Definición de ominoso
Ominoso es un término con origen etimológico en el latín ominōsus. Este adjetivo refiere a algo que resulta aborrecible, detestable o fortuito.
Algunos ejemplos donde aparece el concepto pueden ser: “Fue un hecho ominoso que nos causó grandes daños”, “En esta circunstancia ominosa, tenemos que ayudar a los vecinos más que nunca”, “Las cifras constituyen un dato ominoso para las autoridades de esta ciudad”, “No entiendo por qué te enojas conmigo, fue una causa ominosa que excede mis capacidades”.
La noción de ominoso suele utilizarse para nombrar a una cosa que resulta vergonzante. Si el presidente de un club menciona que la agresión que los simpatizantes de su equipo de fútbol propinaron a un jugador de un conjunto rival fue una “situación ominosa”, estará reflejando que dicho acontecimiento le provoca vergüenza como máximo responsable de la institución. A sí mismo, dejará en evidencia que las políticas del club no coinciden ni comparten bajo ningún concepto dicho comportamiento. De este modo, habrá pronunciado su repudio y marcado los límites de pensamiento del club al que representa.
En un sentido similar, una madre puede señalar a su hijo que vivió un “momento ominoso” cuando la directora de su escuela la llamó por teléfono para indicarle que el niño se había puesto a pelear de forma violenta con un compañero. Posiblemente, aprovechará la ocasión para recordarle a su hijo todas las veces que le resaltó la importancia de resolver los conflictos a través del diálogo.
En contraposición a este concepto, se dice que algo es atrayente cuando ofrece a quien lo experimenta una sensación de orgullo o de placer. Una buena nota de parte de un hijo para uno de sus padres puede generar una sensación totalmente opuesta a la frustración o la vergüenza.
La Década Ominosa de la historia española
En España, se conoce como Década Ominosa al periodo 1823-1833, que abarca el final del reino de Fernando VII, cuando se desató una dura represión a los opositores. En 1833, con su fallecimiento, comenzó la guerra civil que quedó en la historia como la Primera Guerra Carlista, impulsada por los seguidores de Carlos María Isidro de Borbón.
En este período se desarrolló una clara estrategia de la monarquía para perseguir el liberalismo en el país. La cual se vio signada por una gran represión caracterizada por la persecución sistemática a todos los liberales y el empleo de métodos de tortura que servían como amenazas para todos aquellos que desearan rebelarse y abrazar las ideas liberales.
En Europa estaba teniendo lugar la crisis del absolutismo; los diversos pueblos comenzaban a rebelarse frente a la autoridad intocable de los monarcas y muchos países estaban presenciando fuertes revueltas. Para evitar que el absolutismo se viniera a pique los monarcas de diversos países se reunieron para aunar fuerzas. Y Francia acudió en ayuda de Fernando VII. No obstante, la rebeldía había alcanzado una fuerza nunca antes presenciada y el fin de aquella crisis fue una guerra impulsada por los liberales que se conoce bajo el nombre de Primera Guerra Carlista: posiblemente una contienda que marcaría una abertura en la historia de la monarquía en Europa y que daría pie a futuras rebeliones contra los regímenes monárquicos.
Dentro de esta revuelta Fernando VII es secuestrado y retenido en Cádiz donde no será liberado sino hasta firmar un compromiso de su parte respecto a las ideas liberales. Le devolverán el poder pero tendrá que aceptar y respetar las leyes liberales. El final de esa guerra fue la restitución al poder de Fernando VII quien volverá a instaurar un gobierno absolutista, aunque cumplirá su tratado con el grupo liberal. Así termina la Década Ominosa, con el regreso de la paz y la calma.