Definición de molinismo

El molinismo es el nombre con el cual se conoce a la doctrina elaborada por Luis Molina. Este jesuita y teólogo español, nacido en 1535 y fallecido en 1600, reflexionó acerca del vínculo entre la divina providencia y el libre albedrío del ser humano.

Reconciliación de teorías

Se conoce como divina providencia a la gracia de Dios que le permite al Supremo crear y modificar las condiciones de vida del ser humano para guiarlo hacia la salvación. La idea de libre albedrío, en tanto, alude a la facultad de accionar de las personas según la propia voluntad.

El molinismo pretende reconciliar la divina providencia con el libre albedrío


Como se puede apreciar, es posible detectar una contradicción entre la potestad de Dios de intervenir en la existencia de los sujetos y la capacidad de los individuos de actuar de acuerdo a sus elecciones. El molinismo, en este marco, propone una teoría para que ambas posiciones puedan convivir en armonía.

Propuestas del molinismo

De acuerdo al molinismo, Dios sabe todo lo que ocurre y lo que sucederá. Por eso conoce cómo obrarían los seres humanos frente a cualquier tipo de circunstancia. De esta manera, el libre albedrío y sus efectos no escaparían al conocimiento ni al plan de Dios.

El molinismo parte del supuesto de que Dios analiza la totalidad de los mundos posibles antes de proceder a la creación de las cosas. Dicha contemplación la realiza a través de su conocimiento medio o scientia media. Finalmente Dios elige crear el mundo que considera más adecuado o satisfactorio.

Es importante mencionar que la doctrina contempla situaciones hipotéticas que escapan al control divino. Esta particularidad lleva a Dios a seleccionar el desarrollo del mejor mundo posible entre todas las alternativas que emanan de las situaciones hipotéticas en cuestión.

Críticas

Así, en definitiva, no habría enfrentamiento entre la libertad del ser humano para actuar según su voluntad y la soberanía divina en la creación de la realidad. El molinismo, de todas formas, es criticado desde diversas posturas filosóficas y religiosas que marcan inconsistencias.

Uno de los puntos que más se discuten entre quienes critican el molinismo y los propios molinestas es que esta teoría parece reducir la soberanía de Dios a un mero concepto, en lugar de reconocer su absoluta influencia sobre todas sus creaciones. Si bien nuestro libre albedrío se justifica mediante el hecho de que Dios conozca todas nuestras potenciales decisiones, el hecho de que también nos permita pecar pone en duda su influencia.

Forma original

El molinismo se opone a la herejía de los reformadores, de acuerdo con los cuales tanto los pecadores como los justos han perdido su libre albedrío. Sostiene con firmeza y defiende los puntos doctrinales del Concilio de Trento, desarrollado a mediados del siglo XVI, del cual se desprenden las siguientes dos afirmaciones:

* el pecado original no anula el libre albedrío;
* esta libertad se mantiene inalterada gracias a la influencia de la divina providencia.

Que Dios permita los pecados suscita dudas en la integridad del molinismo


Otro de los aspectos de la primera forma del molinismo trata acerca de nuestra supuesta superioridad con respecto al resto de las especies. Sostenía que los animales no tienen libre albedrío, sino que este don lo recibimos nosotros de manera exclusiva y que si nos lo negaran, entonces nuestra especie descendería de categoría.

En la búsqueda de reconciliar la relación entre la divina providencia y el libre albedrío, Luis Molina llegó a la conclusión de que Dios y el ser humano «colaboran». Claro que esto no debe interpretarse como que ambos están al mismo nivel o que el hombre influye en las decisiones de su Padre o las condiciona de alguna manera. La divina providencia actúa en primer lugar, con sus poderes sobrenaturales, transformándolos en la energía vital de nuestra voluntad, y luego nos acompaña en nuestro ejercicio de la libertad que ella misma nos ha brindado.

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