Definición de paso
Del latín passus, paso es un término con múltiples significados. El concepto puede referirse al movimiento de los pies al andar: “Cuando quise dar un paso al costado, tropecé y me golpeé la cara contra la maceta”, “Por favor, da un paso adelante así puedo barrer esta zona”.
Otros significados similares de la noción refieren a la distancia recorrida al andar, al movimiento seguido que permite avanzar a un ser animado y al modo o manera de andar: “Juan se compró un bar que está situado a pasos de la estación de tren”, “Al escuchar los pasos, el hombre salió a la puerta y se encontró con el ladrón”, “La Policía Federal impidió el paso de los manifestantes que pretendían protestar frente al Ministerio del Interior”.
El sonido de los pasos al andar es una figura que suele utilizarse en historias de terror, ya que puede generar ansiedad en quien los oye si no sabe de dónde proceden, especialmente si la escena es oscura o aparentemente desierta. Las posibilidades son muchas, ya que los pasos producen diferentes ruidos y sonidos dependiendo de las características del suelo: por lo general, las películas de suspenso recurren a las casas de madera con pisos en mal estado, ya que éstos crujen cuando alguien camina sobre ellos.
Por otro lado, los pasos no sólo brindan información del tipo de superficie sobre la cual se producen, sino también del estado de ánimo, de la edad, del peso corporal, de la especie, entre otras propiedades del sujeto. Pasos lentos y alargados pueden denotar cansancio o vejez; otros, dispares y muy rápidos, pueden ser producidos por un niño o un animal joven.
Paso también es el lugar por donde se pasa de una parte a otra: “Si quieres cruzar a Santa Isabel, te recomiendo usar el Paso del Cobre, ya que el camino se encuentra en mejores condiciones”, “El paso fronterizo fue cerrado por las fuertes tormentas”, “El gobierno anunció la reapertura del paso ferroviario”.
Los movimientos que se hacen en los bailes reciben el nombre de pasos: “Mi hijo aprendió el paso de Michael Jackson”, “La muchacha sorprendió al jurado con sus arriesgados pasos”.
Los avances sucesivos en un proceso pueden conocerse como pasos: “El primer paso es clasificar al Mundial: luego tendremos tiempo para analizar hasta dónde podemos llegar”, “No sé en qué paso me equivoqué, pero la receta me salió mal”, “Clavar los tornillos es el último paso antes de tener el mueble terminado”.
La organización de un proceso en pasos tiene diversos beneficios. En primer lugar, permite repetirlo exitosamente tantas veces como se desee, obteniendo el mismo resultado cada vez. Por otro lado, también ofrece la posibilidad de enseñarlo a otras personas, para que puedan reproducirlo por ellas mismas; esto ha sido clave para la educación y para la transmisión de conocimientos entre los seres humanos desde tiempos inmemoriales.
Al comunicar una idea estructurada en pasos, es más fácil explicarla y aprenderla, ya que esto abre las puertas a una exposición fraccionada del proceso: al conocer todos los pasos, la persona que asume el rol de maestro puede decidir impartir el contenido en varias sesiones, para que el alumno tenga más tiempo para asimilar cada parte.
Pero este tipo de organización del contenido no sólo es beneficioso para la divulgación, sino que también permite detectar fallos con más facilidad: si un proceso no arroja los resultados esperados, lo aconsejable es repetirlo pausadamente para encontrar el paso que provoca el error, y así poder corregirlo en forma aislada.
Desde nuestro nacimiento, aprendemos a reproducir un gran número de procesos, aunque por lo general no somos conscientes de los pasos que los componen; esto explica ciertos vicios en nuestra postura, en nuestra forma de caminar y de hablar, por ejemplo, los cuales pueden ser corregidos a través de una reeducación que nos muestre las partes independientes de dichas acciones.