Definición de pavor

En el latín es donde encontramos el origen etimológico del término pavor. En concreto, deriva del cultismo “pavor, pavoris”, que puede traducirse como “espanto” o “terror”. Hay que exponer, además que esa palabra latina se formó a partir del verbo “pavere”, que significa “estar asustado”.

El pavor es la sensación que sufre una persona cuando está aterrorizada. El término se emplea como sinónimo de miedo o temor, por lo general si el individuo en cuestión está espantado o alterado con una situación. Por ejemplo: “El ingreso del enmascarado causó pavor entre los presentes”, “Cuando vi que el coche avanzaba a toda velocidad en nuestra dirección, sentí pavor”, “La explosión provocó pavor en el pueblo, aunque se registraron heridos”.

A partir del pavor, la persona sufre un cambio en su estado anímico. Dicha alteración se produce por la percepción de un potencial peligro o daño, que puede ser real o estar en la imaginación del sujeto. Lo que hace el pavor es situar a la persona en un estado de alerta, que puede servir como mecanismo de defensa.

No podemos olvidarnos de la existencia de lo que se conoce como pavor nocturno. Este es un trastorno del sueño que suelen experimentar los niños pequeños, en concreto de entre 3 a 12 años, y que hace que se despierten sudando, hiperventilando e incluso sufriendo taquicardía.

La elección del término pavor, temor, miedo, terror u otro semejante suele depender del contexto. La denominación más común para el estado de angustia de esta clase es miedo. El terror suele ser un miedo exacerbado, a diferencia del temor que es un miedo poco intenso. El pavor, en cambio, por lo general se asocia a algo repentino, que se experimenta de golpe y con gran intensidad.

Una persona, en este sentido, puede comentar que le tiene miedo a las ratas o a la oscuridad. Es probable que, si un día se despierta y de pronto encuentra una rata sobre su cama, sienta pavor por la situación. El pavor suele incluir reacciones como gritos, llantos y el intento de huir de aquello que lo provoca.

No podemos pasar por alto tampoco que existe una doctrina militar que precisamente está en relación con el término que nos encontramos abordando. Nos estamos refiriendo a la que lleva por nombre Shock y Pavor, llamada en inglés “Shock and Awe”, que tiene como objetivo conseguir destruir la voluntad de combatir del enemigo.

¿Cómo consigue ese propósito? A través de distintos recursos, destacando de modo especial lo que son las demostraciones de fuerza que resultan totalmente espectaculares o llevando a cabo maniobras que vienen a ser dominantes. De esta manera, lo que se logra no es sólo paralizar al rival, en cuanto a percepción de lo que está sucediendo en el campo de batalla, sino también la citada destrucción de su capacidad o voluntad para luchar.

Ejemplos de la aplicación de este tipo de doctrina militar se encuentran en importantes hechos históricos como el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki o incluso durante la invasión de Irak en el año 2003.

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