Definición de parálisis

El concepto de parálisis proviene del latín paralysis, que a su vez deriva de un vocablo griego. Se trata de la falta o de la reducción del movimiento de alguna región corporal. El término también refiere a la suspensión de un proceso, una tarea o una función.

Por ejemplo: «El piloto sufre de parálisis como consecuencia del accidente», «El niño nació con parálisis cerebral y murió a las pocas horas», «La parálisis de la actividad económica es evidente».

Cuando existe una parálisis parcial o leve, se habla de paresia, que suele calificarse como una situación donde la musculatura está débil. La paresia es síntoma de varias enfermedades, como la esclerosis múltiple.

Entre las distintas formas de parálisis, puede mencionarse a aquellas que surgen por motivos neurológicos y que resultan sistemáticas. La paraplejía (una enfermedad que produce la parálisis de las extremidades inferiores del cuerpo), la hemiplejía (alteración motora que afecta a una mitad vertical del cuerpo) y la tetraplejía (producida por un problema en la médula espinal que genera la parálisis, ya sea parcial o total, de las extremidades).

Existen parálisis, por otra parte, que surgen por un trastorno que afecta a un nervio y que se califican como periféricas. En estos casos puede mencionarse a la parálisis del nervio mediano y a la parálisis radial

De la misma forma tampoco podemos pasar por alto el hablar de lo que se da en llamar parálisis de Bell. Esta se puede definir como un episodio en el que los músculos de uno de los dos lados de la cara se paraliza temporalmente como consecuencia de la inflamación y posterior compresión de los nervios de ese lado del rostro.

Varias son las causas que pueden dar lugar a que una persona sufra esta enfermedad, que puede hacer acto de presencia en cualquier persona y especialmente en adultos. Entre aquellas se encuentran desde una infección (gripe, herpes, mononucleosis…) hasta la enfermedad de Lyme que es una infección que transmiten las garrapatas.

Los síntomas más claramente determinantes que demuestran que una persona se está viendo afectada por la parálisis de Bell son los siguientes: dolor de cabeza, debilidad, sequedad o dificultad para mover un ojo, cambios notables en lo que es la producción de saliva, problemas a la hora de saborear los alimentos…

Reposo, tranquilidad, tiempo y algunos medicamentos para reducir la inflamación son las medidas que toman los médicos para conseguir que sus pacientes logren superar la citada clase de parálisis. Es importante subrayar que, aunque pueden asustarse un poco quienes la padecen, deben saber que se recuperarán de manera total en un periodo aproximado de entre uno a tres meses.

Para lograrlo en el menor tiempo posible deben llevar a cabo algunas sencillas tareas tales como descansar mucho y realizar una alimentación lo más equilibrada posible.

El mal de Parkinson, por su parte, suele mencionarse como una parálisis agitante. Esta enfermedad neurológica produce temblores, rigidez en los músculos y la incapacidad de realizar movimientos voluntarios con eficacia.

La parálisis cerebral, por último, es un trastorno de características permanentes que incide en el desarrollo psicomotor de la persona.

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