Definición de porosidad
Se denomina porosidad a la condición de poroso: que presenta poros. Un poro, en tanto, es una abertura muy pequeña.
La porosidad es la propiedad de un material vinculada a los espacios vacíos de los que dispone en su superficie o estructura. El concepto, que alude a la medida y el tamaño de sus huecos, aparece en múltiples ámbitos, como la ingeniería, la metalurgia y la farmacia.
Por su porosidad, un material puede ser más o menos permeable. Esto se debe a que los poros le brindan una cierta capacidad para la absorción de fluidos.
La porosidad del suelo, en este marco, es muy importante para el desarrollo de la agricultura. El suelo cuenta con poros microscópicos y poros macroscópicos donde se alojan el agua y el aire; según el número de cada tipo de poros, exhibe diferentes cualidades. La fase líquida predomina por sobre la gaseosa, y su mayor variabilidad limita el espacio que ocupa esta última.
Un suelo arcilloso, por ejemplo, tiene una elevada cantidad de microporos, disponiendo de una alta capacidad para retener agua pero poca aeración. Un suelo arenoso, en cambio, se destaca por sus macroporos, lo cual favorece el paso del agua pero atenta contra la retención.
Para calcular la porosidad de un suelo dado debemos comparar el porcentaje de huecos que presenta con su volumen total; la fórmula es 100 x (1 – densidad aparente / densidad real). Esto nos lleva a entender que no podría existir la «porosidad total», ya que en tal caso no habría más que poros y, por lo tanto, no habría suelo. Los factores de los que depende esta propiedad son la actividad biológica, la estructura y la textura del suelo.
Por lo general, el grosor de los elementos de la textura es directamente proporcional al tamaño de los huecos que se forman entre ellos, aunque existen dos excepciones: que se vean obturados por los cementos coloidales o que las partículas más pequeñas se alojen en ellos. De todos modos, estas dos situaciones no son muy frecuentes, por lo cual la relación entre la textura y el tamaño de los poros se cumple casi siempre.
Con respecto a la materia orgánica, su contribución es notable en el aumento de la porosidad; por esta razón, los suelos coloidales son los que exhiben los valores más altos. La estructura tiene una influencia aún mayor, al punto de que en muchos casos baste conocer el valor de porosidad de un suelo para tener una idea de su estructura. De hecho, la porosidad se ve afectada por los mismos agentes capaces de destruir la estructura, como puede ser el apisonado.
Llega el momento de la actividad biológica y su influencia en la porosidad del suelo, un fenómeno que tiene lugar principalmente por medio de la microfauna. Si observamos un suelo con mucha actividad biológica, normalmente notaremos muchos canalículos junto a las huellas de las lombrices; estos son creados por los insectos y dan lugar al concepto de porosidad tubular.
La porosidad del cabello, por otro lado, se relaciona con la capacidad del pelo para la absorción y la conservación de la hidratación. Depende del estado de la cutícula, que es la capa externa de la fibra capilar.
Estas cutículas pueden verse afectadas por productos químicos (champús, tinturas, etc.) y por agentes físicos (los rayos del sol). Así, se modifica la manera en que logran mantener la hidratación del cabello.
La porosidad media es la ideal, ya que favorece el ingreso y la permanencia de la hidratación. En cambio, la porosidad baja hace que resulte difícil la entrada de la hidratación, mientras que la porosidad alta imposibilita la adecuada conservación de la misma.