Definición de pensamiento subjetivo
La noción de pensamiento alude a la capacidad y el efecto de pensar: desarrollar ideas, sacar conclusiones. Subjetivo, en tanto, es aquello vinculado al sujeto y a la manera de sentir y pensar del individuo.
El concepto de pensamiento subjetivo, en este marco, refiere a aquel que se relaciona con la percepción de una persona. Surge de las propias experiencias del sujeto, a diferencia del pensamiento objetivo, más asociado a una lógica abstracta.
De acuerdo a algunos filósofos y psicólogos, el pensamiento objetivo o lógico en ocasiones no se adapta a la complejidad de la realidad. Cuando el pensamiento objetivo no resulta práctico por su rigidez, aparece el pensamiento subjetivo, atado a las experiencias individuales.
El pensamiento subjetivo, en definitiva, depende de las vivencias y de las circunstancias individuales. Se trata de un juicio generado a partir de los sentimientos y las perspectivas propias: un mismo hecho puede producir múltiples interpretaciones; es decir, diferentes pensamientos subjetivos.
Si bien es correcto afirmar que el pensamiento subjetivo es limitado, ya que depende del mundo interior del sujeto, también podemos decir que la capacidad subjetiva de una sociedad es potencialmente infinita, algo que no ocurre con la objetividad. El pensamiento objetivo tiene como punto de referencia el objeto en sí mismo y no hace caso de la manera de sentir o pensar del sujeto; en teoría, a través de él todos los seres humanos podemos llegar a la misma conclusión con respecto a un tema dado.
En este punto se puede apreciar su naturaleza finita: no importa cuántos observadores se interesen por un objeto, ya que el pensamiento objetivo dará siempre el mismo resultado. En contraposición, el pensamiento subjetivo sí ofrece un número de posibilidades proporcional a la cantidad de observadores, ya que en un caso extremo cada uno de ellos tendría una visión diferente a la del resto.
Una de las particularidades de la subjetividad es que un punto de vista dado no siempre puede ser verificado por más de una persona; de hecho, en muchos casos es solamente el sujeto que lo señala quien encuentra en él un sentido racional. Tomando como ejemplo una situación cotidiana, podemos pensar en dos comentarios con respecto a un cantante: uno objetivo indica que «su extensión vocal es de dos octavas y una tercera menor»; uno subjetivo propone que «es el mejor vocalista del mundo».
El primer comentario probablemente surge de una observación objetiva, basada en las prácticas del cantante junto a otro instrumento, como ser un piano, gracias a cuya ayuda se puede medir el rango de su voz estableciendo las características aceptadas de las notas extremas: que mantengan la riqueza del timbre, que suenen afinadas, que pueda sostenerlas durante una cantidad de tiempo equis y que pueda articular palabras con ellas, por ejemplo. Sin embargo, el segundo parte de las emociones, de los gustos y ni siquiera expone una verdad fácil o siquiera posible de comprobar.
En este caso, el pensamiento objetivo parece más útil para juzgar la situación. Sin embargo, dado que el pensamiento subjetivo no se encuentra limitado a la lógica, muchas veces abre las puertas a descubrimientos revolucionarios por parte de quienes se atreven a ir más allá de los límites preestablecidos.
Es importante tener en cuenta que el pensamiento, la subjetividad y la objetividad, entre muchas otras expresiones, son analizadas desde hace siglos por la filosofía, la psicología, la sociología y otras ciencias. Numerosos intelectuales han dedicado libros y conferencias a este tipo de cuestiones que se caracterizan por tener múltiples aristas.
Por eso definir pensamiento subjetivo en pocas líneas es una tarea ardua y cuyo éxito siempre será relativo, debido a la gran cantidad de apreciaciones y visiones existentes. Para una comprensión cabal del concepto, lo mejor es investigar y estudiar a diversos autores para así conocer distintas perspectivas sobre este tema.