Definición de parénquima
La noción de parénquima se utiliza tanto en la botánica como en la anatomía. El término proviene del latín científico parenchyma, a su vez derivado del griego parénchyma (que refiere a la “sustancia de los órganos”).
Dicha palabra griega se formó con el prefijo “para”, que puede traducirse como “al lado de”; el prefijo “en-”, que es sinónimo de “dentro”; el sustantivo “chymós”, que significa “líquido de origen biológico”; y el sufijo de acción “-ma”.
Para la botánica, el parénquima es el tejido de las plantas que está formado por células cúbicas o esféricas. Se trata del tejido que se encarga de llenar los espacios que dejan libres otras estructuras y órganos, permitiendo el desarrollo de un todo en continuado y asumiendo distintas tareas.
Es posible diferenciar entre distintos tipos de parénquimas vegetales. El parénquima clorofílico (también llamado parénquima clorofiliano o cloroénquima), presente en los tallos verdes y en las hojas, se encarga de la realización de la fotosíntesis. El parénquima de reserva, en tanto, permite el almacenamiento de nutrientes y otras sustancias útiles.
No obstante, hay otros dos tipos de parénquima vegetal. Nos estamos refiriendo a estos:
-Parénquima acuífero, cuyas células almacenan cierta cantidad de agua y que se caracterizan por ser grandes o tener paredes delgadas. De la misma manera, hay que indicar que aquel es propio de las plantas que se encuentran en climas secos.
-Parénquima aerífero, que es el tejido compuesto por espacios intercelulares que tienen un gran tamaño y que están vacíos.
Los tejidos conductores de la planta, por su parte, se encuentran protegidos por el parénquima vascular. También existe el parénquima de relleno, que ingresa en los espacios libres.
Para la anatomía, el parénquima es un tejido conjuntivo similar al parénquima vegetal. Por lo general el término alude específicamente al tejido que se encuentra en los órganos glandulares y que les permite a estas estructuras cumplir con sus funciones.
Este parénquima se encuentra conformado por un sistema de intercambio gaseoso y por un sistema de conducción de aire. Asimismo, hay que decir que también cuenta con fibras de colágeno y que puede ser víctima de distintas enfermedades. Entre ellas podemos destacar las siguientes: tumorales, infecciosas, obstructivas y restrictivas.
También tenemos que hablar del parénquima cerebral, que es el nombre que recibe el tejido funcional del cerebro que está compuesto fundamentalmente por dos tipos de células: las llamadas gliales y las neuronas. Aquel puede sufrir daños de diversa índole como puede ser el caso de las hemorragias.
Por supuesto, existen el parénquima hepático, que es el tejido funcional del hígado, y el parénquima renal, que es el tejido funcional del riñón. Este último hay que establecer que se compone de dos partes bien diferenciadas: la médula renal interna y la corteza renal externa.
El parénquima de los órganos animales, en definitiva, es el tejido funcional. Esta particularidad lo diferencia del estroma, tal como se llama al tejido de sostén o estructural. Tomemos el caso del parénquima pulmonar: es aquel tejido de los pulmones que se halla en los bronquiolos y en los alvéolos y que participa del intercambio gaseoso.