Definición de portafolio de inversión
Un portafolio es un maletín que se emplea principalmente para el almacenamiento y el traslado de documentos y papeles. El término, que deriva del francés portefeuille, también se utiliza de manera simbólica para aludir a aquello que sirve para atesorar o transportar algo.
Una inversión, por otro lado, es una operación que se lleva a cabo para sacar provecho de un activo financiero. A través de las inversiones, se usan los recursos estratégicamente con el objetivo de obtener ganancias en un determinado plazo.
Se llama portafolio de inversión o cartera de inversión, en este marco, a una combinación de activos. La persona decide invertir simultáneamente en diferentes activos, por lo general tanto de renta variable como de renta fija, y así crea su portafolio.
El portafolio de inversión brinda como principal ventaja la diversificación de los riesgos. Al no destinar el dinero a un único recurso, el sujeto no ata su suerte a una sola inversión y de este modo cuenta con más posibilidades de resistir eventuales resultados adversos.
De acuerdo a los expertos en finanzas, un portafolio de inversión debería desarrollarse con al menos cinco activos diferentes y con no más de doce. Las características de la cartera, de todas formas, dependerán del perfil del inversor y de su mayor o menor tolerancia al riesgo.
Un portafolio de inversiones puede contar con acciones, bonos, divisas y materias primas, por mencionar algunas opciones. Estos activos deben gestionarse con cuidado para concretar compras y ventas en el momento preciso, maximizando las ganancias y minimizando las pérdidas.
Existen muchos consejos para maximizar la rentabilidad de un portafolio de inversión, pero cada persona debe evaluar y probar los que se ajusten a sus necesidades hasta dar con los más adecuados. Uno de ellos, que suele citarse como el primer paso, consiste en determinar la asignación de activos ideal. Todo comienza con la evaluación de la propia situación financiera para diseñar un plan con los objetivos que deseamos alcanzar.
Algunos de los parámetros a tener en cuenta que recomiendan los expertos son los siguientes:
*: nuestra edad y el tiempo que será necesario para el crecimiento de nuestras inversiones;
*: la cantidad de capital que podemos invertir;
*: los ingresos que necesitaremos en el futuro.
Si bien cada uno conoce sus propias necesidades financieras, no es tan común que nos detengamos a evaluar cada detalle de nuestros ingresos y egresos; sin embargo, es ideal antes de encarar una actividad de este tipo. Una vez que hayamos estudiado nuestra situación a fondo y determinado nuestras metas, llega el momento de elaborar el portafolio.
Algunos de los pasos a seguir en esta etapa son la división de las acciones y los bonos, la clasificación de los diferentes activos y el análisis del potencial y la calidad de las inversiones que compramos. Antes de proceder a asignar una porción de capital en acciones debemos informarnos acerca de cuestiones tales como el sector, el mercado, la fluctuación de los precios y la situación de la empresa que nos interesa. Con respecto a los bonos, su tipo, calificación, fecha de vencimiento y tasa de interés general son algunos de los puntos fundamentales.
Llevar con éxito un portafolio de inversión no consiste simplemente en una sólida etapa de planeamiento, sino en un constante seguimiento. Debemos estar preparados para ajustar o cambiar nuestra estrategia a cada paso si vemos que los resultados no son los que esperábamos. En este punto entran en juego los impuestos sobre cada uno de nuestros movimientos, que muchas veces nos empujan a cambiar de decisión sobre la marcha para aumentar al máximo las ganancias. Se recomienda seguir publicaciones de analistas fiables para aprovechar sus investigaciones antes de tomar decisiones importantes.