Definición de parcela
Parcela procede del francés parcelle que, a su vez, tiene su origen en el latín particella. El término se utiliza para nombrar a una porción pequeña de terreno, que suele considerarse como sobrante de otra mayor que ha sido comprada, adjudicada o expropiada.
El concepto se utiliza en el ámbito del planeamiento urbanístico para referirse a la superficie de terreno que, legalmente conformada o dividida, actúa como soporte de aprovechamiento de acuerdo a las condiciones fijadas por la normativa vigente.
Es posible analizar la parcela desde distintas perspectivas. La superficie bruta es la porción original, de acuerdo a los datos que constan en el catastro, el registro de propiedad y las mediciones reales. La superficie neta, en cambio, es la parte que no se encuentra reservada para la ubicación de dotaciones urbanísticas públicas.
La parcela mínima es el área básica que debe tener una parcela para que las autoridades puedan autorizar los usos permitidos según el planeamiento urbano, mientras que las parcelas resultantes son aquellas formadas a partir del desarrollo de otras actuaciones.
Por ejemplo: “Mi abuelo planea dividir el terreno en varias parcelas para alquilárselas a distintos productores”, “Me compré una pequeña parcela en un barrio privado para construir una casa”.
En el lenguaje cotidiano, por último, una parcela es una parte pequeña de algunas cosas: “Domínguez tuvo una actuación bastante pobre ya que se limitó a recorrer sólo una pequeña parcela del campo de juego”.
Parcelación
Se conoce con el nombre de parcelación al procedimiento que consiste en dividir simultánea o sucesivamente un terreno en un mínimo de dos parcelas independientes entre sí, o bien en cuotas indivisas del mismo. A su vez, se puede hablar de parcelación urbanística, cuando se efectúa con el propósito, tanto expreso como implícito, de realizar en las parcelas una edificación total o parcial.
Para llevar a cabo cualquier tipo de división de un terreno es absolutamente necesario contar con una licencia urbanística, la cual se obtiene una vez que se verifica una serie de requisitos de las leyes urbanas.
El término enajenación hace alusión a la atribución del derecho a utilizar una o más porciones determinadas de un terreno, sin que exista la segregación o la división del mismo. Esto también puede desprenderse de un contrato que exprese tal derecho a sus participantes.
Parcelas urbanas
También conocidas como solares edificables, las parcelas urbanas son terrenos que cumplen con todos los requisitos básicos para la edificación y el posterior uso por parte de sus potenciales habitantes. Principalmente, se espera que estos reciban, como mínimo, los servicios adecuados de energía eléctrica y agua potable, que cuenten con sistemas de evacuación de aguas residuales y que se encuentren correctamente comunicados a través de carreteras en buen estado de conservación.
Sin embargo, las condiciones específicas para que una parcela pueda considerarse urbana varían de acuerdo a la legislación de cada región, incluso dentro de un mismo país, como ocurre con España y sus comunidades autónomas.
En algunos casos, por ejemplo, se exige que las carreteras que la conectan con el exterior no se encuentren sobre terrenos privados ni los atraviesen en ninguna parte del trayecto, y que hayan sido reconocidas como pertenecientes a la vía pública por las autoridades del planeamiento urbanístico. Además, en muchos casos no se aceptan caminos que no hayan sido completamente pavimentados, para asegurar la protección de los vehículos, y señalizados según la normativa local.
Con respecto al suministro de servicios tales como la electricidad y el agua, es importante señalar que no solo resultan necesarios para los futuros habitantes de una parcela destinada a la urbanización, sino que juegan un papel primordial durante la edificación.