Definición de parálisis facial
En el ámbito médico se define parálisis facial a la pérdida absoluta del movimiento muscular voluntario de un lado del rostro humano.
El nervio facial, conocido también con el nombre de séptimo par craneano, es una estructura organizada por pares que se extiende por un conducto óseo estrecho (el canal de Falopio) del cráneo. En gran parte de su recorrido, este nervio está introducido en este canal.
Se trata de un nervio mixto (formado por fibras eferentes y motoras) y doble que se encuentra en la cara. Las personas contamos con dos nervios faciales, cada uno hace posible el movimiento de los músculos de cada lado y transporta impulsos nerviosos hacia las glándulas lagrimales, las glándulas salivares y los músculos del estribo. El nervio facial conduce además sensaciones del gusto que proceden de la lengua. Al manifestarse la parálisis facial, la función del nervio facial queda interrumpida.
La parálisis facial puede surgir como una consecuencia directa de un trauma de nacimiento, por un tumor cerebral (en estos casos, surge de manera lenta y se manifiesta con dolores de cabeza, convulsiones o pérdida de la audición) o por un accidente cerebrovascular (el ojo en el lado afectado se cierra y la frente se arruga).
Tipos de parálisis facial
Existen muchos nombres de parálisis facial, las causas de las mismas pueden ser varias. En el 70% de los casos la afección surge por razones desconocidas y se denomina frigore, o parálisis de Bell; en el 25% se da como consecuencia de alguna enfermedad o accidente cerebral, en estos casos de la llama parálisis facial traumática. El resto de los casos se deben a tumores, virus, infecciones auditivas o enfermedades en el organismo que afectan al nervio facial.
A su vez las parálisis faciales pueden ser centrales o periféricas, de acuerdo al grado de la lesión, a la zona que afecte y a cuáles hayan sido las causas que lo provocaron.
La parálisis de Bell es un mal que provoca una inflamación o trauma en el nervio facial. Se trata de un tipo de parálisis facial temporal.
La explicación científica de este problema es que se debe a una lesión provocada por la mala circulación de la sangre en el nervio facial o por una infección que se desarrolló en el mismo nervio, generalmente como causa de un virus. En casi todos los casos aparece de forma brusca y si se recibe un tratamiento adecuado, podrá haber recuperación (el 80% de los casos se rehabilitan completamente).
La parálisis facial traumática es causada por traumatismos externos consecuencia de accidentes de tráfico que afectaron a la cabeza, accidentes durante el parto, operaciones en la región del cerebro que no se realizaron correctamente o por heridas de arma blanca en esta misma región.
En el caso de la parálisis causada por herpes zóster (un virus peligroso), los síntomas que más se manifiestan son pérdida de audición y vértigos. Este tipo de parálisis recibe el nombre de síndrome de Ramsay-Hunt.
Fisioterapia en la parálisis facial
Uno de los tratamientos que se realizan para tratar la parálisis es a través de fisioterapia. Antes de comenzar con los ejercicios de cada sesión, el fisioterapeuta realiza un estudio exhaustivo de la motricidad de la cara para tener constancia de la evolución que se está obteniendo con el tratamiento; para ello pide al enfermo que responda a una serie de comandos que tienen como finalidad saber cómo están reaccionando sus músculos faciales.
De todos modos, antes de llegar a este punto es necesario que un médico especialista en neurología realice un diagnóstico para saber cuál es el tratamiento adecuado, de acuerdo al tipo de parálisis facial frente a la que se esté. Cuando el paciente ha sido debidamente analizado y se ha realizado un diagnóstico de su parálisis es cuando debe comenzarse con la fisioterapia.
Los ejercicios de la fisioterapia tienen como objetivo fundamental incentivar al paciente a comprometerse con el tratamiento, a trabajar duro siendo consciente de que posiblemente no vea avances hasta bastante después de comenzado dicho tratamiento. La motivación es fundamental y para ello se recomienda a los pacientes utilizar cuanto más puedan la región afectada, mascando chicle, hablando de forma articulatoria, etc.
Diagnóstico y tratamiento de la parálisis
Para diagnosticar esta parálisis deben analizarse minuciosamente los síntomas, que son: incapacidad de mover los músculos de una mitad del rostro, ya sea del lado derecho o del izquierdo (la mitad inamovible se muestra fláccida), deslizamiento de la boca hacia un lado y hacia abajo e imposibilidad de cerrar el ojo del lado afectado; falta de sensibilidad en el oído, de lágrimas, de saliva y de gusto en la mitad del rostro que se encuentra paralizado.
En lo que respecta al tratamiento, en ciertos casos de parálisis facial, se recomiendan esteroides y aciclovir. Cuando el ojo no puede ser cerrado de forma total, es necesario proteger la córnea contra la resequedad usando gotas o un gel oftálmico lubricante de prescripción médica.
Otros recursos empleados en el tratamiento es el suministro de corticoides, que evita que el nervio continúe deteriorándose; además, si las causas han sido un virus, debe desarrollarse un tratamiento para combatirlo y suministrar vitamina B que permitirá conseguir una sana rehabilitación del nervio.