Definición de postimpresionismo

El postimpresionismo es un movimiento artístico que irrumpió a fines del siglo XIX. También mencionado como posimpresionismo según acepta la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, surgió como una respuesta al impresionismo.

Para definir qué es el postimpresionismo, por lo tanto, primero se debe hacer referencia al impresionismo. Así se denomina a una corriente que nació en el siglo XIX en el territorio francés, centrada en la representación de los objetos a partir de la impresión que generan en la vista en un momento preciso y de acuerdo a la luminosidad.

Los impresionistas, en definitiva, buscaban plasmar la impresión visual que provocaba la luz. Aquellos artistas que pretendieron trascender las limitaciones de esta postura fueron los responsables del desarrollo del postimpresionismo.

De acuerdo a los especialistas en arte, el postimpresionismo se propuso dotar a la pintura de más expresividad. Para esto sus impulsores reflejaron en sus cuadros su visión particular (subjetiva), volcando sus emociones en las obras.

Es importante mencionar que el impresionismo se basó en la espontaneidad y en el registro de lo percibido con los sentidos en un instante determinado. El postimpresionismo, por su parte, se permitió una mayor libertad y dejó de lado las “barreras” impresionistas.

Además de las características expuestas, tenemos que establecer que el postimpresionismo cuenta con otras tales como el empleo de elementos con gran simbolismo, la realización de pinceladas bastantes gruesas e incluso la utilización de colores que resultan artificiales. En concreto, emplean colores que son muy llamativos.

Asimismo, tampoco hay que pasar por alto otras señas de identidad importantes como son las siguientes:
-Hay un gran interés entre sus artistas por desarrollar nuevas técnicas pictóricas y artísticas. De ahí que aparezcan, por ejemplo, desde el puntillismo hasta la geometrización de elementos y objetos de la vida cotidiana.
-Por supuesto, no hay que pasar por alto que sienten un enorme interés por lo exótico. De ahí que los postimpresionistas tuvieran mucho interés en el Antiguo Egipto, en las culturas primitivas, en Oriente…

El responsable de acuñar la noción de postimpresionismo fue el británico Roger Fry, quien organizó una muestra en 1910 bautizada como “Manet y los postimpresionistas”. En la exhibición en cuestión había obras de Vincent Van Gogh, Paul Gauguin y Paul Cézanne, entre otros creadores que, con el paso de los años, terminaron siendo incluidos en el grupo de los postimpresionistas.

De la misma manera, a ese grupo de postimpresionistas hay que sumar otros artistas que también se calificaron como tal y que se han convertido en figuras claves de la historia del arte. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a Georges Seurat, Henri Rousseau o incluso Henri Toulouse-Lautrec.

Entre las obras de arte más relevante del postimpresionismo podemos destacar algunas tales como “En el Moulin Rouge” (1890) de Toulouse-Lautrec, “Domingo en la tarde en la isla de la Grande Jatte” (1886) de Seurat o “Los bañistas” (1905) de Cézanne. Y a estas se unirían otras tales como “Cristo amarillo” (1889) de Paul Gauguin o “Terraza de café por la noche” (1888) de Vincent Van Gogh.

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