Definición de postergación
Postergación es la acción y efecto de postergar. Este verbo (postergar), por su parte, refiere a hacer sufrir atraso o dejar atrasado algo; a apreciar a alguien o algo menos que a otro sujeto o cosa; o a perjudicar a alguien dando prioridad a otra persona.
Por ejemplo: “Llama a Marta y avísale que, debido a la postergación del vuelo, voy a llegar más tarde”, “La reunión no puede sufrir una nueva postergación: si mañana no viene, descartaré cualquier tipo de acuerdo”, “Los aborígenes han sufrido todo tipo de postergaciones en este país”.
La noción de postergación, por lo tanto, puede asociarse al tiempo. Alguien o algo postergado llega más tarde de lo previsto, es decir, sufre un retraso. Si un tren debe arribar a una estación a las 10 horas pero sufre un desperfecto que le impide cumplir con el horario, podrá decirse que el servicio sufre una postergación.
En un sentido similar, si una persona esperaba recibir una encomienda por correo para el día 5 y, llegado el día 15, aún no tiene noticias al respecto, podrá llamar para reclamar por la postergación del envío.
La postergación también puede ser simbólica, en relación a un individuo o un grupo social que sufre una discriminación respecto a otros; el progreso o los avances, por lo tanto, llegan a todos menos a uno o unos pocos: los postergados. Si en una provincia compuesta por ocho municipios se realiza la instalación de una red de gas natural en siete de ellos y se deja al margen al restante, éste habrá sufrido una postergación ya que seguirá sin poder utilizar dicho servicio.
Este tipo de discriminación a ciertos grupos sociales puede traer consecuencias de diferentes grados, y tiene lugar en muchos aspectos, en todas partes del mundo; sin embargo, a pesar de ser una problemática casi tan antigua como la creación de las primeras civilizaciones, se mantiene en las sombras, dado que sólo afecta a pequeños grupos de personas, por lo general con pocos recursos económicos o con pocas herramientas para intentar defender sus derechos.
Un ejemplo de postergación social que no suele acarrear grandes perjuicios pero que de ninguna manera debería ocurrir se da cuando las compañías de telefonía ignoran ciertas zonas geográficas a la hora de instalar sus centrales y sus redes cableadas o inalámbricas, dejándolas fuera del sistema al impedirles que gocen de los mismos servicios de comunicación que el resto de la población, lo cual incluye tanto la telefonía terrestre, como la móvil e Internet.
La gravedad de un caso como éste se puede apreciar a varios niveles: por un lado, privar a un sector de la sociedad de un servicio que para el resto es básico, independientemente de que no se trate de un bien necesario como el alimento o el agua potable, es lo mismo que imprimirle una marca en la piel o que levantar una barrera para que no se confunda con el sector privilegiado; pero además, los sistemas de telecomunicación pueden salvar vidas en situaciones de emergencia, por lo cual dicha discriminación puede acarrear la falta de oportunidades de pedir ayuda en un momento de verdadera necesidad.
Algo similar ocurre con el servicio postal: son muchas las personas que, tan sólo por vivir en zonas rurales, no pueden gozar de la repartición de correspondencia como el resto de sus compatriotas, a pesar de pagar los mismos impuestos. Como si esto fuera poco, en algunos casos la falta de domicilio propiamente dicho, con un nombre de calle y un número de orden, vuelve casi imposible el acceso a los envíos incluso a aquéllos que están dispuestos a dirigirse personalmente a una oficina de correo, ya que la compañía puede exigir una dirección normal para brindar el servicio.