Definición de osteoporosis

El término osteoporosis es una palabra que, etimológicamente hablando, tiene su origen en el griego. Y es que se encuentra conformada por tres vocablos de dicha lengua: osteon, que puede traducirse como “hueso”; poros, que es sinónimo de “poro”, y sis, que es equivalente a “formación”.

De esta manera, haciendo uso de esas tres partes claramente diferenciadas fue como el médico francés Jean Georges Chretien Frederic Martin Lobstein acuñó el término osteoporosis. Lo hizo en el periodo comprendido entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

La osteoporosis es la fragilidad de los huesos que se produce por una menor cantidad de sus componentes minerales, lo que se traduce en una disminución de su densidad. Una persona con osteoporosis suele tener problemas para absorber el calcio y ser propensa a las fracturas.

Las mujeres amenorreicas o postmenopaúsicas son las principales afectadas por la osteoporosis ya que tienen problemas hormonales y sufren una disminución del estrógeno. La malnutrición, la vida sedentaria y el consumo de alcohol, tabaco y cafeína también inciden en la aparición de osteoporosis.

Las estadísticas afirman que, entre las personas de más de 50 años, la osteoporosis afecta a una de cada tres mujeres y a uno de cada doce hombres. La osteoporosis, de esta forma, produce millones de fracturas al año.

Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar la existencia de varios tipos de esta enfermedad:

Primaria. También es conocida como senil o involutiva y se identifica por ser la más común. Dentro de la misma nos encontramos varias modalidades: Tipo I, que es la que se produce en individuos de entre 51 a 75 años; la Tipo II, que afecta a personas de más de 70 años; y finalmente la Idiopática, que es la que se produce en hombres y mujeres jóvenes sin que se conozca su causa.

Secundaria. En este caso, es la que se produce como consecuencia de una serie de causas tales como la intolerancia a la lactosa, el alcoholismo, las enfermedades de tipo genético, tumores, hipertiroidismo, insuficiencia renal crónica o falta de menstruación.

La densitometría ósea es la prueba médica que permite determinar la densidad mineral de los huesos y, de esta forma, diagnosticar la osteoporosis. Esta evaluación se realiza con rayos X, isótopos radiactivos o ultrasonido, que permiten tomar imágenes y obtener la cifra de la cantidad mineral ósea por superficie.

No obstante, además de esta prueba, el personal médico pertinente tendrá en cuenta otra serie de elementos a la hora de poder diagnosticar si una persona sufre o no de osteoporosis. En este caso, se encargará de acometer una exploración, una radiografía y un análisis sanguíneo.

La medicación (bisfosfonatos, teriparatida y ranelato de estroncio), el reemplazo hormonal, una dieta rica en calcio (presente en los productos lácteos) y vitamina D (pescados) y la realización habitual de ejercicios físicos forman parte de la prevención y el tratamiento de esta enfermedad.

Comenzar el día con un vaso de leche y una caminata puede ser una buena forma de prevenir la osteoporosis y de mantener un buen estado de salud a nivel general.

Definición siguiente →