contar con intérpretes y conocer los aspectos fundamentales de su cultura para hacer que se sientan en casa y evitar momentos incómodos u ofensivos.

Buena presencia

Este concepto es relativo y ambiguo, ya que puede tener un significado diferente para cada persona o grupo. En el ámbito empresarial también existe dicha variedad; por ejemplo, mientras un programador puede vestir de manera casual y usar el cabello largo, se espera que un contador muestre un aspecto más conservador y formal. Sobra decir que siempre es posible romper con las tradiciones y las imposiciones; sin embargo, sólo unos pocos consiguen imponer nuevas reglas, por lo cual es recomendable evitar las decisiones impulsivas o innecesarias como parte del protocolo empresarial.

Seguridad y determinación

Este punto sirve para poner en práctica los dos anteriores, ya que muchas veces es más importante lo que hacemos con nuestros conocimientos que los conocimientos mismos. Habiendo recaudado la mayor cantidad de información posible y respetado las pautas para mantener la buena presencia, el paso siguiente es que nos perciban como una empresa actualizada y respetable. Esto que en el ámbito personal puede parecer una cualidad, que no podemos forzar, en el ámbito empresarial es la clave de la supervivencia.

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