Definición de palurdo
La etimología de palurdo nos lleva al vocablo francés balourd, de acuerdo a lo indicado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario. Palurdo es un adjetivo que se emplea en sentido despectivo para aludir a un individuo bruto, tosco o iletrado.
Por ejemplo: “La empresa está en manos de un palurdo que toma siempre las peores decisiones”, “Solo un palurdo puede decir algo semejante”, “No tolero a los palurdos que pretenden discutir sobre cuestiones que desconocen por completo”.
Supongamos que un hombre intenta comunicarse por teléfono con alguien pero no puede hacerlo por algún tipo de problema con la señal. El sujeto, con la intención de solucionar el inconveniente, empieza a golpear el equipo contra el suelo. Otro individuo, al ver la situación, le señala a un amigo: “Mira ese palurdo cómo pretende arreglar su teléfono…”. Se trata de un comentario despreciativo que resulta ofensivo.
También se emplea la noción de palurdo o palurda con referencia a lo propio de aquel que es grosero o ignorante: “El científico estuvo más de una hora rebatiendo argumentos palurdos al término de su disertación”, “La justificación palurda que dio el acusado indignó a los familiares de la víctima”, “Hay ideologías palurdas que resultan peligrosas para la sociedad por sus posibles efectos”.
Tomemos el caso de un periodista que, luego de realizar un informe sobre la degradación ambiental de una playa caribeña, hace alusión al turismo palurdo que destruyó el ecosistema local. Los visitantes que dejan su basura sobre la arena, las construcciones levantadas a metros de la orilla sin ningún tipo de planeamiento y los barcos que ofrecen paseos pero no son controlados por las autoridades y contaminan con sus combustibles son mencionados por el reportero como responsables del problema.
Dado que se trata de un término usado generalmente en tono despectivo y en el habla cotidiana, un buen recurso para ampliar su definición es recurrir a sus sinónimos. En este caso podemos observar una lista en la cual también se presentan otros términos cuyo uso se limita a ciertas regiones de habla hispana y no siempre tiene las mismas connotaciones: cateto, paleto, ordinario, tosco, cerril, basto, patán, maleducado, zafio y rústico. Con respecto a sus antónimos, podemos citar los siguientes: culto, fino, cortés y exquisito.
El adjetivo cateto, que también se puede usar como sustantivo, tiene un significado despectivo en el habla cotidiana para hacer referencia a una persona pueblerina. Lamentablemente, nuestro idioma considera que un término que en principio designa a aquellos que han nacido en un pueblo o que viven en él sirve para ser usado como un insulto. Quizás lo más grave es que parte de la connotación negativa de este uso peyorativo hace referencia a características que o bien no deberían ser calificadas o tampoco encontramos en todos los individuos de igual procedencia.
Retomando su relación con palurdo, se trata de otra forma de describir a las personas que presentan ciertos rasgos en su personalidad que se asocian a la vida en el campo y, de forma absolutamente arbitraria y ofensiva, se consideran parte del conjunto de los malos modales o de una falta de refinamiento que la ciudad dejó atrás hace mucho tiempo.
No solo es grave que usemos un adjetivo como este para insultar a alguien, sino que lo opongamos a otro que en un primer momento tampoco define cuestiones cualitativas sino simplemente regionales o culturales. Decir palurdo, por lo tanto, es tomar aquellos rasgos que creemos pertenecen a las personas pueblerinas y convertirlos en defectos, a la vez que los oponemos directa o indirectamente a los rasgos de una persona de ciudad, los cuales también convertimos incorrectamente en virtudes.