Definición de oxitocina

En el griego es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término oxitocina que ahora nos ocupa. En concreto, deriva de palabras como “oxytókos”, que puede traducirse como “que fertiliza rápidamente”, u “oxytókion”, que es como se daba en llamar a la medicina que se encargaba de acelerar el parto.

Asimismo, podemos establecer que es el resultado de la suma de dos componentes léxicos del griego:
-El adjetivo “oxys”, que es sinónimo de “agudo”.
-El sustantivo “tokos”, que puede traducirse como “parto”.

La oxitocina es una hormona: el producto de la secreción de una glándula. En este caso, la responsable de la producción es la hipófisis, que se encuentra en la base del cráneo.

Todas las hormonas, al circular por el sistema circulatorio, se encargan de regular, inhibir o excitar la actividad de un sistema o de un órgano. La oxitocina tiene la función de estimular la contracción del útero y la secreción de leche en la mama.

Como se puede advertir, la oxitocina cumple con un rol muy importante en el parto y en la alimentación del bebé. Esta hormona contribuye al alumbramiento y luego fomenta la eyección de la leche de la glándula mamaria.

Para generar la liberación de la oxitocina, el organismo debe recibir estímulos, como la distensión del cuello uterino o la succión de los pezones. Este tipo de acciones desencadenan la secreción de la hormona.

Más allá de estas cuestiones, la oxitocina también incide en la conducta de distintos modos. Muchas veces se la nombra como la “hormona del amor”, ya que la sudoración y las palpitaciones que una persona suele registrar al sentirse enamorada se vinculan a la acción de esta sustancia.

De la misma manera, es habitual que también se hable de la oxitocina como la hormona de la felicidad. Y es que esa es la sensación que se tiene cuando aquella se libera al realizar ejercicio físico, al cantar, al abrazarse a un ser querido, al bailar o al cantar, por ejemplo.

Cabe destacar que también se llama oxitocina al medicamento que se elabora con esta hormona. Debido a que el tracto gastrointestinal la destruye, es necesario suministrarla como spray para ser aspirado o a través de inyecciones.

La oxitocina se emplea para inducir el parto y para colaborar con el descenso de la leche materna. En concreto, se considera que únicamente hay que inducir el parto inyectando a la paciente la oxitocina cuando sus contracciones no consiguen que se produzca la adecuada dilatación de lo que es el cuello uterino. No obstante, también se puede recurrir a esa inyección para inducir el alumbramiento cuando por otros motivos sea necesario actuar rápido en pro de la madre o incluso del bebé que va a nacer.

Entre los potenciales efectos secundarios en esos casos aparecen la hipertensión arterial, la taquicardia y las hemorragias postparto.

No obstante, otros efectos secundarios que tiene la mencionada oxitocina son las náuseas, los vómitos, la aparición de sarpullido, sensación de picazón e incluso puede producirse cierta dificultad para tragar o incluso para respirar.

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